Cine negro en un infierno helado
Juan Diego Botto, Carmelo G¨®mez y Gerardo Herrero explican en el rodaje de ¡®Silencio en la nieve¡¯ en Lituania c¨®mo es esta historia polic¨ªaca con la Divisi¨®n Azul de fondo
Un soldado de la Divisi¨®n Azul observa un cementerio nevado sobre una colina. Las cruces de madera con inscripciones recientes pintadas a mano y una iglesia rompen el paisaje blanco. El soldado es Juan Diego Botto, protagonista de Silencio en la nieve. Es la primera secuencia que se rueda despu¨¦s de comer y el term¨®metro en este paraje a las afueras de Vilna (Lituania), que en semanas anteriores lleg¨® a menos veintimucho, ronda los cero grados. Mientras una veintena de t¨¦cnicos preparan la escena, Gerardo Herrero, director de la pel¨ªcula, recorre con paso parsimonioso la distancia que separa la posici¨®n de la c¨¢mara del actor asentando cada pisada en el suelo helado. Da alguna indicaci¨®n a Botto y vuelve tras sus pasos. Queda poca luz y hay que aprovecharla.
En 1941, entre dudas sobre una posible participaci¨®n en la II Guerra Mundial, Franco mand¨® al frente de Leningrado una divisi¨®n de 18.000 hombres, la mayor¨ªa voluntarios, para luchar junto a los alemanes contra Rusia y el comunismo. En dos a?os pasaron 47.000 espa?oles por aquel infierno. Silencio en la nieve, adaptaci¨®n de la novela El tiempo de los emperadores extra?os, de Ignacio del Valle, es una historia polic¨ªaca con la Divisi¨®n Azul de fondo, que comienza con el hallazgo de un grupo de caballos congelados en un lago. Entre ellos est¨¢ el cad¨¢ver de un divisionario con una inscripci¨®n grabada en el pecho: ¡°Mira que te mira Dios¡±. El soldado Arturo Andrade (Juan Diego Botto), antiguo inspector de polic¨ªa en la Rep¨²blica, y el sargento falangista Espinosa (Carmelo G¨®mez) son los encargados de llevar a cabo una investigaci¨®n en las filas de la Divisi¨®n que desvelar¨¢ una historia de venganzas y enfrentamientos. ¡°Quer¨ªa construir personajes muy distintos, completamente opuestos en su forma de ser, de mirar, de hablar, de los gestos¡±, cuenta Herrero en un descanso del rodaje. ¡°Uno gesticula mucho. El otro pregunta y no cuenta nada. Eso crea una relaci¨®n que en las primeras 15 secuencias es de desconfianza, aunque poco a poco se genera un respeto¡±.
La Divisi¨®n Azul es un tema apenas tratado en el cine y en la literatura de ficci¨®n
La Divisi¨®n Azul es un tema apenas tratado en el cine y en la literatura de ficci¨®n, algo que ¡°ha sido un atractivo¡± para el rodaje de esta pel¨ªcula, dice Herrero, que ense?a siempre que puede con orgullo material ya rodado. ¡°Contamos cosas de personajes que tienen que ver con nuestro pa¨ªs, con retazos de nuestra historia. Intento hacer una pel¨ªcula muy entretenida, un ¡®thriller¡¯, que la gente lo pase bien, pero que a su vez demos un reflejo de qu¨¦ ocurri¨®, de c¨®mo era la relaci¨®n entre falangistas y militares, c¨®mo viv¨ªan los divisionarios en este lugar, con este fr¨ªo y condiciones de vida duras¡±.
Mientras Herrero prepara la c¨¢mara para rodar una secuencia en la que se ve el fusilamiento de un supuesto traidor, Juan Diego Botto, con una bebida caliente en la mano, reflexiona el por qu¨¦ de esta falta de presencia en el cine: ¡°No es motivo de orgullo que tus tropas lucharan al lado de Hitler, que es el ejemplo del mal personificado en la Tierra. Los italianos lucharon al lado de los nazis pero hicieron todo lo posible por vencer a Mussolini. Los franceses tienen la cosa triste del gobierno de Vichy, pero la gran ¨¦pica de la resistencia francesa y el desembarco de Normand¨ªa. Los espa?oles tenemos que enviamos unas tropas para apoyar a Hitler. Pero es parte importante de nuestra historia. Es interesante siempre hacer una revisi¨®n¡±. ¡°Por desgracia hay una serie de temas que son malditos, o que no ha interesado a nadie contar¡±, apunta Carmelo G¨®mez sobre el mismo tema. ¡°Me parece que es una [historia] m¨¢s de nuestro pasado. Una gesta o no, pero vino gente a dejarse la vida, unos por una causa, otros por huir del hambre, otros por buscar una aventura, por impresionar a la novia¡ Y se encontraron con que esto no es una fiesta¡±.
Las jornadas de rodaje comienzan pronto. Pese a que lo peor del invierno ya ha pasado, las horas de luz todav¨ªa son escasas y la meteorolog¨ªa cambia constantemente. Amanece nevando, luego llueve, sale el sol y todo se ilumina con los reflejos de la nieve, vuelven a caer copos y al final el cielo se encapota. Hay que estar parando continuamente para rodar siempre con la misma luz. En una de estas pausas, G¨®mez mira lo que le rodea, los extras vestidos de nazis, al especialista de efectos especiales Reyes Abades preparando el fusilamiento, la nieve, la sangre falsa sobre el suelo blanco¡ e intenta imaginarse c¨®mo fue la vida de los divisionarios: ¡°Pobrecitos, cuando vinieron aqu¨ª, de color azul, y marcharon, no s¨¦ c¨®mo marcharon, p¨¢lidos seguro, porque las condiciones¡ Llegaron a estar a 35 grados [negativos], seg¨²n las memorias. Eso implica congelaci¨®n permanente. No hay ideolog¨ªa que justifique esa locura¡±.
Gerardo Herrero quiere y admira tanto a los actores, que a veces que hay que recordarle que tiene que dar un poco de ca?a¡± Carmelo G¨®mez
Gerardo Herrero tiene en su historial una carrera excelente como productor en la que destacan sus trabajos con Juan Jos¨¦ Campanella (El hijo de la novia, El secreto de sus ojos, pel¨ªcula con la que consigui¨® el Oscar a Mejor pel¨ªcula de habla no inglesa), ?lex de la Iglesia (Los cr¨ªmenes de Oxford, Balada triste de trompeta) o Ken Loach (El viento que agita la cebada). En esta ocasi¨®n produce y tambi¨¦n dirige. ¡°Toda la pel¨ªcula est¨¢ muy estudiada, muy planificada. Eso ayuda mucho porque aqu¨ª todos los planos son complicados¡±, dice Botto. ¡°Gerardo deja mucho espacio, conf¨ªa en los actores que ha escogido¡±. Para G¨®mez, que ya hab¨ªa trabajado con ¨¦l en Territorio Comanche, lo destacado es que es un director ¡°que quiere mucho a los actores, que los admira tanto, que hay veces que hay que recordarle que tiene que dar un poco de ca?a¡±.
Los exteriores de Silencio en la nieve se rodaron en Lituania en los primeros meses de 2011 para luego filmar los interiores en la c¨¢lida Ciudad de la Luz de Alicante. Botto rueda pertrechado hasta arriba de ropa de abrigo, con unas botas como las que usan en el pa¨ªs b¨¢ltico para pescar sobre el hielo durante horas. ¡°Lo m¨¢s peligroso es que se te congelen los pies. Tenemos alg¨²n compa?ero con grado uno de congelaci¨®n¡±, apunta. El actor recuerda temblando el inicio del rodaje, cuando se les congelaba todo el equipo: ¡°Lo cruel fue la primera semana, que no se est¨¢ preparado. Menos 24 o 25. Un fr¨ªo que uno desconoce. Hoy [principios de marzo] alguien ha dicho, ¡®estamos a menos siete. Es primavera¡±.
Mientras el equipo de rodaje finaliza una escena de efectos especiales con Jordi Aguilar, uno de los actores de reparto, Juan Diego Botto se dirige hacia el autob¨²s que le lleva de vuelta al hotel. All¨ª, olvidando el fr¨ªo pasado durante el rodaje, puede centrarse en alguna de las numerosas novelas que se ha tra¨ªdo a Lituania, entre ella una historia b¨¦lica, un cl¨¢sico, Guerra y paz, que tambi¨¦n tiene sus pasajes de infierno helado.
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