Cindy Sherman conquista el MoMA
El museo neoyorquino re¨²ne m¨¢s de 170 obras en una gran retrospectiva de la fot¨®grafa
Creci¨® en Long Island y desde ni?a tuvo una querencia especial por el disfraz, un punto carnavalesco que la alejaba de las hadas y la acercaba a los monstruos. Pero no fue hasta los a?os 70, como estudiante de Arte en la Universidad de Buffalo, cuando Cindy Sherman dio una vuelta de la tuerca al juego infantil, arroj¨® luz a la verdad que esconde la impostura y sent¨® las bases de su carrera como una de las artistas m¨¢s influyentes del arte contempor¨¢neo. Su herramienta ha sido el autorretrato, y su medio un h¨ªbrido entre fotograf¨ªa, performance solitaria y teatro. Humor, representaci¨®n, cr¨ªtica, misterio, dramatismo, farsa y juego se funden y confunden en las 171 im¨¢genes de Sherman que el MoMA ha reunido en la espectacular retrospectiva de su trabajo que abrir¨¢ sus puertas el domingo, hasta el 11 junio.
Si el a?o pasado la muestra de Marina Abramovic fue el hit de la temporada, con Sherman el museo vuelve a poner el foco en una de las grandes creadoras del arte actual. ¡°Hemos querido ofrecer una perspectiva fresca y nueva de su obra¡±, explica la comisaria Eva Respini. ¡°Cuestiones como el car¨¢cter escurridizo de nuestra identidad en el mundo contempor¨¢neo y la representaci¨®n han sido una constante en su trabajo desde los 70 y es impresionante ver c¨®mo de sofisticada ha sido su manera de abordarlas¡±. Como complemento a la exposici¨®n el museo ha programado para abril una serie de proyecciones de pel¨ªculas que ha seleccionado la artista. Tambi¨¦n se celebrar¨¢n varias mesas redondas en las que expertos y colegas hablar¨¢n de la influencia que la menuda Sherman ha tenido en el arte y sobre los discursos feministas y posmodenos que sobrevuelan en torno a su obra. El cat¨¢logo de la muestra, publicado en espa?ol por La F¨¢brica, incluye una conversaci¨®n entre John Waters y la artista.
Son im¨¢genes inc¨®modas pero te ponen a pensar
Glenn D. Lowry
Int¨¦rprete, en el m¨¢s amplio sentido del t¨¦rmino, en las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas Sherman se ha interpretado con esmero ¨Ccomo las hero¨ªnas de pel¨ªculas de los 50, como chicas angustiadas por un desamor, como damas de la alta sociedad, como grotescos payasos o como una Madonna del Renacimiento-, ha disparado su c¨¢mara y as¨ª ha reinterpretado el complicado mundo de la imagen, las capas que sobre ¨¦l se superponen y cuanto nos rodea. ¡°M¨¢s que adentrarse en la psicolog¨ªa interior, sus fotos tratan sobre la proyecci¨®n de personajes y estereotipos que est¨¢n firmemente arraigados en nuestro imaginario cultural¡±, afirma Respini. ¡°Sus fotograf¨ªas no son autorretratos. Es verdad que ella es la modelo, pero eso est¨¢ fuera de lugar¡±.
Una de las primeras series que abre la muestra del MoMA, Untitled #479, descubre el proceso de transformaci¨®n que subyace en la obra de esta fot¨®grafa: como si hubieran sido tomados en un fotomat¨®n en blanco negro, 23 retratos retocados con pintura, presentan a una jovenc¨ªsima Sherman en las distintas fases que separan a una estudiante con gafas de una seductora maniqu¨ª moderna. En el poli¨¦drico retrato de la exposici¨®n del MoMA est¨¢n tambi¨¦n las m¨ªticas Untitled Stills, que Sherman comenz¨® a disparar a los 23 a?os, en el oto?o de 1973, inspir¨¢ndose en las pel¨ªculas en blanco y negro de los 50 y 60, adoptando los roles cl¨¢sicos femeninos en cerca de 80 escenarios; un trabajo que lanz¨® su carrera, que mantiene intacta su misteriosa fuerza y que ya fue mostrado en este museo gracias al patrocino de otra reina de la transformaci¨®n, la cantante Madonna.
El mismo suspense que envuelve las Untitled Stills, reapareci¨® en los 80 con las llamadas Centerfold Photos, repletas de color, en formato horizontal ¨Ccomo de desplegable de revista¨C, enfocando de cerca la angustia femenina y la desesperaci¨®n ante un tel¨¦fono que no suena, por ejemplo. La serie surgi¨® a partir de un encargo de Artforum, con el que Sherman y sus escenograf¨ªas descubr¨ªan un lado mucho m¨¢s ¨ªntimo de la m¨ªstica femenina que el de la carne. Otra de las salas de la exposici¨®n presenta el resultado de otro encargo que recibi¨® la artista ?¨Cesta vez del mundo de la moda¨C en el que carg¨® la c¨¢mara con descaro e iron¨ªa. ?Qui¨¦n dijo que las fotos de moda deb¨ªan contar historias bonitas?
A finales de los 80 arranc¨® la fase m¨¢s oscura de Sherman con descarnadas im¨¢genes en las que por primera vez ella no aparec¨ªa: con mu?ecas, maniqu¨ªes y pr¨®tesis de pl¨¢stico se zambull¨® en lo repelente y grotesco. ¡°Son im¨¢genes inc¨®modas pero te ponen a pensar¡±, apunta el director del MoMA, Glenn D. Lowry. Luego llegaron las r¨¦plicas de cuadros cl¨¢sicos y la serie de retratos de damas de sociedad o los deformados payasos.
Sherman nunca ha titulado sus obras, simplemente las numera para poder identificarlas, y as¨ª la l¨ªnea continua que el MoMA ha dibujado en torno a su obra cobra una especial fuerza. Su m¨¦todo de trabajo tampoco ha variado mucho, aunque ahora se vale del programa inform¨¢tico Photoshop para alterar sus rasgos o a?adir fondos. La artista trabaja sola. Como un hombre orquesta, ella compra todo el atrezzo, se peina y se maquilla, cuida hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle y salvo en los primeros a?os, cuando su padre o su entonces novio ¨Cel tambi¨¦n artista Robert Longo¨C dispararon la c¨¢mara, ella controla el temporizador para capturar las im¨¢genes. ¡°Me resulta muy interesante su forma de trabajo: una performance secreta detr¨¢s de la c¨¢mara, en la que no hay p¨²blico ni testigos. Es su ritual secreto¡±, dice Marina Abramovic en una de las entrevistas que el museo ha preparado.
M¨¢s all¨¢ de la relevancia que el trabajo de Sherman cobra en un mundo dominado por redes sociales en el que millones de usuarios construyen sus identidades a partir de posts y fotos, la fot¨®grafa ha sabido enofocar desde su personal ¨¢ngulo la tensi¨®n entre realidad y ficci¨®n, entre la r¨¦plica y lo aut¨¦ntico. O como dice su ex pareja Robert Longo: ¡°Es muy dif¨ªcil hacer algo nuevo, as¨ª que uno aspira a hacer algo que sea verdad y ella lo ha logrado¡±.
Babelia
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