J¨®venes aunque sobradamente contenidos
Los dise?adores emergentes del EGO presentan colecciones pragm¨¢ticas que buscan desterrar el complejo de segunda categor¨ªa frente a los consagrados
En la moda, como en otros tantos sectores empresariales, la crisis debilita a nombres consagrados y obstaculiza el arranque profesional de los noveles. Marcados por esta realidad, los dise?adores emergentes del EGO -la plataforma de j¨®venes talentos de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid- parecen optar por propuestas pragm¨¢ticas y arriesgar lo justo para demostrar su potencial creativo. No son, ciertamente, ¨¦pocas para locuras impracticables, pero si estos creadores no pueden arriesgar ?qui¨¦n puede permitirse hacerlo? A¨²n as¨ª, sus colecciones resultan en bastantes ocasiones m¨¢s interesantes que muchas del calendario oficial.
Mois¨¦s Nieto, que desfila por ¨²ltima vez en Ego, se inspira en los h¨¢bitos monacales para construir piezas que evocan la iconograf¨ªa religiosa sin caer en el t¨®pico y solo insin¨²an detalles g¨®ticos en peque?os colgantes y cremalleras cruzadas. Cortes limpios, patrones trabajados y, en algunas salidas, un gui?o al trabajo escult¨®rico de Amaya Arzuaga. El patronaje lleva el peso de la colecci¨®n. Por algo, Nieto se define como un modisto m¨¢s que como un dise?ador. Y en sus palabras no esconde falsa modestia sino toda una declaraci¨®n de intenciones vital y empresarial. Su proyecto de futuro es mantener su peque?o atelier madrile?o y trabajar a medida. ¡°Como los sastres de toda la vida¡±.
Si la anteriormente conocida como pasarela Cibeles fuese una meritocracia, esta colecci¨®n no solo hubiese encajado c¨®modamente en el calendario oficial, sino que deber¨ªa haber intercambiado su puesto con la de alg¨²n dise?ador consagrado al que no le vendr¨ªa mal repetir curso.
Shien Lin, taiwan¨¦s afincado en Barcelona desde hace una d¨¦cada, se revela m¨¢s travieso y propone piezas mutantes en las que hay m¨¢s perneras que piernas, las mangas se funden en un bucle o los guantes ofrecen un solo hueco para toda la mano. El pulgar prensil, ese que posibilit¨® la evoluci¨®n del hombre, debe parecerle superfluo. ¡°Desde el 2000 la moda no hace otra cosa que reinvertar los estilos de d¨¦cadas anteriores y yo creo que es una pena. Por eso quiero crear algo nuevo¡±, asegura mientras borda primorosamente unos tocados de cuero que har¨¢n las veces de for¨²nculo sobre las cabezas de las modelos. Tan ambicioso objetivo se queda en intento. Pero ?para eso est¨¢n los j¨®venes talentos no? Para probar y arriesgarse. Es el momento de experimentar por experimentar. Con una estructura productiva detr¨¢s, ya sea grande o peque?a, hay mucho en juego para jugar a la chaqueta pulpo.
A Lin no le estresa el futuro y sus concesiones. Dice que no tiene planes m¨¢s all¨¢ de seguir en su taller, donde es director creativo y ¨²nico empleado. ¡°No sirve de nada planificar, luego viene el cambio te rompe todos los esquemas. As¨ª es la filosof¨ªa oriental y yo la sigo. Voy a seguir trabajando y a estar abierto a todo: a crear mi propia firma o a dise?ar para otros¡±.
Eso, trabajar para otros, es lo que va a hacer David del R¨ªo. El mi¨¦rcoles se incorpora al equipo creativo de Purificaci¨®n Garc¨ªa. Aunque su colecci¨®n fue seleccionada para desfilar en Cibeles nada m¨¢s graduarse, tiene los pies en la tierra. Puede que el hecho de haber trabajado durante 15 a?os como dependiente y escaparatista antes de decidirse a estudiar dise?o tenga algo que ver. Pragm¨¢tico en cuanto a su carrera, se muestra menos funcional en el trabajo. Sus chaquetas elaboradas a partir de alfombras artesanales de petit point de hilo y decoradas con cuentas fluorescentes son de lo m¨¢s sorprendente que se ha visto en jornada donde, quiz¨¢s anclados a la realidad por la crisis, los j¨®venes dise?adores parecen tener demasiada prisa por hacerse mayores.
Como El Colmillo de Morsa, que present¨® un trabajo coherente y bien editado, pero tal vez un poco falto de nervio.
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