Juicio a una reportera cultural
Anticipamos 'Ifigenia en Forest Hills', lo nuevo de Janet Malcolm, en el que un juicio por asesinato sirve para diagnosticar los males del periodismo
¡°Si entendemos que un juicio es una pugna entre dos relatos antag¨®nicos, apreciaremos la importancia que tiene la primera aparici¨®n de los narradores; la impresi¨®n que producen en el jurado es indeleble¡±, escribe la periodista Janet Malcolm (Praga, 1934) en los primeros compases de su ¨²ltimo libro, Ifigenia en Forest Hills. Anatom¨ªa de un asesinato, que publicar¨¢ la pr¨®xima semana Debate y del que EL PA?S adelanta unas p¨¢ginas. La m¨²sica (una melod¨ªa que mezcla fina capacidad de observaci¨®n, audaces juicios de valor y una prosa quir¨²rgica, limpia y meditada) sonar¨¢ familiar a los fieles seguidores de los reportajes de esta colaboradora del New Yorker y The New York Review of Books. En este caso, el asunto abordado es el juicio por asesinato en la cerrada comunidad de jud¨ªos bujar¨ªes en Forest Hills, en el distrito neoyorquino de Queens. El muerto es un hombre llamado Daniel Malakov. Y la acusada, casi convicta antes de comenzar el proceso, es su exmujer, la joven doctora Mazoltuv Borukhova, sospechosa de contratar a un asesino para acabar con su Malakov, en presencia de la hija de ambos.
Es la vuelta de Malcolm, veinte a?os despu¨¦s, al tema judicial, el caso MacDonald contra McGinniss que nutri¨® el que acaso sea su mejor libro, El periodista y el asesino (Gedisa), elegido entre los 100 mejores t¨ªtulos de no ficci¨®n del siglo XX por la Modern Library, una historia que le dio fama, en parte, por la antol¨®gica frase que lo abre: ¡°Todo periodista que no sea tan est¨²pido o engre¨ªdo como para no ver la realidad sabe que lo que hace es moralmente indefendible¡±. La reportera se vio presa de aquella reflexi¨®n que a¨²n le persigue y que convirti¨® a Malcolm en una controvertida figura siempre dispuesta a desenmascarar los vicios de la profesi¨®n.
Entre un tribunal y otro, la escritora se ha dedicado a algo que hace insuperablemente: el reportaje de largo aliento sobre asuntos m¨¢s o menos culturales: la relaci¨®n entre Ted Hughes y Sylvia Plath (La mujer en silencio, Gedisa); la literatura de Ch¨¦jov (Leyendo a Ch¨¦jov, Alba); la peripecia de Gertrude Stein y Alice B. Toklas (Dos vidas, Lumen) o el enrarecido mundo de los ortodoxos del psicoan¨¢lisis (En los archivos de Freud, Alba). Este ¨²ltimo y brillant¨ªsimo ensayo le vali¨® a Malcolm sentarse en el banquillo de los acusados cuando Jeffrey D. Masson la acus¨® por libelo en un proceso que termin¨® en el Tribunal Supremo de EE UU en 1994 y obtuvo resonancia nacional.
De ah¨ª que esta Ifigenia en Forest Hills, con t¨ªtulo de resonancias mitol¨®gicas, resulte un a?adido tan excepcional a la muy excepcional obra de Malcolm. El caso contra Borukhova, al que fue enviada por la revista New Yorker, sirve a la reportera de punto de partida para otro de sus ajustes de cuentas: con el periodismo hecho a la ligera, con las falacias del sistema penal estadounidense y, finalmente, consigo misma.
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