Un pensador llamado Tierno Galv¨¢n
La publicaci¨®n de las Obras Completas reivindican el perfil intelectual del Viejo Profesor
Ir por libre en Espa?a se paga, sostiene Antonio Rovira, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM). Y Enrique Tierno Galv¨¢n (1918-1986), que fue por libre como nadie cuando fue catedr¨¢tico, cuando fue diputado y cuando fue alcalde, no fue una excepci¨®n. ¡°Prisi¨®n, expulsiones de la c¨¢tedra, dificultades econ¨®micas, aceptando trabajos honrados pero modestamente retribuidos (clases particulares, traducciones), oscuros y poco adecuados para un intelectual de su val¨ªa¡±, escribe Rovira en la presentaci¨®n del tomo VII con el que se culmina la publicaci¨®n de las Obras completas (Civitas) de un pol¨ªtico idolatrado como alcalde y rebajado como intelectual. ¡°Pretend¨ªamos ponerlo en su sitio, era una persona querida por el pueblo pero no ten¨ªa reconocida su val¨ªa a pesar de que objetivamente es el principal te¨®rico de la izquierda de este pa¨ªs en el siglo XX y un intelectual de primer nivel¡±, sostiene el catedr¨¢tico, que le conoci¨® un d¨ªa de 1973, en un encuentro que en s¨ª mismo ilustra sobre algunas habilidades del pol¨ªtico.
Siendo estudiante, acudi¨® a visitarlo y al poco rato sali¨® convertido en militante del clandestino Partido Socialista del Interior (PSI), una formaci¨®n de la que jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo hablar hasta ese momento. Rovira, que ha dirigido la compilaci¨®n de las Obras completas, es uno de los muchos admiradores que se congregaron alrededor del brillante catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico, sagaz fabricante de entusiasmos y desprecios a partes iguales. ¡°He preguntado a sus amigos y enemigos por qu¨¦ ha estado bien visto hablar mal de Tierno y desde?arlo y me han dicho que cada uno ten¨ªa sus motivos. Quiz¨¢s su car¨¢cter distante, cierta altivez o la iron¨ªa que pod¨ªa llegar a la mofa de sus iguales, lo explique¡±. El factor decisivo, no obstante, para Rovira es otro: ¡°Estamos en un pa¨ªs de envidiosos y no hay nada m¨¢s terrible que la envidia activa¡±.
Las 8.000 p¨¢ginas de la colecci¨®n ¨Cpublicada por Civitas, con el apoyo de la Universidad Aut¨®noma y el Ayuntamiento de Madrid- est¨¢n consagradas a restablecer su figura como pensador. El s¨¦ptimo tomo re¨²ne trabajos publicados desde 1982 hasta su muerte en enero de 1986. Incluye el ensayo ?Qu¨¦ es ser agn¨®stico?, ¡°con el que nos convertimos muchos estudiantes de mi generaci¨®n¡±, se?ala Rovira, y sus sucesivas revisiones; el ¨²nico trabajo literario del profesor, Relato de una muerte barroca; pr¨®logos, conferencias, art¨ªculos y bandos; el libro p¨®stumo El miedo a la raz¨®n y tres textos in¨¦ditos: una conferencia sobre el barroco espa?ol, un pr¨®logo a un relato de Voltaire y la conferencia sobre Aza?a traductor. Las obras completas comprenden su producci¨®n desde 1940, hasta ahora dispersa, desconocida y, seg¨²n Rovira, minusvalorada.
En algunos c¨ªrculos, Enrique Tierno Galv¨¢n ha pasado a la historia como el alcalde madrile?o que dijo ¡°el que no est¨¦ colocado, que se coloque¡±. Pero recordarlo solo por sus odas a la Movida es una jibarizaci¨®n injusta. Fue eso y tambi¨¦n un intelectual de predicamento s¨®lido que, apenas cumplidos los 47 a?os, empez¨® a conocerse como ¡°el viejo profesor¡±. Un comprometido catedr¨¢tico antifranquista expulsado en 1965 de la Universidad de Salamanca, a la que regres¨® 11 a?os despu¨¦s retomando la lecci¨®n inacabada sobre ?la Constituci¨®n! El primer l¨ªder de la izquierda en dar un mitin de masas tras la Guerra Civil y la dictadura: 25.000 personas acudieron a escucharle en la plaza de toros de Vista Alegre. Un electr¨®n libre que integr¨® su partido en el PSOE, tras los reveses electorales y financieros, y sigui¨® diciendo lo que pensaba. ¡°Fue un esp¨ªritu un poco ¨¢crata. Iba por libre y hac¨ªa su vida y sus declaraciones, no ten¨ªa una organizaci¨®n detr¨¢s, era ¨¦l y la gente que le rodeaba¡±, afirma Rovira.
Es cierto que a veces parec¨ªa una cosa y a veces la contraria. Marxista y pragm¨¢tico, mente abierta y aspecto conservador (incluso en verano, vest¨ªa chaqueta, chaleco y corbata). Como ¨¦l mismo escribi¨®: ¡°Nadie est¨¢ de acuerdo consigo mismo, nadie. El acuerdo absoluto con uno mismo equivaldr¨ªa a la necedad¡±.
En v¨ªsperas de las primeras elecciones municipales, le pregunt¨® un redactor de este peri¨®dico: ¡°Profesor Tierno, como marxista que es, ?qu¨¦ significar¨ªa para Madrid un alcalde marxista?¡±. Y respondi¨®: ¡°Para m¨ª es como si me preguntasen qu¨¦ significado tendr¨ªa un alcalde kantiano, cartesiano o hegeliano. El marxismo es una concepci¨®n filos¨®fica del mundo y yo no s¨¦ qu¨¦ tiene que ver eso con un alcalde¡¡±.
Antonio Rovira tiene una definici¨®n simple y compleja para su maestro: ¡°Tierno era como el gas¡±. ¡°Una nube que ves, percibes y te sugiere cosas a la que no puedes agarrar ni definir, brillante, culto y ameno, capaz de escribir igual de Derecho Constitucional que de Historia o Filosof¨ªa¡±. Un hombre con gran autoestima ¨Co soberbia, seg¨²n se mire- que era capaz de salir a festejar su reelecci¨®n como alcalde de Madrid, con 64 a?os, y proclamar: ¡°Hemos ganado los j¨®venes¡±. Para entonces ya se hab¨ªan popularizado sus bandos, escritos con la prosa del Siglo de Oro y difundidos con el esp¨ªritu del grafiti. Se invent¨® ¡°el bando como g¨¦nero literario¡±, afirma Antonio Rovira.
El alcalde usaba los textos para aleccionar (¡°Madrid cuenta con m¨¢s de 40.000 papeleras, que se utilizan poco¡±), espolear (tras el 23-F: ¡°Que su [de los vecinos] alt¨ªsimo ejemplo c¨ªvico no se empa?e ni un momento por testimonios de rencor, vituperio o recordaci¨®n importuna de remotos males y querellas¡±) o re?ir (¡°J¨®venes sin escr¨²pulos, que gustan de ostentar prepotencia y mostrarse ante s¨ª mismos y los dem¨¢s superiores a cualquier norma y acatamiento, vociferan con tal estruendo o producen tales ruidos con las m¨¢quinas de correr que llaman motocicletas, que impiden el sue?o apacible¡±).
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