Angelina Jolie, Bosnia en el coraz¨®n
'En tierra de sangre y miel' sit¨²a ese ¨¢ngulo muerto de la historia del siglo XX, en ese momento de dolor absoluto, al mismo tiempo que de indignidad y verg¨¹enza para las naciones que dejaron hacer: la guerra de Bosnia
Cuando Angelina Jolie me pidi¨® que me reuniera con ella, el jueves pasado, en Par¨ªs, para presentar el preestreno de su En tierra de sangre y miel, por supuesto, empec¨¦ por decir que quer¨ªa ver la pel¨ªcula, pero, despu¨¦s de verla, no lo dud¨¦ ni un segundo.
Porque ?vaya historia!
Estamos ante una gran actriz hollywoodiense.
La violaci¨®n concebida como arma de guerra constituye no el decorado, sino el tema de la pel¨ªcula
Estamos ante una de las estrellas m¨¢s cotizadas y celebradas del cine mundial.
Estamos ante un gran nombre del que nadie dudaba que, si un d¨ªa decid¨ªa pasar al otro lado de la c¨¢mara, tendr¨ªa temas, financiaci¨®n y guiones para elegir, as¨ª como actores que se pelear¨ªan por el privilegio de unirse a la aventura.
He aqu¨ª que Angelina Jolie, en efecto, pasa detr¨¢s de la c¨¢mara y ?qu¨¦ sucede?
Rueda una pel¨ªcula de autor, con actores bosnios desconocidos, en un idioma, el bosnio, que, tanto en Am¨¦rica como en Europa, parece bastante improbable, y sit¨²a su pel¨ªcula en ese ¨¢ngulo muerto de la historia del siglo XX, en ese momento de dolor absoluto, al mismo tiempo que de indignidad y verg¨¹enza para las naciones que dejaron hacer: la guerra de Bosnia.
El resultado es una pel¨ªcula que, para empezar, suena incre¨ªblemente veros¨ªmil. Yo vi, en la vida real, a hombres y mujeres que se parec¨ªan como hermanos y hermanas a Danijel y Ajla, los Romeo y Julieta de esta historia de amor con fondo de campo de concentraci¨®n y horror. Y este asunto de la violaci¨®n concebida como arma de guerra, la humillaci¨®n de un pueblo a trav¨¦s de los cuerpos torturados de sus mujeres y la purificaci¨®n ¨¦tnica a trav¨¦s del vientre que constituyen, no el decorado, sino el tema de la pel¨ªcula, yo ya los hab¨ªa filmado en Bosnia (mi documental de 1994). Pues bien, la obra de ficci¨®n que ella ha basado en estos dramas, su reconstituci¨®n, casi veinte a?os despu¨¦s, en unos estudios de Hungr¨ªa, su paso a la escritura, a la realizaci¨®n y a la leyenda son de una veracidad sangrante y captan la exaltaci¨®n y la violencia atroz que marcaron la realidad y de las que, desgraciadamente, puedo dar fe.
La cinta es de una veracidad sangrante y capta la violencia atroz que marc¨® la realidad de Bosnia hace 20 a?os
El resultado es un caso raro y muy emotivo de transmisi¨®n exitosa. Angelina Jolie era una adolescente en el momento de los hechos que narra. Seguramente, solo tuvo noticia de ellos tard¨ªamente y de o¨ªdas. En la ¨¦poca en la que un pu?ado de intelectuales (en Alemania, Peter Schneider y Hans Christoph Buch; en Inglaterra, Salman Rushdie; en Estados Unidos, Christopher Hitchens o Susan Sontag; en Francia, el autor de estas l¨ªneas, entre otros) tem¨ªan que en Sarajevo se estuviera anunciando el fin de una Europa que acababa de ofrendarle al siglo XXI su nueva y no menos espeluznante guerra de Espa?a, ella segu¨ªa so?ando con sus papeles en Cyborg 2 y Hackers. Ahora, toma el relevo, la antorcha, contin¨²a de alg¨²n modo el combate y, no contenta con revivir lo que nosotros vivimos, realiza el milagro, siempre abrumador cuando se produce, de convertir nuestra memoria en historia.
Y el resultado es, finalmente, un acto pol¨ªtico de esos que el cine engendra cada vez menos. ?Una pel¨ªcula comprometida? ?Parcial? ?Una pel¨ªcula que no teme dar la batalla ni arriesgarse, cuando es necesario, a que los cretinos la tachen de maniquea? S¨ª, por supuesto. Porque es una pel¨ªcula que llama al pan, pan y al vino, vino. Porque es una pel¨ªcula que, lejos del unanimismo borreguil que hubi¨¦ramos podido temernos de una criatura pura y dura de la industria hollywoodiense, llama ¡°fascistas¡± a los milicianos serbios de la ¨¦poca y se cuida de distinguir, en la confusi¨®n de aquellos tiempos sombr¨ªos, a v¨ªctimas y verdugos. Y, por utilizar las palabras de Godard, no es solo una pel¨ªcula, sino una pel¨ªcula justa, que hace justicia a los muertos y rinde homenaje a los supervivientes.
Durante su proyecci¨®n en Sarajevo, la v¨ªspera de su presentaci¨®n en Par¨ªs, En tierra de sangre y miel fue acogida por una multitud que dud¨® por espacio de varios minutos entre las l¨¢grimas y los v¨ªtores. Normal. Esas mujeres violadas que callaban desde hac¨ªa veinte a?os, los hijos de esas violaciones que, a punto de llegar a la edad adulta, viv¨ªan su genealog¨ªa como un oprobio, esa sociedad bosnia que ten¨ªa en tales hechos su secreto m¨¢s doloroso... Y de pronto una gran actriz, que adem¨¢s es una gran dama, pone su prestigio a su servicio y, por primera vez, les permite volver a levantar un poco la cabeza.
Yo conoc¨ª una situaci¨®n similar, hace cuarenta a?os, en Bangladesh, cuando un jefe de Estado musulm¨¢n, el presidente Mujibur Rahman, tom¨® la valiente decisi¨®n de nombrar ¡°birangona¡±, literalmente ¡°hero¨ªnas nacionales¡±, a las decenas de miles de j¨®venes violadas por la soldadesca paquistan¨ª, que hab¨ªan sido marginadas de la sociedad as¨ª como, a menudo, de sus propias familias. Es, mutatis mutandis, el gesto de Angelina Jolie. Y en ¨¦l radica la sombr¨ªa grandeza de su pel¨ªcula.
Nuestros caminos se cruzaron por primera vez en torno a la figura de Daniel Pearl, a cuya viuda encarn¨® en una pel¨ªcula.
Despu¨¦s, una segunda vez, el 25 de febrero de 2007, en Bahai, al norte de Sud¨¢n, donde yo aguardaba la posibilidad de entrar clandestinamente en Darfur y adonde acudi¨® para visitar los campos de refugiados.
Este tercer encuentro es el bueno, pues se produce en la encrucijada de un imprescriptible sufrimiento y de su inscripci¨®n en el registro de una obra de arte.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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