Optimismo y energ¨ªa en el concierto de A?o Nuevo
El director let¨®n Mariss Jansons dirige con brillantez a la Filarm¨®nica de Viena en un memorable recital seguido por 45 millones de espectadores
En 73 pa¨ªses de todos los continentes, 45 millones de personas han podido apreciar hoy uno de los m¨¢s redondos conciertos de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena, brindado por la batuta del director let¨®n Mariss Jansons como un ant¨ªdoto contra todas las preocupaciones vaticinadas para 2012. Seg¨²n Jansons, esta m¨²sica transmite una "energ¨ªa positiva inmensa". Las cr¨ªticas publicadas a todo correr en la prensa vienesa son puro elogio al maestro: se habla de uno de los conciertos m¨¢s memorables, de su intensa levedad, su equilibrio inteligente, su dulzura sin empalago, su sutileza profunda.
El concierto que se repite a?o tras a?o desde 1939 trae siempre mensajes de paz. Si esta vez comenz¨® con la Marcha patri¨®tica que los hermanos Josef y Johann Strauss compusieron para celebrar el ataque del iImperio Austroh¨²ngaro a las tropas de Piamonte y Cerde?a, no fue por voluntad belicosa sino todo lo contrario, para recordar la fiera enemistad que reinaba entre las naciones en el pasado. Es una se?al de advertencia ante el creciente escepticismo contra la Uni¨®n Europea, seg¨²n el violinista Clemens Hellsberg, presidente de la Filarm¨®nica de Viena.
Jansons ya dej¨® embelesada a la orquesta en 2006, cuando dirigi¨® por primera vez el m¨ªtico concierto. Esta vez, los filarm¨®nicos le demostraron su admiraci¨®n dedic¨¢ndole un programa hecho a su medida. Hijo de un director de orquesta y de una cantante jud¨ªa, Jansons naci¨® en 1943 en Riga en un escondite, al abrigo de la persecuci¨®n nazi, y luego la familia emigr¨® a Leningrado. El m¨²sico, que perfeccion¨® sus estudios en Viena, vive actualmente en San Petersburgo. En alusi¨®n a su lugar de residencia, se incluyeron en el concierto varios valses que los Strauss estrenaron en su ¨¦poca en San Petersburgo, as¨ª como el vals y el panorama de la ¨®pera La bella durmiente de Chaikovski.
El repertorio hizo tambi¨¦n alusi¨®n a temas de la agenda del nuevo a?o: la presidencia danesa de la Uni¨®n Europea recibi¨® como saludo el Ferrocarril a vapor del dan¨¦s Hans Christian Lumbye (1810-1874); Londres, sede de los Juegos Ol¨ªmpicos, fue aludida con el Albion de Johann Strauss, mientras que el ballet retransmitido en directo por televisi¨®n al comp¨¢s del vals del Danubio azul jug¨® con el famoso cuadro El beso, de Gustav Klimt, para anunciar las celebraciones de los 150 a?os del nacimiento del pintor modernista austriaco, al que se dedicar¨¢n numerosas exposiciones. Las coreograf¨ªas del milan¨¦s Davide Bombana huyeron del kitsch predominante en a?os anteriores. Bombana supo dar una visi¨®n distante y un tanto cr¨ªtica de la nostalgia por el pasado imperial present¨¢ndola como sencilla fantas¨ªa juguetona.
Gracias al virtuosismo de la Filarm¨®nica de Viena, sumado a la sensibilidad y precisi¨®n de Mariss Jansons, los valses de la dinast¨ªa de Strauss, polcas y otras piezas musicales sedujeron por su vitalidad y gracia et¨¦rea. Parec¨ªa que nunca tocaban tierra.
Para terminar, al inevitable Danubio azul, el m¨¢s conocido de los valses, sigui¨® el animado fin de fiesta, cuando Jansons dirigi¨® las palmas del p¨²blico durante la en¨¦rgica Marcha Radetzky, que acab¨® desembocando en enardecidos aplausos.
Aniversario
Por primera vez, para la retransmisi¨®n se utiliz¨® una c¨¢mara de v¨ªdeo colgante en perpetuo movimiento, lo que puso de relieve esta impresi¨®n de levitaci¨®n y otorg¨® protagonismo a la arquitectura y ornamentos de la Sala Dorada del Musikverein. Un anticipo de la conmemoraci¨®n de 200 a?os de la fundaci¨®n de la Sociedad de M¨²sica de Viena, creada en 1812.
Se dice que en la Sala Dorada tambi¨¦n la ac¨²stica es de oro. Que si fuera por esta construcci¨®n, nunca se habr¨ªa necesitado inventar el micr¨®fono. Expertos en ac¨²stica de todo el mundo peregrinan a Viena para intentar descifrar el secreto de este espacio donde la Filarm¨®nica de Viena se siente en casa y los m¨²sicos invitados en el olimpo. El emperador Francisco Jos¨¦ encarg¨® al arquitecto Teophil von Hansen la construcci¨®n de este edificio solicitado por la Sociedad de M¨²sica de Viena (Wiener Musikverein), que desde su inauguraci¨®n en 1870 dej¨® al p¨²blico boquiabierto. Presenciar un concierto en la llamada Sala Dorada es como estar dentro de un viol¨ªn. Como en el siglo XIX no exist¨ªan bar¨®metros exactos para planificar una ac¨²stica ¨®ptima, el caso del Musikverein se considera un golpe de fortuna. La perfecci¨®n del sonido se debe a una serie de coincidencias: tanto a las dimensiones del edificio cuadriforme como a la construcci¨®n en madera del suelo y del techo colgante, o incluso a su ubicaci¨®n en un terreno en cuyo subsuelo fluye agua.
Quien quiera escuchar el concierto de A?o Nuevo en directo, envuelto en la fabulosa ola de sonidos de este templo musical, tiene que confiar en la suerte. El 1 de enero de 2013 ser¨¢ dirigido por el austriaco Franz Welser-Most, quien ya debut¨® en 2011. Para adquirir las entradas hay que enviar las solicitudes a la p¨¢gina web del Musikverein en un plazo preciso que va del 2 al 23 de enero. La Sala Dorada tiene cabida para unos 2.000 espectadores, y como hay decenas de miles de solicitudes, las ventas se deciden por sorteo. Los billetes cuestan entre 940 y 30 euros, las plazas m¨¢s econ¨®micas son de pie, sin butaca. El gallinero no tiene nada de indigno, sino al contrario: es el lugar donde pasaron horas inolvidables escuchando conciertos y afinando el o¨ªdo grandes maestros de la m¨²sica, como fue el caso del mismo Mariss Jansons en sus tiempos de estudiante del Conservatorio en la capital austriaca.
Babelia
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