Un preludio africano del Holocausto
Berl¨ªn devuelve a Namibia 20 cr¨¢neos de los pueblos herero y nama, masacrados por Alemania a principios del siglo XX
Dos cr¨¢neos mondos presid¨ªan la ceremonia en sendas urnas transparentes. Banderas de Namibia cubr¨ªan los otros 18, dispuestos en cajas de cart¨®n gris. Son los restos de 20 hereros y namas (grupos ¨¦tnicos del sur de ?frica) muertos en las guerras coloniales que, enviados hace 100 a?os a Berl¨ªn como piezas de museo para su estudio antropol¨®gico y "racial", regresan ahora a Namibia. Recibir¨¢n sepultura tras un siglo conservados en cajones a miles de kil¨®metros del lugar donde murieron. El viernes, la ceremonia p¨²blica de entrega en la cl¨ªnica berlinesa Charit¨¦ se convirti¨® en un acto de protesta contra el olvido alem¨¢n del primer genocidio del siglo XX.
La secretaria de Estado de Exteriores Claudia Pieper represent¨® al Gobierno en el auditorio de la cl¨ªnica. La delegaci¨®n africana inclu¨ªa 60 funcionarios y representantes tribales. La presid¨ªa el ministro de Cultura Kazenambo Kazenambo, que es herero. Ante los africanos y muy cerca de la fila de cr¨¢neos que la Charit¨¦ devolvi¨® a Namibia, el discurso de Pieper evit¨® delicadamente dos palabras clave: "genocidio" y "perd¨®n". Porque tanto el reconocimiento p¨²blico del genocidio como la petici¨®n oficial de perd¨®n podr¨ªan acarrear el pago de reparaciones a los herero que sobrevivieron.
Unas 20 personas del abarrotado auditorio levantaban folios impresos pidiendo que Alemania se disculpe y que compense a los descendientes de las v¨ªctimas. Seg¨²n avanzaba el mon¨®tono discurso de Pieper, los ¨¢nimos de los cr¨ªticos se caldeaban. Empezaron a abuchearla coreando protestas, hasta que ella les record¨® "la libertad de expresi¨®n que rige en Alemania" y les sugiri¨® que esperaran al final antes de juzgar el discurso. Acab¨® sin mayores interrupciones y sin palabras de disculpa oficial. Su propuesta de "reconciliaci¨®n" levant¨® una nueva tanda de abucheos.
Cuando los delegados africanos se bajaban al estrado, Pieper dio media vuelta y se fue por la puerta trasera. Dejaba as¨ª plantados al Ministro de Cultura namibio y a decenas de representantes herero y nama venidos de ?frica con sus uniformes y sus trajes tradicionales. Tras la ceremonia, la funcionaria namibia Esther Moombalah-Goagoses explic¨® a este peri¨®dico que "la entrega de los restos es lo m¨ªnimo que pod¨ªa hacer Alemania". Goagoses no es herero, as¨ª que no llevaba el vestido ni el sombrero tradicionales de este grupo. Con un vestido ancho rosa p¨¢lido y un pa?uelo del mismo color en el pelo, la delegada del ministerio namibio de Cultura expres¨® su agradecimiento a la Charit¨¦, pero dijo entender las protestas contra el Gobierno alem¨¢n. Mientras hablaba en los pasillos traseros de la sala de conferencias, encargados de la Charit¨¦ y representantes namibios iban metiendo los cr¨¢neos en cajas para su transporte.
De los entre 80.000 y 100.000 hereros que en 1904 se rebelaron contra la invasi¨®n y el expolio alemanes, solo 15.000 segu¨ªan vivos en 1911. Murieron tambi¨¦n 10.000 namas. Los m¨¢s afortunados cayeron bajo las balas de las ametralladoras alemanas. Otros miles murieron por el envenenamiento del agua potable perpetrado por las Tropas de Protecci¨®n imperiales. Otros perecieron de hambre en los campos de concentraci¨®n o achicharrados en el desierto que los alemanes les imped¨ªan abandonar. El teniente general Lothar von Trotha, encargado de aniquilar a los herero en la despectivamente llamada "guerra de los hotentotes", explic¨® una vez su m¨¦todo: "aniquilo las tribus rebeldes en torrentes de sangre".
Para mayor escarnio de las v¨ªctimas, los cient¨ªficos de la ¨¦poca importaban cabezas para su estudio "racial". Las que devolvi¨® la Charit¨¦ el viernes llegaron con piel y m¨²sculos en tarros de formol. Cuentan los namibios que muchas otras ven¨ªan ya limpias, porque los soldados obligaban a las mujeres a hervir cabezas para descarnar el hueso con esquirlas de cristal. Algunos cr¨¢neos proceden directamente de la profanaci¨®n de tumbas.
Todav¨ªa con uno de los carteles de "Reparaciones ya" en la mano, Joshua Kwesi Aikins se dec¨ªa el viernes "perplejo" por la precipitada salida de la Secretaria de Estado. Para el polit¨®logo, la recepci¨®n alemana a la delegaci¨®n namibia hab¨ªa sido "del todo indigna, un grave desprecio institucional" al Gobierno de la antigua colonia africana y a los hechos luctuosos que causaron la visita de la delegaci¨®n. Aikins, que es alem¨¢n, sonre¨ªa entre incr¨¦dulo e indignado: "una Secretaria de Estado que se larga sin despedirse de un Ministro extranjero, qu¨¦ verg¨¹enza." Abajo, los jefes tribales herero y nama rend¨ªan en sus vistosos uniformes homenaje militar a los restos en las cajas. Representantes de la Charit¨¦ doblaron las banderas namibias.
Alemania ha reconocido la casi aniquilaci¨®n de los herero, pero no ha pedido disculpas oficiales. Durante esta visita, el Gobierno ha reiterado su "reconocimiento de la responsabilidad hist¨®rica y moral" de Alemania. Son las mismas palabras usadas en 2004 por la entonces ministra de Cooperaci¨®n Heidemarie Wieczorek-Zeul.
Se cree que hasta 3.000 cr¨¢neos herero siguen dispersos en museos y universidades alemanas. Claudia Peter, de la Charit¨¦, reconoc¨ªa el viernes la "verg¨¹enza" de aquella ciencia que importaba cr¨¢neos de personas masacradas como si fueran trofeos. Una vez en Alemania, los restos serv¨ªan para "ilustrar tesis racistas". Este componente cient¨ªfico del genocidio herero, as¨ª como su vocaci¨®n de exterminio absoluto y el modo sistem¨¢tico en que se llev¨® a cabo, permiten interpretarlo como un preludio africano del Holocausto.
Babelia
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