Los fraternales desencuentros de Esther y Oscar Tusquets
Los hermanos, ¨¦l arquitecto y artista y ella editora y escritora, publican 'Tiempos que fueron' Se trata de unas memorias familiares a cuatro manos Un retrato de la Barcelona cultural de la posguerra
Oscar (¡°Sin acento, por favor. No me gustan los acentos en las may¨²sculas¡±) Tusquets ha criticado a su hermana, Esther Tusquets, por sus libros de memorias. "No es cierto todo lo que cuentas de nuestra familia", le recrimin¨®? ¨¦l un d¨ªa. "Pues escribe t¨²", contest¨® ella. Oscar acept¨® el envite y decidieron hacerlo a cuatro manos, correo electr¨®nico viene correo electr¨®nica va. El resultado es Tiempos que fueron (Bruguera, tambi¨¦n en catal¨¢n). En este libro de recuerdos de infancia y juventud se desnudan hasta tal punto que sorprende. Est¨¢ lleno de fraternales desencuentros y de alguna pasi¨®n compartida que reviven en este di¨¢logo en un hotel de la Platja d'Aro, en Girona, donde pasaron 13 veranos. Miembros de una familia destacada de la sociedad y la cultura barcelonesa.
Esther Tusquets (Barcelona, 1936) dirigi¨® durante casi 40 a?os la editorial Lumen, que compr¨® su padre. Public¨® en 1978 su primera novela, El mismo mar de todos los veranos, a la que siguieron El amor es un juego solitario y Varada tras el ¨²ltimo naufragio, que integran La trilog¨ªa del mar. Para no volver, Con la miel en los labios, ?Bingo!, dos vol¨²menes de relatos (Siete miradas en un mismo paisaje y La ni?a lun¨¢tica y otros cuentos), reunidos por Fernando Valls en Carta a la madre y cuentos completos. Es autora, entre otros t¨ªtulos, de tres libros de memorias: Confesiones de una editora poco mentirosa, Hab¨ªamos ganado la guerra y Confesiones de una vieja dama indigna.
Oscar Tusquets (Barcelona, 1941) es arquitecto, dise?ador, pintor y escritor. Socio fundador del disuelto Studio Per, realiz¨® con el arquitecto Llu¨ªs Clotet buena parte de sus proyectos hasta 1984. Con Bd Barcelona Design se inici¨® como dise?ador de muebles y objetos. Algunas de sus piezas forman parte de las colecciones del MOMA de Nueva York y del Georges Pompidou, de Par¨ªs. Entre sus obras arquitect¨®nicas, destacan la ampliaci¨®n y remodelaci¨®n del Palau de la M¨²sica de Barcelona y el Auditorio Alfredo Kraus de Kraus de Las Palmas de Gran Canaria. Ha publicado, entre otros libros, los ensayos M¨¢s que discutible, Todo es comparable, Contra la desnudez y Dal¨ª y otros amigos y Anna. En la actualidad dedica el 50% de su jornada a la pintura y tiene proyectos como la construcci¨®n de una estaci¨®n de metro en N¨¢poles y una exposici¨®n de Dal¨ª en el Pompidou.
¡°Un d¨ªa mi padre me dijo que no entend¨ªa c¨®mo ten¨ªa dos hijos tan talentosos. Mi madre se indign¨®. ¡®Son mis hijos¡¯, dijo. ¡°Quise mucho a mi madre y para lo bueno y para lo malo he heredado su talento art¨ªstico¡±, afirma Oscar.
Esther explica en Tiempos que fueron que su madre estaba convencida de que ser¨ªa traductora y novelista. ¡°Me parece que hab¨ªa decidido tambi¨¦n que t¨² ser¨ªas artista: arquitecto o pintor. ?No te parece incre¨ªble que hayamos hecho exactamente lo que ella quer¨ªa?¡±.
El mar es una de esas pasiones compartidas de los hermanos Tusquets. Por eso han elegido el Hotel Platja d¡¯Aro , en Platja d¡¯Aro (Girona) para hablar de su libro. Pasaron en ¨¦l 13 veranos, casi solos, con una criada. Los padres solo iban los fines de semana. ¡°Fue determinante, por lo excepcional y por la edad que ten¨ªa¡±, dice Oscar. ¡°A nuestros padres les gustaba mucho el mar. Nos marc¨® para siempre¡±, a?ade Esther. El mar de Platja d¡¯Aro es protagonista de su trilog¨ªa.
Oscar confiesa haber tenido terror a las ¡°arbitrarias criadas¡±, bajo cuyos cuidados pasaron infancia y adolescencia. ¡°Asesinaron a nuestra perra caniche. Una de ellas me dec¨ªa: ¡®Cuando d¨¦ la vuelta la tortilla les cortaremos el cuello a tus padres. Otra me encerr¨® con llave en la habitaci¨®n del Platja d¡¯ Aro. Otra me peg¨® un bofet¨®n porque hab¨ªa perdido un zapato¡±. A lo que Esther replica: ¡°Las criadas no eran todas unas bestias dictatoriales y s¨¢dicas como tu describes. Hubo de todo¡±.
Tiempos que fueron est¨¢ trufado de an¨¦cdotas. El d¨ªa que Esther quiso vender a su hermano por un duro o cuando ¨¦l le tir¨® ¡°un cubierto¡±, no, un cuchillo¡±, rectifica Esther, con el que le rompi¨® un trocito de diente porque se re¨ªa de ¨¦l que lloraba ante un plato de espinacas hervidas. Esther no se chiv¨®.
Que los ni?os pasaran las vacaciones en un hotel con una criada es ins¨®lito. Esther y Oscar hablan entre s¨ª, casi como en el libro. Los textos son f¨¢cilmente distinguibles: los de Esther en letra azul, de cuerpo m¨¢s peque?o, y los de Oscar, en negro.
Oscar: ¡°Entonces no nos parec¨ªa extraordinario, era lo normal. Lo que me extra?a es por qu¨¦ no les explicamos a nuestros padres lo de las criadas¡±.
Esther: "No estoy muy segura, pero creo que no quer¨ªan o¨ªrnos".
Oscar: "Eran muy especiales. Las memorias suelen ensalzar a los padres. Nuestros padres eran muy contradictorios: no estuvieron con nosotros, pero nos lo permitieron todo: colegios fant¨¢sticos y muchos medios para todo".
Esther estudi¨® Filosof¨ªa y Letras. Oscar, Arquitectura y dibujo. No tuvo ninguna dificultad con sus "dispersiones": (qu¨ªmica, radiofon¨ªa, aeromodelismo, trenes el¨¦ctricos¡). Esther a los 15 ya viajaba sola al extranjero, clases de equitaci¨®n y ballet.
Oscar: "Te pagaron clases para montar a caballo, ?por qu¨¦ lo dejaste?"
Esther: "Cog¨ª miedo. Mi torpeza f¨ªsica siempre ha sido tremenda. Nunca he sabido dar una voltereta".
Coinciden en que a sus padres no les gustaban los ni?os.
Adem¨¢s de las vacaciones en el hotel Platja d¡¯Aro, los hermanos disfrutaron de los fabulosos viajes de Semana Santa: Italia, Francia, Suiza, Alemania, Austria, Dinamarca, Holanda, B¨¦lgica, siempre en dos coches, con primos, amigos y el amante de la madre.
Oscar: "Esther, a ti la familia te ha interesado mucho m¨¢s que a m¨ª. En Hab¨ªamos ganado la guerra, cuentas eso de que la familia recibi¨® a las tropas nacionales con banderitas, bueno; pero lo que dices de t¨ªa Blanca o de t¨ªa Sara, ?a qui¨¦n le va a interesar? Claro, vendiste siete ediciones¡".
Esther: "Nunca escribo pensando en los lectores, ni en las feministas".
La figura de la madre, seg¨²n el relato de los hermanos, es fascinante, aunque las relaciones que mantuvieron son extra?as, como casi todo en esta peculiar familia. Oscar dice que estuvo enamorado de ella y Esther est¨¢ convencida de que mam¨¢ no la quer¨ªa.
Oscar: "El 80% de tus libros gira en torno a nuestra madre. Mam¨¢ quer¨ªa que fueras tan elegante y sofisticada como ella".
Esther: "Cuanto m¨¢s insist¨ªa ella, m¨¢s me fastidiaba a m¨ª y reaccionaba peor".
Esther explica en el libro que su madre hizo lo que quiso hasta el final, cuidada por dos o tres empleadas y que ellos formalmente se portaron bien con ella y procuraron que no le faltara nada. "Pero ambos fuimos muy crueles con ella. Dejamos que muriera sola".
Oscar: "Mi padre estaba bien. Un d¨ªa se fue a dormir y a la ma?ana siguiente estaba muerto. Pero mi madre tuvo una decadencia muy dura y no, no fui a verla en los ¨²ltimos d¨ªas. Era dif¨ªcil de digerir. Victoria, mi mujer de entonces, se pasaba el d¨ªa con ella".
Esther: "Yo estaba en Par¨ªs y no adelant¨¦ el regreso. Cuando volv¨ª, de madrugada, me dijo la enfermera que estaba en coma. Me fui sin verla. Yo viv¨ªa en el piso de abajo. Luego me dijeron que hab¨ªa muerto. Creo que no me quer¨ªa".
Uno de los desencuentros m¨¢s constantes entre los hermanos es si su familia viv¨ªa o no en la opulencia.
Oscar: "Esther, no es cierto lo que cuentas en tus memorias anteriores, eso de que viv¨ªamos rodeados de lujo. La riqueza es relativa. Si me comparaba con mis condisc¨ªpulos de la Llotja (donde estudiaba dibujo) el abismo era enorme. Si lo hac¨ªa con los de la Escuela Alemana, el nivel era parecido, pero si lo hac¨ªa con algunos amigos del Club de Tenis Barcelona nuestro nivel era inferior".
Esther: "No ¨¦ramos ricos si nos compar¨¢bamos con las familias del Tenis Barcelona o con las del Golf de El Prat, pero ten¨ªamos palco en el Liceo".
Oscar: "S¨ª, pero se alquilaba. No pertenec¨ªamos al C¨ªrculo del Liceo ni al Ecuestre".
Esther: "He decidido que la riqueza no est¨¢ bien".
Oscar afirma en el libro que ha perdido todo inter¨¦s por "multitud de temas ideol¨®gicos, solidarios, de identidad nacional y no digamos pol¨ªticos". Critica a Esther por el "buenismo zapateril" que, seg¨²n ¨¦l muestra en Peque?os delitos abominables.
Oscar: "Te lo dije antes de que cayera Zapatero, pero t¨² nunca has dicho que fuera listo".
Esther: "Presumo de ser de izquierdas".
Ambos coinciden en algo: saben c¨®mo les gustar¨ªa morir. Oscar ha hecho testamento vital y Esther ha tomado tambi¨¦n algunas medidas. Ella quiere morir en su "pisito de la calle Muntaner" o junto al mar. "No quiero que me ingresen en un hospital. No quiero un final feo y s¨®rdido". ?l desea que Eva, su mujer, organice una gran fiesta.
Oscar: "No temo a la muerte, pero s¨ª al sufrimiento. Pienso en las cosas que dejar¨¦ de hacer, otro edificio, otra pintura, ver crecer a mis hijos".
Esther: "El a?o pasado cre¨ª que iba a morir, no tuve miedo, pero s¨ª pens¨¦ en el futuro de mis perras".
Oscar: "?Cu¨¢ntas veces me llamaste? Muchas. ¡®Oscar, ?me quieres? Me muero".
Esther: "Solo te llam¨¦ dos veces".
Oscar: "Bueno, solo dos".
Esther: "No quiero que me incineren".
Oscar: "No me digas que tienes miedo al fuego".
Ester: "Quiero que me construyas un pante¨®n cerca de Vicenza".
* Tiempos que fueron. Esther Tusquets y Oscar Tusquets. Bruguera. Barcelona, 2012. 265 p¨¢ginas. 17,10 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.