La moda busca otra ¡®energ¨ªa masculina¡¯ en Par¨ªs
Las colecciones para el pr¨®ximo oto?o-invierno en las pasarelas de la ciudad francesa muestran las tendencias retrofuturistas de Pharrell Williams y Nigo en Louis Vuitton, el aire sosegado y po¨¦tico en IM Men o la propuesta alejada del ¡®normcore¡¯ de Rick Owens
Los desfiles de moda de hombre de oto?o-invierno 2025 en Par¨ªs empezaron el pasado martes 21 de enero con un buen golpe de grandeur: la colecci¨®n masculina de Louis Vuitton, mostrada ante mil invitados (entre ellos, los actores Bradley Cooper o Adrien Brody y el cantante J Balvin) en una enorme estructura esf¨¦rica colocada en medio del patio del Louvre. En el centro del donut tocaba una orquesta en directo, en el per¨ªmetro estaban las gradas y, entre las dos, una largu¨ªsima pasarela por la que desfil¨® una expansiva colecci¨®n dise?ada al alim¨®n por Pharrell Williams, el m¨²sico estadounidense que lidera la moda masculina de la maison, y su amigo y colaborador el dise?ador japon¨¦s Nigo. ¡°Esta colaboraci¨®n es la manifestaci¨®n art¨ªstica de una amistad para toda la vida. Se nutre del completo archivo de ropa de trabajo del siglo XX que Nigo ha acumulado, y de la herencia de ambos dise?adores en el streetwear¡±, explicaba la nota de prensa, que sumaba a la ecuaci¨®n el dandismo y la artesan¨ªa tradicional japonesa.
En la pr¨¢ctica, la colecci¨®n de Pharrell Williams y Nigo es el lujo entendido como una tienda de golosinas: hab¨ªa declinaciones de la humilde chaqueta de trabajo, pero tambi¨¦n rebecas de punto rosas con apliques enjoyados, trajes a?os setenta, parkas con el cl¨¢sico monograma LV y capucha de falso leopardo, beisboleras, cinturones con el logo de la casa en p¨ªxeles de strass, conjuntos militares de camuflaje, vaqueros con barrocos remiendos, monos como de los primeros d¨ªas del hip hop y zapatillas tama?o yeti. Como creativos, ambos comparten cierto hedonismo retrofuturista, pero no gozan de la misma suerte: el primero ha encontrado la horma de su zapato en Vuitton, una marca estratosf¨¦rica que es antes un icono pop que una firma al uso, y el segundo lleva tres a?os intentando levantar Kenzo. Pharrell llama a Nigo GOAT (el m¨¢s grande de todos los tiempos). La visibilidad que le otorga con esta colaboraci¨®n es un raro gesto p¨²blico de apoyo en este negocio.
Al d¨ªa siguiente, no muy lejos ¡ªpero en cierto modo en las ant¨ªpodas¡ª, el ingl¨¦s Paul Smith mostr¨® su nueva colecci¨®n en una sala pintada de blanco ante una reducida audiencia comprimida en pocas bancadas. ¡°Abr¨ª mi primera tienda en 1970. Ten¨ªa tres metros cuadrados y hoy seguimos siendo una firma independiente¡±, dijo con orgullo a modo de presentaci¨®n, y pas¨® a detallar su propuesta prenda a prenda, sin escatimar ni en chistes ni en detalles t¨¦cnicos, sobre modelos que iban pasando en peque?os grupos. Como siempre, la ropa era un sutil juego de contrarios y peque?os giros, como pantalones altos con jers¨¦is cortos, o camisa y corbata de rayas con traje de cuadros de pata de gallo ligeramente descoordinados. Buena parte de la propuesta estaba dedicada a su padre, Harold, fot¨®grafo aficionado y fundador del Bristol Camera Club: su firma decoraba el forro de algunas chaquetas, sus garabatos estaban bordados en un jersey y dos de sus fotos, reinterpretadas mediante impresi¨®n digital, eran el estampado de dos vivas camisas en azul y naranja. A sus 78 a?os, tanto Smith como la ropa que dise?a conservan la frescura y los pies en la tierra. Uno podr¨ªa haber salido vestido con cualquier cosa de aquella presentaci¨®n.
Propuestas realistas como la de Fursac, que desfil¨® con sus cl¨¢sicos con sabor vintage por primera vez este viernes, cobran relevancia en una ciudad con un tr¨¢fico tan terrible que hasta los famosos van en bicicleta. Es un momento de autocr¨ªtica para la industria del lujo. Los a?os de crecimiento pospand¨¦mico han cabalgado sobre llamativas subidas de precios y sobre una sobreexposici¨®n que han terminado alienando, o saturando, a buena parte de su clientela. Tambi¨¦n influye el cambio de ciclo. Agotada la moda estrafalaria hecha para viralizarse, vuelve la b¨²squeda de las esencias. Una de las noticias m¨¢s comentada estos d¨ªas (aparte de las im¨¢genes de los Arnault, due?os de LVMH, en la toma de posesi¨®n de Donald Trump) fue que Lemaire, una firma peque?a que lleva a?os proponiendo elegancia tranquila y precios relativamente razonables, haya superado los 100 millones de euros de facturaci¨®n. La influencia de esta casa francesa, que present¨® su colecci¨®n el mi¨¦rcoles pero no requiri¨® a este peri¨®dico para el desfile, es palpable en firmas como AMI, otra pionera del lujo accesible. No hab¨ªa ni jolgorio ni vaqueros en el desfile de la firma que Alexandre Mattiussi fund¨® en 2011, hoy propiedad del fondo Sequoia Capital China. En su lugar, el dise?ador franc¨¦s propone amplias camisas largas o pantalones y americanas ligeramente oversize. Elegancia sosegada, entre oficinesca y conceptual, para elevar el d¨ªa a d¨ªa.
Se habla de la vuelta del normcore ¡ªropa corriente reinterpretada por las firmas de moda¡ª y se habla de postlujo. Independientemente de la terminolog¨ªa, hay un aire sosegado y po¨¦tico en IM Men, la firma con la que Issey Miyake debut¨® en Par¨ªs la ma?ana del jueves: una bell¨ªsima colecci¨®n en colores s¨®lidos, llena de vol¨²menes y superposiciones y que hablaba de las posibilidades de un trozo de tela. El deseable desfile de Auralee apuntaba a la vuelta de unos b¨¢sicos que lindan con el minimalismo. E incluso los trajes amplios y mullidos de Louis Gabriel Nouchi subrayan este momento de repliegue de la moda, aunque su casting diverso y de f¨ªsicos contundentes, y su energ¨ªa desinhibida y sexual, segu¨ªan intactos.
Lo normcore no afecta a Rick Owens, el estadounidense que cada temporada toma el Palais de Tokyo de Par¨ªs con su ej¨¦rcito de modelos alt¨ªsimos subidos a alt¨ªsimas plataformas con tac¨®n de plexigl¨¢s, y vestidos con retadoras creaciones entre lo tribal y lo alien¨ªgena. El incorruptible Owens, que lleva 31 a?os en el negocio, tiene prestigio, credibilidad y una numerosa corte de fans que van a sus desfiles vestidos de la firma de pies a cabeza (es una experiencia verlos ir al ba?o). La colecci¨®n presentada el jueves no defraud¨®: los pantalones, ajustados y baj¨ªsimos de cintura, contrastaban con botas aparatosas y boleros muy cortos con grandes hombreras. Hab¨ªa cinchas y mosquetones y texturas interesantes, como un cuero troquelado en tres dimensiones que creaba un efecto entre el origami y el puercoesp¨ªn.
La semana de la moda masculina de Par¨ªs ha estado enrarecida por las ausencias de Loewe, Givenchy y Dries Van Noten, que hizo una peque?a presentaci¨®n de la primera colecci¨®n dise?ada por Julian Klausner: una andr¨®gina propuesta de ¡°elegancia de otra era¡± a base de prendas de rom¨¢ntico historicismo. En una l¨ªnea parecida, pero mucho m¨¢s lujosa, Dior, liderada por el brit¨¢nico Kim Jones, coron¨® el viernes con una impecable colecci¨®n inspirada en la alta costura de monsieur Dior. Chaquetas rosa p¨¢lido con un lazo en la espalda, faldas negras como de retrato de John Singer Sargent o trajes-kimono con volumen y bordados importaban al universo masculino ideas que Christian Dior acu?¨® en sus colecciones para mujer en la posguerra, pero sin caer en el cabaret. El final, con los modelos bajando una escalinata blanca y las prendas en movimiento, cosech¨® un largo y sincero aplauso. Claro que el talento de Jones para aportarle al hombre esa necesaria dosis de fantas¨ªa no es novedad: este mismo viernes ha sido condecorado con la Legi¨®n de Honor Francesa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.