No es oro todo lo que reluce

Han pasado poco m¨¢s de seis meses desde la ¨²ltima actuaci¨®n de Michael Tilson Thomas en Madrid. En junio vino con la Sinf¨®nica de San Francisco, de la que es director titular desde 1995, causando una admirable impresi¨®n con sus versiones de la Segunda y Sexta sinfon¨ªas de Mahler. Ahora, con la Sinf¨®nica de Londres, de la que es uno de los principales directores invitados, ha dirigido dos programas en los ciclos de Iberm¨²sica con Debussy como foco, pero ampliando el espectro sonoro hasta Berlioz y Kurt Weill. Los conciertos no han gozado del mismo magnetismo que los de su visita anterior, a¨²n contando con un par de solistas tan extraordinarios como el pianista brasile?o Nelson Freire o la mezzosoprano n¨®rdica Anne Sofie von Otter.

No creo que esta menor seducci¨®n se haya producido por diferencia de calidad entre las orquestas. La Sinf¨®nica de Londres es una agrupaci¨®n compacta, resolutiva y competente en cada una de sus secciones, flexible y profesional como pocas. A Tilson Thomas le veo m¨¢s a sus anchas en Mahler que en Debussy. En La mer, por ejemplo, la lectura fue brillante hasta lo inimaginable pero careci¨® de misterio. No s¨¦ si el t¨®pico de las visiones americanas o europeas es oportuno. En cualquier caso el espect¨¢culo sonoro se impuso sobre los peque?os detalles.

La orquesta se adapt¨® y tuvo mucho m¨¦rito, pero en este tipo de obras es preferible, pienso, un estremecimiento estil¨ªstico que una fascinaci¨®n sonora. Debussy es mucho Debussy. Y m¨¢s en este a?o en el que se cumplen 150 a?os de su nacimiento. De hecho lo han incorporado a sus programas madrile?os en este mes de enero desde la deslumbrante soprano Anne Schwanewilms en el ciclo de lied hasta Javier Perianes al piano. Tilson Thomas ha elegido cinco obras de Debussy entre las siete que ha dirigido en Madrid. En la selecci¨®n de Preludios ha contado con la versi¨®n para orquesta transcrita por Colin Matthews, de tanto ¨¦xito en Estados Unidos; en la Fantas¨ªa para piano y orquesta ha tenido al lado al siempre seguro y po¨¦tico Nelson Freire; en las danzas sagradas y profanas para arpa y cuerda la presencia como solista de Bryn Lewis es m¨¢s que significativa. El de Debussy es un universo sonoro que Tilson Thomas domina pero en el que no emociona.

La Sinfon¨ªa fant¨¢stica, de Berlioz, fue anodina en su impecable realizaci¨®n. La presencia de la mezzosoprano Anne Sofie von Otter a?adi¨® un toque de estilo elegante en la lectura de Los siete pecados capitales, de Bertolt Brecht y Kurt Weill, por mucho que la utilizaci¨®n de micr¨®fonos siempre introduzca un elemento de distancia. La propina con la que obsequi¨® la cantante fue tal vez el momento sublime de la noche. Se incorpor¨® a la obra de Weill el cuarteto de Sinergy Vocals. El expresionismo de Brecht-Weill brind¨® un contraste atractivo al refinamiento impresionista de Debussy. Varias de las obras que se interpretaron no se programan casi nunca. Todo ello di¨® un plus adicional muy de agradecer al concierto.