Cattelan flota en el Guggenheim
El museo neoyorquino expone una retrospectiva del pol¨¦mico artista
Una retrospectiva poco ortodoxa para un artista pol¨¦mico, tan admirado como denostado y en ¨²ltima instancia, inclasificable excepto para el mercado del arte, donde cotiza muy bien. Maurizio Cattelan: All (Todo), la muestra que se ha inaugurado hoy en el museo Guggenheim de Nueva York, es uno de esos eventos a caballo entre el arte y el espect¨¢culo que caracterizan la puesta en escena de esta instituci¨®n. En este caso, el hueco de la c¨¦lebre rotonda del edificio concebido por Frank Lloyd Wright se ha convertido en el contenedor de toda la obra de Cattelan, que si habitualmente impacta en funci¨®n del contexto en el que se presenta, aqu¨ª conmociona visualmente al mostrarse en su integridad suspendida en el aire.
La rampa que habitualmente sirve como espacio expositivo est¨¢ vac¨ªa y las 130 obras incluidas en esta muestra, (la pr¨¢ctica totalidad de los 22 a?os de vida art¨ªstica de este italiano nacido en 1960) cuelgan a diferentes alturas de un complejo entramado de cuerdas y tramoyas. Se crea as¨ª un entretenido puzzle en el que los fans del artista reconocer¨¢n y sonreir¨¢n al redescubrir sus obras m¨¢s c¨¦lebres, mientras que los no convertidos tendr¨¢n m¨¢s dificultades para encontrarle un sentido m¨¢s all¨¢ del puro impacto visual. Quiz¨¢s la mejor prueba de esta extra?a dicotom¨ªa es que antes de presentar la exposici¨®n ante la prensa, la comisaria Nancy Spector dio una breve charla con diapositivas en la que explic¨® el sentido de la obra de Cattelan y se par¨® a explicar con detalle acad¨¦mico el significado con el que el artista concibi¨® algunas de sus piezas, algo a lo que sin embargo no tendr¨¢n acceso quienes acudan a ver la muestra (a menos que se compren la aplicaci¨®n para el iPhone con la explicaci¨®n de cada obra a 4 d¨®lares o el cat¨¢logo, a 45).
Pero seg¨²n cont¨® Spector, el propio artista fue quien se neg¨® a escribir los t¨ªtulos de las obras y sus explicaciones en la muestra, de forma que ¨¦stas pudieran adquirir en el Guggenheim un significado nuevo, alejado de jerarqu¨ªas y con el aire igualitario "de los chorizos que cuelgan en la carnicer¨ªa" en palabras de Cattelan. Pero es dif¨ªcil que obras concebidas con una dimensi¨®n pol¨ªtica como L.O.V.E, -una mano gigante con el dedo anular levantado y colocada frente a la bolsa de Mil¨¢n en 2010- adquiera, suspendido en el Guggenheim, la fuerza de esa escultura. O que la reproducci¨®n en cera de Hitler titulada Him tenga el mismo efecto emocional aqu¨ª que cuando se mostraba en una gran sala vac¨ªa y oscura en la que se entraba por detr¨¢s y uno cre¨ªa ver a un ni?o rezando arrodillado para despu¨¦s descubrir el rostro del dictador. Y el sentido de obras como Stadium, para la que cre¨® un equipo de f¨²tbol de italianos de raza negra como forma de atacar el racismo en su pa¨ªs, se pierden aqu¨ª por completo.
Lo que parece innegable es que la exposici¨®n tiene mucho de espect¨¢culo puesto que a medida que uno avanza por la rampa va descubriendo piezas que no es posible ver desde todos los ¨¢ngulos y que aparecen por sorpresa como si fueran nuevos actores sobre un escenario. Algunas de ellas, como los perros disecados que duermen sobre sillas o las diferentes camillas con muertos que penden a diferentes niveles de esta gran menestra art¨ªstica son, cuando menos, inquietantes. Frank y Jaime, dos polic¨ªas colgados boca abajo que Cattelan cre¨® para criticar el Nueva York post 11-S aqu¨ª resultan algo m¨¢s c¨®micos que en la instalaci¨®n original frente a una pared, mientras que la ardilla que se suicida en Bidibidobidiboo no pierde fuerza.
Cuatro claves
Irreverencia, cultura como espect¨¢culo, preocupaci¨®n social y dimensi¨®n pol¨ªtica han sido cuatro de las claves que han marcado la producci¨®n de este artista en cuya obra tambi¨¦n hay visos claros de influencias publicitarias y que coincidiendo con esta exposici¨®n vuelve a dar un giro de tuerca anunciando adem¨¢s que se retira del mundo del arte. "No sabemos muy bien lo que eso significa en palabras de Cattelan" comentaba Spector durante la presentaci¨®n. De momento lo ¨²nico que se sabe es que este artista, cuya iron¨ªa duchampiana le llev¨® hace a?os a convocar un premio entre artistas que consist¨ªa en que un creador renunciara a exponer durante un a?o a cambio de 100.000 d¨®lares, (no convenci¨® a ninguno y se gast¨® el dinero ¨¦l mismo en mudarse a Nueva York) seguir¨¢ trabajando en la revista Toilet Paper, su veh¨ªculo de expresi¨®n desde hace ya un a?o. Su futuro parece flotar en el aire, como lo hace ahora su obra.
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