La revoluci¨®n de las microsalas
Espa?a est¨¢ llena de salas con aforos entre 15 y 80 butacas que pelean a diario por hacerse un hueco Ofrecen danza, teatro y m¨²sica en un formato m¨¢s ¨ªntimo y cercano En muchos casos, tras la funci¨®n, es posible quedarse charlando y tomando algo con los artistas
Ni Messi ni Xavi, sino Mozart. Poco les interesaba el himno de la Liga de Campeones que en Londres acog¨ªa al Barcelona, dispuesto a jugarse la final del torneo contra el Manchester United. Los 30 espectadores que el pasado 28 de mayo acudieron al Teatro m¨¢s peque?o del mundo , en Barcelona, buscaban otra m¨²sica, m¨¢s cl¨¢sica. ¡°Recuerdo que al final del concierto nadie quer¨ªa siquiera hablar de f¨²tbol¡±, cuenta Luis de Arquer, anfitri¨®n a la vez que ejecutor de aquella velada.
Desde hace tres a?os, De Arquer se ha metido un escenario en casa. ?l vive en la primera planta. Pero todos los s¨¢bados, a eso de las 21.00, baja unos escalones, saluda al p¨²blico instalado en su sal¨®n y se sienta al piano. Toca una hora y media, mezclando Chopin y Bach con su repertorio personal. Y, luego, termina su actuaci¨®n con una copa de cava con sus (como mucho) 43 invitados. Es ese el aforo m¨¢ximo de una sala que en sus comienzos luchaba por llegar a 10 asistentes. De hecho, hubo ocasiones en las que el bal¨®n de cuero s¨ª pudo con Beethoven. ¡°Recuerdo la noche de un Bar?a-Madrid en el que vinieron ocho personas¡±, recuerda De Arquer.
El compositor catal¨¢n es una gota del oc¨¦ano espa?ol de salas alternativas que encierran danza, teatro y m¨²sica en pocos metros cuadrados y un aforo que oscila entre 15 y 80 butacas. Al teatro Ensalle, por ejemplo, suelen acudir ¡°una media de 48 espectadores¡±, asegura Pedro Fresneda, cofundador de la sala junto con su compa?era Raquel Hern¨¢ndez. Director de teatro ¨¦l y actriz ella, abrieron hace nueve a?os un rinconcito de artes esc¨¦nicas en el coraz¨®n de Vigo. A sus visitantes ofrecen por 9 euros una programaci¨®n mixta de danza y teatro en petit comit¨¦.
Tambi¨¦n les han ofrecido la posibilidad de sacarse un carnet de espectadores. ¡°Pagas una cuota fija y puedes acudir a todas las funciones¡±, resume Fresneda. Sintetizando m¨¢s a¨²n, se llega a la palabra m¨¢gica, un eco que resuena en todas las salas: fidelizaci¨®n. ¡°Sin ella estamos abocados al fracaso m¨¢s absoluto¡±, sostiene Estrella Garc¨ªa, codirectora, con dos socios, del Espacio Esc¨¦nico El Huerto, de Gij¨®n. De ah¨ª que, con una receta a base de intimidad y cercan¨ªa, estas salas intenten seducir el paladar del p¨²blico y convencerle para que vuelva a picar de su cocina art¨ªstica.
¡°No hay puerta de atr¨¢s. Despu¨¦s de la funci¨®n puedes quedarte a hablar con los actores, tomarte un vino¡±, defiende su oferta Fresneda. Y ante un vino tinto, en un sal¨®n que mezcla la atm¨®sfera acogedora de una casa de campo con pinceladas de decadencia, Rodolfo Cortizo y Eva Varela Lasheras sugieren los secretos de su sala madrile?a, La Puerta Estrecha: ¡°No puedes entrar en un teatro como en cualquier sitio. Tiene que haber un clima potente, como en una iglesia¡±. Una comparaci¨®n curiosa para un lugar que fue un liceo femenino con Primo de Rivera, una sala de cine porno bajo Franco y que acab¨® hecho un desastre hasta la llegada de Cortizo y Varela. Nueves meses tardaron en devolverle un aspecto decente, que les ayude a lograr su objetivo: ¡°Buscamos conmover, que sientas algo¡±.
Seguramente lo consiguieran con una sobrina nieta de Antonio Machado que les esper¨® tras el espect¨¢culo Este sol de la infancia para contarles lo emocionada que estaba por esa obra, sobre la figura del poeta. De aquella representaci¨®n, y de muchas m¨¢s, Cortizo y Varela guardan varios recuerdos. Literalmente. Por eso esparcieron el pasado, en forma de los objetos utilizados en otras obras, por toda su sala. Algo as¨ª como un espect¨¢culo en el espect¨¢culo. ¡°El asistente viene a ver tambi¨¦n la sala¡±, defiende Garc¨ªa, desde Gij¨®n. Pero sobre todo a dejar los prism¨¢ticos y disfrutar de teatro al cuadrado. ¡°Te ven el sudor, te escuchan respirar¡±, relata Roberto Torres desde su Teatro Victoria, en Santa Cruz de Tenerife.
En efecto, el sudor de Varela se ve. Y se escucha su respiro. Tanto que el espectador intenta detener el suyo para no turbar el silencio sepulcral, solo interrumpido por las palabras de la actriz. Ante la mirada del p¨²blico, que esa noche le dobla en n¨²mero, Varela se agacha, grita y se echa tierra encima, fiel sobre todo a la ¨²ltima palabra de Extracci¨®n de la Piedra de Locura, un mon¨®logo de la argentina Alejandra Pizarnik. Es lo que hay, hasta finales de marzo, los martes y mi¨¦rcoles. De jueves a domingo en cambio toca Samuel Beckett, tal vez el autor favorito de la pareja de La Puerta Estrecha.
¡°Lo vuelves a leer y siempre aprendes algo¡±, dice Cortizo del dramaturgo irland¨¦s. Otras salas en cambio tiran menos de los cl¨¢sicos y m¨¢s de lo contempor¨¢neo. ¡°Buscamos gente joven, incluso sin nombre, que tenga car¨¢cter y arriesgue¡±, relata Roberto Torres, desde Tenerife. Sea como fuere, hay una misma flor que todos se echan a la hora de explicar c¨®mo seleccionan el repertorio. ¡°Los que abren salas alternativas solemos ser gente del gremio, experimentada. Sabemos lo que programamos¡±, saca pecho Garc¨ªa.
Compositores, directores, bailarines y actores. Todos los entrevistados llevaban a?os viviendo en y de la escena, hasta que abrieron su propia cuarta pared. Algunos se conocen entre ellos, otros hasta se han aliado, ya que el cuento de hadas de que un teatro m¨¢s ¨ªntimo es posible a veces se pasa de peque?o. ¡°Tuvimos que suspender¡±, es el estribillo que responde al r¨¦cord negativo de afluencia de cada sala. Como la uni¨®n hace la fuerza (y la visibilidad), hace a?os que la Red de Teatros Alternativos congrega a varias microsalas por todo el territorio nacional. Aunque 37 davides no hagan un Goliath, s¨ª pueden animarse entre ellos. Y buscar un paraguas para la que est¨¢ cayendo.
El compositor De Arquer lo ha encontrado en la web de ofertas y descuentos Atr¨¢palo, que ilumina el camino de sus veladas hacia la supervivencia. Otros cuentan con el apoyo de Ayuntamientos, Comunidades y del Gobierno, aunque ahora va disminuyendo. ¡°En Canarias las ayudas p¨²blicas han bajado un 70%. Sin ellas, tal vez consigas seguir existiendo, pero no mantener la misma dignidad y profesionalidad¡±, afirma Torres. Rumbo a la rentabilidad, de momento el Ensalle de Vigo se ha bajado una parada antes. ¡°Por lo pronto es sostenible. Xunta, Ministerio [de Educaci¨®n, Cultura y Deportes] y privados nos financian a partes iguales, pero le devolvemos todo con creces¡±, tercia Fresneda. Y cita un estudio de la Red de Teatros Alternativos seg¨²n el cual el coste medio de las funciones no supera los 1.200 euros.
Una suma tan lejana de los presupuestos de los grandes teatros como sus hogares lo son de los escenarios tradicionales. ¡°Somos salas de proximidad¡±, es la traducci¨®n de alternativa que sugiere Fresneda. En La Puerta Estrecha la definici¨®n de Cortizo es algo m¨¢s rom¨¢ntica: ¡°Peleamos por nuestro peque?o espacio de libertad¡±. Y para que haya salones y salas donde, la noche de la final de la Liga de Campeones, suene Mozart.
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