Paz para los complejos malvados
Es sensato que la Academia premie a la magn¨ªfica ¡®No habr¨¢ paz para los malvados¡¯. Eva Hache lo hace bien, pese a que nunca me hizo gracia
Por culpa de Messi, ese futbolista prodigioso cuyo universo expresivo solo puede referirse a su arte, hacia el que resultar¨ªamos idiotas si adem¨¢s del placer inolvidable que nos regala su genio le exigi¨¦ramos disponer de una opini¨®n florida y trascendente sobre las personas y las cosas haciendo discursos sobre lo divino y lo humano, comparado in¨²tilmente con ese competitivo rival que siempre se atusa el peinado y echa la culpa de su fallo a la hierba o a no s¨¦ qu¨¦ tipo de injusticias existenciales y de nombre Cristiano (no ofendamos en vano el nombre de Ronaldo, el negro, el autentico, el ¨²nico, el que no precisa de m¨¢rketing), llego tarde al comienzo de los premios Goya.
Pero luego pienso sicoanal¨ªticamente en mi atraso y deduzco que el motivo es no tener que juzgar el discurso de apertura de un amigo m¨ªo de toda la vida, en las horas altas y en las bajas, ataviado con discusiones feroces sobre el cine espa?ol, que preside ahora la Academia de gremio tan incomprendido, y que se llama Enrique Gonz¨¢lez Macho, ese se?or con demasiados intereses, distribuci¨®n, exhibici¨®n y producci¨®n, cuya apariencia f¨ªsica recuerda a Coppola. Imagino que en su discurso inaugural va a embestir contra el pirateo en Internet (¨¦l se juega mucha pasta en eso), enfrent¨¢ndose a la militante tolerancia de su antecesor en ese cargo, el libertario ?lex de la Iglesia, que defend¨ªa los incontestables cambios que requiere la nueva era.
Por lo tanto (f¨ªjense en lo astuto que soy), alguien que tiene la vana esperanza de poder sobrevivir hasta el ¨²ltimo d¨ªa sin necesidad de saber c¨®mo funcionan las redes sociales, me escaqueo de emitir mi juicio sobre la lucidez ante los nuevos tiempos de Macho o De la Iglesia, se?ores ambos a los que les ha ido muy bien con sus proyectos, su creatividad, a pesar de su eterno lamento sobre la crisis del cine.
Y Enrique me coment¨® que la presentadora ideal de los Goya, algo que han hecho antes e inmejorablemente Rosa Mar¨ªa Sard¨¢ y Andreu Buenafuente, era una meliflua y presuntamente ingeniosa se?ora que cada vez que la he visto en la tele me provoca un intrascendente aunque molesto ataque de nervios, una dama progresista llamada Eva Hache.
Pero la chica desinhibida e ir¨®nica lo hace bien, tiene ritmo y gracia (lo de incorporar su imagen como corrosivo interlocutor ante las pel¨ªculas que aspiran a los premios, es aceptable, tiene su punto), no puedo afirmar nada malo de una c¨®mica que nunca me ha hecho gracia.
Pero s¨ª me la provoca, y mucha, ese extraordinario showman, ese tipo dotado de enorme gracia que descubri¨® que pod¨ªa hacerse riqu¨ªsimo utilizando un lenguaje, una obviedad y una groser¨ªa al alcance de todo tipo de p¨²blicos, llamado Santiago Segura. Es, con diferencia, lo m¨¢s agudo, brillante y divertido de estos Goya. Y toda las parodiadas estrellas, en primera fila, satirizadas con sonrisa de compromiso ante un deslenguado individuo que con su ¨²ltima criatura le ha proporcionado 19 millones de euros al deprimido cine espa?ol y la oportunidad de seguir tir¨¢ndose el triunfalista rollo a los jefes del negocio (qu¨¦ verg¨¹enza, Gerardo Herrero, tu comparaci¨®n de Espa?a con la segunda divisi¨®n, si ese foco ancestral de corrupci¨®n, funcionarado y clientelismo llamado Televisi¨®n Espa?ola no sigue soltando infinita pasta para que los espectadores espa?oles disfrutemos de las maravillas que premian los Goya). No s¨¦ si re¨ªr o llorar con tu pat¨¦tica proclama. Pedro P¨¦rez, el jefe del business, es m¨¢s listo, se cubre de aparecer en la gran fiesta del cine espa?ol contando lo sacrificados, heroicos y honrados que son los hacedores de ese gran cine espa?ol que tanto ama el p¨²blico, incluidos los parados, o los que no est¨¢n protegido por ning¨²n sindicato) le r¨ªen su ingenioso discurso. Tambi¨¦n posee notable gracia el rap de El Langui, ambientado con unos coros en los que a mi siempre entra?able amigo Antonio Resines se le olvida la letra.
Resines me present¨® hace infinitos a?os a un chaval que hab¨ªa dirigido su opera prima Tu novia est¨¢ loca. Despu¨¦s de una comida copiosa en vinos y otra sustancias acabamos muy desparramados en mi casa. A ese joven de gesto airado, listo, mit¨®mano con causa, solo le cambi¨® la expresi¨®n cuando vio en mi biblioteca las memorias de Raoul Walsh, el director de entre otras maravillas ese complejo retrato del mal titulado Al rojo vivo. Ese individuo, llamado Enrique Urbizu, cerebro de las decisiones de ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde, con el que ya no me tomar¨ªa una copa, es uno de los creadores mas potentes del cine espa?ol, del cine a secas. Es muy sensato que la Academia haya reconocido el nervio, la atm¨®sfera, el suspense, la complejidad, la narrativa de su magn¨ªfica pel¨ªcula No habr¨¢ paz para los malvados. Y al tenebroso Coronado. O que reconozcan el valor de dos pel¨ªculas arriesgadas, con la factura del mejor cine norteamericano como Blackthorn y Eva. Y lamento que se hayan olvidado de las perturbadoras No tengas miedo y Mientras duermes. Compet¨ªan con la pel¨ªcula de Urbizu las tan pretenciosas como lamentables La piel que habito y La voz dormida. Imagino que han dado trabajo a mucha gente. Una buena razon para apoyarlas. Pero afortunadamente, se ha impuesto la sensatez, el reconocimiento de la calidad sin necesidad de avales ni padrinos.
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