El bailar¨ªn prodigioso cuelga sus zapatillas
A sus 21 a?os, y pese a tener al mundo de la danza rendido a sus pies, el ucraniano Sergei Polunin ha protagonizando un hist¨®rico plant¨®n al abandonar el Royal Ballet
Zapatillas prodigiosas que saben entrelazar la magia y la pasi¨®n con una t¨¦cnica brillante, bailar¨ªn cuya talla ha sido equiparada a la de Rudolf Nureyev, ni?o mimado del Royal Ballet londinense que lo design¨® el cabeza de cartel m¨¢s joven de toda su historia¡Con s¨®lo 21 a?os, Sergei Polunin ten¨ªa el mundo de la danza rendido a sus pies cuando la semana pasada lanzaba un grito de desahogo a trav¨¦s de su cuenta de Twitter: ¡°?S¨®lo una noche m¨¢s!¡±. Aquel mensaje signific¨® un sorprendente plant¨®n a la prestigiosa compa?¨ªa con sede en Covent Garden que en su d¨ªa tom¨® bajo su manto a un prometedor adolescente ucraniano hasta convertirlo en una estrella. Y ello en v¨ªsperas del estreno de la producci¨®n de The Dream (El Sue?o), que para el Royal Ballet se ha trocado en una verdadera pesadilla.
El sitio web de la compa?¨ªa ha lidiado en los ¨²ltimos d¨ªas con una sobrecarga de usuarios, probablemente porque a los interesados en comprar una entrada se les ha sumado una legi¨®n de curiosos. ?Ha sido borrada ya la fotograf¨ªa de Polunin de entre la plantilla de bailarines principales? ?En qu¨¦ t¨¦rminos explica el Royal Ballet la abrupta sustituci¨®n del ucraniano al frente de The Dream? Si el ¨¢mbito de la danza suele ser calificado de minoritario, la espantada de Polunin ha propulsado ese mundillo a las arenas del gran circo medi¨¢tico, alimentado principalmente por la at¨ªpica personalidad de su protagonista. Un hombre que, por ejemplo, se declara completamente feliz en el sal¨®n de tatuajes del que es copropietario, hasta el punto de que sus amigos han tenido que desmentir que fuera a colgar las zapatillas para volcarse enteramente en ese negocio.
Exc¨¦ntrico y contradictorio en sus declaraciones, Polunin no ha explicado las razones de su gesto radical
Exc¨¦ntrico y contradictorio en sus declaraciones de los ¨²ltimos tiempos (ya fuera en entrevistas o en sus mensajes en las redes sociales), Sergei Polunin no ha explicado las razones de su gesto radical m¨¢s all¨¢ de confesar a The Sunday Telegraph que ¡°estoy viviendo un tiempo confuso y no quiero precipitarme en tomar ninguna decisi¨®n¡±. Sus compa?eros y allegados, amigos y enemigos, han especulado en la prensa sobre la tremenda presi¨®n que sufr¨ªa el artista para mantener un nivel excelso, los cors¨¦s a su creatividad que entra?aba la estricta jerarqu¨ªa del Royal Ballet, los temores sobre su precario equilibrio mental o la crisis personal que supuso la ruptura de su relaci¨®n con la bailarina Helen Crawford, diez a?os mayor que ¨¦l. Pero nadie sabe a ciencia cierta porqu¨¦ se ha ido de la compa?¨ªa que era su casa desde que aterriz¨® en el Reino Unido a los 13 a?os.
Nativo de Kherson, una localidad ucraniana a orillas del Mar Negro, Polunin y su madre se trasladaron a Kiev cuando su progenitor les abandon¨® para irse a trabajar a Portugal. Estudi¨® en la escuela estatal de danza de la capital e intent¨® sin suerte dar el salto a San Petersburgo, aunque finalmente logr¨® una beca de la fundaci¨®n Nureyev para ingresar en el White Lodge, el centro de formaci¨®n del Royal Ballet en Richmond (al suroeste de Londres). En 2007 fich¨® oficialmente con la compa?¨ªa, que acab¨® abri¨¦ndole la puerta grande como bailar¨ªn principal cuando s¨®lo contaba 19 a?os, todo un hito. Apenas transcurridos otros dos, Polunin ha decidido dar por finiquitada esa etapa, a pesar de los ruegos y reiteradas ofertas de su veterana directora Monica Mason (¡±Ha sido una conmoci¨®n¡±, admite desolada).
Tanto revuelo se tradujo el pasado fin de semana en un lleno absoluto en el teatro Sadler¡¯s Wells del norte de Londres, donde el bailar¨ªn ten¨ªa comprometida una actuaci¨®n junto a otras figuras de la danza (el espect¨¢culo Men in Motion). La primera desde que anunciara que no volver¨ªa a pisar las tablas del Covent Garden, y no defraud¨®. Quiz¨¢ en esa comparecencia puedan leerse las claves de su futuro profesional. Aunque los entendidos barajan sobre su posible desembarco en Nueva York o San Petersburgo, Sergei Polunin ha admitido en el pasado su vocaci¨®n de bailar por el mundo sin sentirse constre?ido por la agenda de una sola compa?¨ªa y dejando volar libremente su arte. Aunque, menos po¨¦tico, tambi¨¦n ha subrayado que es en esas galas internacionales donde realmente est¨¢ el dinero¡.
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