Se?oritas del Madrid de posguerra
Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente estrena una versi¨®n colorista de este m¨ªtico texto de humor negro con Juan Ribo y Emilio Gavira en el reparto
Jean Anouilh, uno de los dramaturgos franceses m¨¢s importantes del siglo XX escribi¨® en 1952 una pi¨¨ce-concert a la que llam¨® La orquesta en 1957. Se estren¨®, dirigida por ¨¦l mismo, en enero de 1962 en la Comedie des Champs-Elys¨¦es. Cincuenta a?os despu¨¦s de ese estreno y 35 desde que se conociera la obra en Espa?a con un impactante montaje, rebautizado La orquesta de se?oritas por la compa?¨ªa bonaerense Los comediantes de San Telmo, un director espa?ol, Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente, retoma este cl¨¢sico contempor¨¢neo.
Lo hace llevando la acci¨®n del original, en un balneario de las afueras de Par¨ªs en la posguerra de 1947, a otra posguerra, m¨¢s nuestra, m¨¢s larga y quiz¨¢, por aquello de la miseria material e intelectual, m¨¢s dura. Es el Madrid de los a?os cuarenta del pasado siglo, donde conviven el hambre y los locales de ¨¦xito frecuentados por personajes noct¨ªvagos que triunfan en sus trabajos. Pero en la versi¨®n de P¨¦rez de la Fuente, que ma?ana viernes se estrena el Palacio de Festivales de Santander, desde donde iniciar¨¢ una larga gira, se ha respetado la esencia anouilhista y la obra, igualmente, expone magistralmente y sin anestesia, con particular e incisivo humor y en clave de tragicomedia, el juego entre la apariencia y la realidad en la vida de estas mujeres y artistas frustradas.
Fundamental en el montaje es el vestuario de Alejandro And¨²jar que ha realizado a partir de los figurines que hay en el Museo Nacional del Teatro de ?lvaro Retana, quien adem¨¢s de estar considerado como el mejor escritor de novelas er¨®ticas de su ¨¦poca, ser autor de las letras de celebrados tonadillas, couplets o cupl¨¦s, se le debe el despegue del g¨¦nero fr¨ªvolo desde 1911, y la creaci¨®n de figurines excepcionales para las artistas de la ¨¦poca
Al frente de esa orquesta de seres cuyas almas han sido heridas por la guerra est¨¢n los actores Juan Rib¨®, como Do?a Hortensia, Emilio Gavira, V¨ªctor Ullate Roche, Francisco Rojas, Juan Carlos Naya, Luis Perezagua y Zori¨®n Eguileor, quienes adem¨¢s con onomatopeyas se convierten, con sus voces en los instrumentos de esa orquesta que sobrevive en el mundo del cabaret, movi¨¦ndose desde el cupl¨¦ a la copla haciendo un gran homenaje al g¨¦nero fr¨ªvolo y a una ciudad que es ¡°epicentro de mil placeres, sin¨®nimo de vida alegre y antesala del averno¡±. Un Madrid que en aquella ¨¦poca recib¨ªa a la aristocracia destronada en otros pa¨ªses y a personajes que hu¨ªan de una Europa convulsa ¡°un fest¨ªn para estraperlistas, inversores y brillantes cerebros del contraespionaje¡±.
¡°El lenguaje tiene un humor casi negro, con un contenido tr¨¢gico en medio de una atm¨®sfera decadente, pero llena de comprensi¨®n y ternura para esta orquesta de se?oritas¡±, dice el director quien recuerda c¨®mo en los a?os setenta aquel montaje que lleg¨® de Buenos Aires le impact¨® mucho: ¡°No era un espect¨¢culo de travestismo, eran hombres interpretando a mujeres, con todo el patetismo que requer¨ªa la propuesta, luego volv¨ª a ver varias veces este montaje y siempre era algo muy gay y no va por ah¨ª la cosa; pero el que interpreten hombres a estas mujeres es una propuesta que Anouilh acept¨® en vida, y eso me dio tranquilidad, pero tambi¨¦n le dije a los herederos que hab¨ªa que hacerlo sin playback y trayendo la acci¨®n a nuestra posguerra, a ese Madrid canalla con las cartillas de racionamiento y esos antros con Ava Gadner, Chicote; una ciudad marcada por una doble mirada, la del hambre y la de la juerga¡±, se?ala el director y tambi¨¦n responsable del espacio esc¨¦nico, que ha creado un lugar, a caballo entre caf¨¦ cantante, tablao y sala de fiestas a la que ha llamado El balc¨®n de Espa?a y Portugal.
Su objetivo ha sido encontrar actores de escuelas y edades muy distintas que dieran el patetismo que tiene la funci¨®n: ¡°El montaje funciona con hombres, no tanto por el patetismo, sino para subrayar la confusi¨®n y el caos en que viven estos hombres, en un momento en el que las supervivientes son las mujeres, y los hombres est¨¢n hechos una piltrafa¡±, dice P¨¦rez de la Fuente quien ha tenido que pedir numerosos derechos a los herederos de las canciones de moda en la ¨¦poca.
El actor Juan Rib¨®, que canta entre otros temas La regadera, recuerda que esta obra siempre ha tenido un repr¨ªs peri¨®dico a trav¨¦s del tiempo: ¡°En esta ocasi¨®n hay algo fundamentalmente distinto; la orquesta con instrumentos que reproducimos con la voz y la coreograf¨ªa porque est¨¢ trasladado a un caf¨¦ de variet¨¦s de la posguerra, con ese trasfondo del odio que se tienen, remarcado por el hambre y la envidia¡±, y a?ade, ¡°pero lo fundamental es que se ha buscado retratar la condici¨®n humana, hombres que son mujeres y mujeres que son hombres, porque la mujer, m¨¢s hoy, es fuerte y poderosa y lo hemos hecho con una propuesta muy visual, al contrario que en otros montajes, y a trav¨¦s de un viaje por diferentes estilos, desde el costumbrismo jardielano hasta el distanciamiento brechtiano¡±, apunta el actor que no oculta que es el papel m¨¢s dif¨ªcil de su vida. ¡°Estoy en un terreno que no he tocado nunca, nunca me he subido a un tac¨®n de 18 cent¨ªmetros y luego est¨¢ ese pudor a?adido de sacar la parte femenina, que todos tenemos, y para m¨ª es un reto muy gordo, porque adem¨¢s la Hortensia es muy dif¨ªcil y tremenda¡±
Su compa?ero de reparto, Emilio Gavira, al que acaban de conceder el Premio Ercilla de Teatro por su trabajo en La ca¨ªda de los dioses, con direcci¨®n de Tomaz Pandur, se?ala que es un espect¨¢culo bello y cree que cualquier actor morir¨ªa por hacer su papel. Una vez m¨¢s pone al servicio del montaje su buena voz y sus conocimientos de tenor l¨ªrico: ¡°Creo que todo el montaje, tal y como lo ha planteado Juan Carlos, nos est¨¢ contando c¨®mo volvemos a momentos de crisis, de escasez, momentos en los que la sensaci¨®n es de que va a faltar de todo. Y todo esto lo plantea a trav¨¦s de unos se?ores, que no son m¨¢s que viejas glorias que les gustar¨ªa estar en otro sitio, pero la necesidad y la miseria les hace estar ah¨ª. Todo es como si volvi¨¦ramos a un periodo de posguerra¡±.
Babelia
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