Carlos Borsani, vanguardia del teatro popular
El dramaturgo, actor, letrista y productor argentino fue uno de los grandes protagonistas de la movida madrile?a
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Era un icono de la movida madrile?a, pero eso fue en los ochenta. Desde entonces, Carlos Borsani, cuyo coraz¨®n dej¨® de latir el martes en Madrid, donde viv¨ªa desde finales de los setenta, fue un revulsivo permanente del teatro m¨¢s vanguardista y revolucionario, sin que por ello dejara de ser popular hasta el punto de que ¨¦l y su compa?¨ªa, el Gad, se hab¨ªan convertido en una versi¨®n contempor¨¢nea de los c¨®micos de la legua. Con sus casi 50 montajes siempre trat¨® de atraer a todo tipo de p¨²blico, sobre todo al joven; aunque, afirmaba, ¡°a los estre?idos del teatro no les hemos gustado nunca¡±. Con sus espect¨¢culos, especialmente con el m¨¢s conocido, ?Viva Quevedo!, recorri¨® numerosas localidades espa?olas.
Borsani relataba que hab¨ªa nacido el 1 de septiembre de 1939, el d¨ªa que Hitler invadi¨® Polonia, aunque su permanente coqueter¨ªa a veces restara unos cuantos a?os a la verdad hist¨®rica. Nacido en Florencio Varela (Argentina), era hijo de dos peronistas de izquierda. A los 14 a?os le comunic¨® a su madre su homosexualidad. Desde entonces fue un firme defensor de la lucha por los derechos de los gais. Con 15 a?os se fue de casa y empez¨® a trabajar junto a Carlos Borcosque padre, cineasta y creador significativo en la Argentina de los a?os cuarenta y cincuenta. Con solo 15 a?os escribi¨® a medias con ¨¦l Voy a hablar de la esperanza, con m¨²sica de Joe Borsani, su hermano, con quien trabaj¨® durante toda su vida y cuyas canciones sigui¨® incluyendo en sus espect¨¢culos despu¨¦s de que este muriera, hace ocho a?os. Ambos hermanos fueron creadores fundamentales en la movida, con canciones de m¨²sica pop tan emblem¨¢ticas como Yo ten¨ªa un novio que tocaba en un conjunto beat, grabada por Ruby y los Casinos, con cuya cantante tuvo una hija, Juana.
A¨²n en Argentina, Borsani colabor¨® ¡ªaparte de con Borcosque, al que siempre consider¨® su maestro¡ª con conocidos cineastas como Enrique Carreras y Carlos Frugone. Puso en pie proyectos cinematogr¨¢ficos, trabaj¨® en programas de televisi¨®n y se convirti¨®, jovenc¨ªsimo, en firme promesa del cine y del teatro. Estudi¨® con la gran Lola Membrives. Narrando su experiencia profesional con ella afirm¨®: ¡°En el gallinero de su teatro me ense?¨®, a hostias, a decir el verso¡±.
Borsani vino por primera vez a Espa?a en 1969, con el escritor y letrista Armando Llamas. La dictadura franquista le horroriz¨® y se march¨® a recorrer Marruecos y Latinoam¨¦rica. En 1977 regres¨® a Argentina para cuidar a su padre, enfermo de c¨¢ncer. Una comisi¨®n de militares y curas le interrog¨® por su montaje Panchito, que consideraron provocador. Su propio padre le suplic¨®: ¡°Vete, porque te van a matar, como a tantos otros¡±. Su hermano Joe, ya instalado en Espa?a, le convenci¨® para que volviera a Madrid.
Con su grupo, el Gad, introdujo un nuevo y rompedor lenguaje en la escena madrile?a?
Una de sus primeras actividades en Madrid fue crear el Gad (¨¦l, ateo sin fisuras, dec¨ªa que eran las siglas de ¡°gracias a dios¡±), un grupo de teatro rompedor que investigaba nuevos lenguajes esc¨¦nicos, al que pronto se incorporaron Juan Ram¨®n Sanz y Tizi Cifredo. En 1980 el grupo mont¨® La escuela del amor, obra basada en un texto de Sade. A los pocos d¨ªas el teatro se cerr¨® por orden gubernativa. ¡°Molestamos a la cr¨ªtica porque esto no es algo convencional. Pero s¨ª tienen raz¨®n los que dicen que no es teatro. Es un suceso de arte popular¡±, se?al¨®, respondiendo a la fuerte campa?a contra el espect¨¢culo lanzada desde algunos medios. Sin embargo, cr¨ªticos como Francisco Umbral y Eduardo Haro Tecglen, con quien siempre mantuvo una relaci¨®n cordial, salieron en su defensa. El entonces alcalde, Enrique Tierno Galv¨¢n, orden¨® la reapertura de la sala. A partir de ese momento Borsani y el Gad tambi¨¦n se convirtieron en habituales de Damajuana y del m¨ªtico Rockola, donde llevaron a cabo actuaciones de numerosos montajes suyos, a los que el dramaturgo les llamaba ¡°espect¨¢culos kleenex¡± porque eran de usar y tirar, ya que los manten¨ªan poco tiempo en cartel y alguno duraba tan solo 15 o 20 minutos, como Intimidades, Extravaganza, La marca del zorro o una curiosa versi¨®n de Hamlet.
Provocador y enormemente generoso con sus amigos, libertario, muy culto e informado y apasionado por el cine y la m¨²sica, padec¨ªa y gozaba de adicci¨®n al trabajo. Pero que nadie se lleve a enga?o; se cuidaba mucho, no beb¨ªa, no fumaba, no se met¨ªa otras sustancias y estaba muy pendiente de su alimentaci¨®n y su salud, deteriorada tras la subida de tensi¨®n que padeci¨® hace unos a?os.
Uno de sus ¨²ltimos montajes fue Los desastres del dinero, de Ram¨®n Sanz, Borsani y Cifredo y, como siempre, m¨²sica de su hermano Joe. Ahora preparaba un espect¨¢culo sobre el C¨¢ndido de Voltaire, que ¨¦l iba a protagonizar, una pel¨ªcula y el lanzamiento de un disco in¨¦dito que su hermano Joe dej¨® grabado.
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