Leyenda negra casera y reciente
El historiador Jes¨²s Villanueva sostiene que la imagen de la Espa?a fan¨¢tica se forj¨® en el siglo XX y fue utilizada por Primo de Rivera y Franco
En 1979, TVE emit¨ªa la popular¨ªsima serie de divulgaci¨®n infantil ?rase una vez el hombre, pero decidi¨® suprimir el episodio dedicado a la Espa?a del Siglo de Oro por "abundar en los t¨®picos hist¨®ricos sobre Espa?a". Apenas cuatro a?os despu¨¦s, el Consejo del Patrimonio Nacional hizo lo propio con la ¨®pera Don Carlos, de Verdi, al impedir en primera instancia su representaci¨®n en El Escorial porque un informe aseguraba que la pieza "revive la trama de la Espa?a negra" y le faltaba "rigor hist¨®rico". Mucho m¨¢s cerca: en Cartas a un joven espa?ol (2007), Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar afirma que las izquierdas espa?olas "la han interiorizado y la han propagado irresponsablemente".
En los tres casos, el hilo conductor es la llamada Leyenda Negra, seg¨²n la RAE: "Opini¨®n contra lo espa?ol difundida a partir del siglo XVI". Pero no es exactamente as¨ª: el sambenito no tiene cinco siglos ininterrumpidos de vida; como expresi¨®n, fue acu?ada a principios del siglo XX y por una intelectual espa?ola; las dictaduras de Primo de Rivera y de Franco fueron quienes le sacaron m¨¢s jugo al utilizarla como excusa interna ante los ataques for¨¢neos y como arma de propaganda nacionalista espa?ola y el Partido Popular reaviv¨® esta ¨²ltima funci¨®n tras su llegada al poder en 1996. As¨ª lo argumenta el historiador Jes¨²s Villanueva en Leyenda negra (Los libros de la Catarata), de di¨¢fano subt¨ªtulo: Una pol¨¦mica nacionalista en la Espa?a del siglo XX.
Pardo Baz¨¢n us¨® la expresi¨®n por vez primera en una conferencia en 1899
Con claridad expositiva proporcional a su vast¨ªsima documentaci¨®n, Villanueva va desmontando t¨®picos arrollando como un tercio de Flandes. Y empieza, claro, por los antecedentes que justificaban la creaci¨®n de esa Leyenda Negra sustentada en el supuesto fanatismo imperialista de Felipe II, la temible Inquisici¨®n como lastre criminal y anticient¨ªfico y el genocidio realizado en la colonizaci¨®n de Am¨¦rica. En realidad, Espa?a se hab¨ªa ganado un sinf¨ªn de enemigos al pasar de pa¨ªs perif¨¦rico a central en el siglo XVI (baluarte del Papado cuando la Reforma; guerra de Flandes, anexi¨®n de Portugal...), con guerras duras que conllevaron fuerte represi¨®n tanto nacional como religiosa. No era de extra?ar, pues, que la actividad propagand¨ªstica b¨¦lica de Francia, Alemania, Inglaterra y los Pa¨ªses Bajos fuera potente, con el libro Apolog¨ªa, de Guillermo de Orange, como gran sustrato de la futura Leyenda Negra. Pero el ataque a Espa?a casi desaparece con la ca¨ªda del imperio y las paces de Westfalia y de los Pirineos, seg¨²n el historiador, para quien "los intelectuales espa?oles de los siglos XVIII y XIX no tienen conciencia de una Leyenda Negra, en el sentido de una campa?a sistem¨¢tica de denigraci¨®n contra Espa?a a lo largo de varios siglos".
El drama se gesta con el desastre de la p¨¦rdida de las colonias de ultramar y Cuba, en 1898, cuando, seg¨²n Villanueva, la maquinaria propagand¨ªstica de EEUU confronta un pa¨ªs moderno, el suyo, con un pa¨ªs del pasado desp¨®tico e inquisitorial. El invento de los campos de concentraci¨®n por parte del general Weyler no ayud¨®. "No ha habido ninguna ruptura entre Torquemada y Weyler, entre la Inquisici¨®n y las infamias cometidas en Cuba", escribi¨® por entonces el librepensador Robert Green Ingersoll. El historial de una Espa?a represora que apenas dos a?os antes ya hab¨ªa escandalizado a medio mundo con la dur¨ªsima represi¨®n del anarquismo y que culmin¨® en el proceso de Montju?c, hicieron el resto.
En un contexto en el que intelectuales espa?oles aprovecharon la derrota de Cuba para ratificar el fracaso de esa Espa?a autocomplaciente y patriotera (y que podr¨ªa resumir la frase del pol¨ªtico Joaqu¨ªn Costa: "ha llegado el momento de cerrar con doble llave el sepulcro de El Cid"), la escritora Emilio Pardo Baz¨¢n pronunci¨® el 18 de abril de 1899 una conferencia en Par¨ªs en la que por tres veces contrapuso la leyenda ¨¢urea de Espa?a a la Leyenda Negra, expresi¨®n hasta entonces aparecida s¨®lo en alg¨²n papel franc¨¦s. Ah¨ª se bautizar¨ªa el discurso propagand¨ªstico antiespa?ol que los liberales asumir¨ªan para intentar modernizar el pa¨ªs y los conservadores, desde entonces, emplear¨ªan para aplacar cr¨ªticas y se?alar a los enemigos internos, con una obra m¨¢s de propaganda que cient¨ªfica sobre el tema de un funcionario de Asuntos Exteriores, Juli¨¢n Juder¨ªas, de 1914 y reeditada apenas hace cinco a?os. "En el fondo, esa ha sido la funci¨®n fundamental desde el principio de la leyenda: intentar imponer una unidad ideol¨®gica de tipo nacionalista, descalificando al rival ideol¨®gico interno por falta de patriotismo y por interiorizarla", opina Villanueva.
El dictador Primo de Rivera fue el primero en aplicar esta vertiente, que aparecer¨¢ en los libros de texto y en la literatura popular (como en la del dramaturgo Concha Espina) y permitir¨¢ se?alar a intelectuales traidores (Unamuno ser¨¢ v¨ªctima). Franco har¨¢ lo mismo en momentos cr¨ªticos: al final de la segunda guerra mundial, a principios de los 60 con el Contubernio de Munich y la ejecuci¨®n de Juli¨¢n Grimau, la crisis del Abad Escarr¨¦; el proceso de Burgos de 1970 y la ejecuci¨®n de cinco miembros del FRAP y ETA en septiembre de 1975...
"En el libro quiz¨¢ no lo digo bastante: la Leyenda Negra tambi¨¦n fue una preocupaci¨®n de liberales y republicanos de izquierda como Blasco Ib¨¢?ez o Aza?a, y m¨¢s recientemente de escritores como Arturo P¨¦rez Reverte y su serie sobre el capit¨¢n Alatriste, pero la derecha y la ultraderecha se apropiaron del tema y lo convirtieron en arma partidista y de exclusi¨®n ideol¨®gica", piensa el historiador, que no duda en ver con la llegada al poder del PP en 1996 un resurgir de la agitaci¨®n espa?olista. ?Puede regresar ese discurso con la victoria aplastante de Rajoy? "En el contexto de la crisis econ¨®mica podr¨ªa haber una tentaci¨®n parecida de rescatar la Leyenda Negra para responder; ya ha aparecido alg¨²n art¨ªculo en ese sentido, pero habr¨ªa que entrar en una reacci¨®n victimista y nacionalista muy antieuropea, que ahora no parece posible". ?El principio, pues, del verdadero fin de la Leyenda Negra?
Babelia
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