Fallece el cantante italiano Lucio Dalla
El m¨²sico ten¨ªa 68 a?os Se encontraba en Suiza por una serie de conciertos
Como recita su m¨¢s celebre canci¨®n, Lucio Dalla naci¨® en Bolonia el 4 de marzo de 1943 y en tres d¨ªas iba a cumplir los 69 a?os. Un ataque al coraz¨®n interrumpi¨® su vida y una carrera de casi medio siglo. Dalla se hallaba en el pueblo suizo de Montreux, durante una gira que ten¨ªa que llevarle hasta Berl¨ªn. Se apaga una de las voces m¨¢s bellas y dolidas del pa¨ªs transalpino, un punto de referencia para la m¨²sica de autor a nivel internacional.
Anoche, concluy¨® su concierto y los amigos que hablaron con ¨¦l cuentan que "estaba viv¨ªsimo, feliz, tranquilo, divertido y en paz consigo mismo", dice Roberto Serra, fotoperiodista bolo?¨¦s e ¨ªntimo amigo del cantante. La ¨²ltima aparici¨®n del m¨²sico fue en el escenario del Teatro Ariston de Sanremo, hace dos semanas, con motivo del ¨²ltimo Festival de la canci¨®n italiana. Dalla acompa?¨® al joven cantante Pierdavide Carone: dirigi¨® la orquesta con el tema Nan¨ª, que ¨¦l mismo hab¨ªa escrito y apostill¨® con su voz la exhibici¨®n.
Tras participar en el Festival de Sanremo, Dalla hab¨ªa emprendido una de sus habituales giras europeas: el 27 de febrero toc¨® en Lucerna y despu¨¦s de una segunda etapa en Zurich, hab¨ªa recalado en Montreux. Las siguientes paradas de su viaje le habr¨ªan llevado hacia el norte: Basilea, Berna, Ginebra, Lugano, Par¨ªs, Duseldorf, Hamburgo, Bremen, Fr¨¢ncfort, Luxemburgo, Stuttgart y M¨²nich.
Humilde, t¨ªmido y siempre en busca de nuevos talentos, sus condiciones de salud no despertaron preocupaci¨®n en el p¨²blico italiano que le aplaudi¨® en Sanremo. Por eso, en las redes sociales y en los comentarios de la prensa, el afecto se mezcla con la incredulidad por su repentina muerte. Entre los primeros en expresar su tristeza est¨¢ Lorenzo Cherubini, alias Jovanotti, en Twitter: "Oh no, no, no puedo creerlo". "No puedo pensar que la noticia de su muerte sea cierta", ha escrito Laura Pausini en su perfil de Facebook: "Lucio es el primer artista que me vio cantar, en un restaurante de Bolonia, cuando ten¨ªa 8 a?os. No puedo olvidar c¨®mo me acarici¨® el pelo y me dirigi¨® palabras de ¨¢nimo. Ha estado muy cerca en todos estos a?os y yo le rend¨ª homenaje durante mi ¨²ltima gira, cantando la canci¨®n con la que le conoc¨ª de peque?a, Piazza Grande". Al que le est¨¢ costando m¨¢s superar su muerte es a su gran amigo y colega Francesco De Gregori. "Este es un momento trist¨ªsimo, no quiero hablar con nadie", dice el cantautor romano que muchas veces comparti¨® escenario con Dalla, sobre todo durante la gira de Banana Republic, el disco publicado por los dos en 1979 que se ha quedado para siempre en la memoria colectiva. "Un gran poeta nos ha dejado - escribe la actriz c¨®mica Sabina Guzzanti, que firm¨® el documental 'Viva Zapatero' - Nos quedan gran canciones, no el vac¨ªo".
Dalla es autor de algunas de las canciones m¨¢s conocidas de la historia de la m¨²sica italiana como Come ¨¨ profundo il mare, Caruso o L'anno che verr¨¢, piezas que todo italiano sabe tatarear y que cuentan, suspendidas en un tono entre melanc¨®lico y l¨²cidamente cr¨ªtico, sentimientos ¨ªntimos y faltas colectivas. Canciones tan famosas tambi¨¦n en el extranjero que ¨¦l mismo las defini¨® como su? "pasaporte en el mundo", durante la entrevista que concedi¨® a la RAI de Bolonia, antes de dejar la ciudad para irse de gira.
M¨²sico, antes que cantante, Dalla amaba tocar el clar¨ªn y acercarse a la sonoridad del jazz. Fue precisamente ese el g¨¦nero musical que hosped¨® sus comienzos y que le llev¨® a su primera experiencia en un estudio de grabaci¨®n. Era 1961 y el m¨²sico tocaba el clarinete en una versi¨®n del tema Telstar de la Second Roman New Orleans Jazz Band. Cinco a?os despu¨¦s lleg¨® su primer ¨¢lbum, compuesto con el grupo Gli idoli (Los ¨ªdolos) y titulado 1999. Fue el arranque de una trayectoria que le llev¨® a vender millones de copias de sus discos y a escribir tema como Attenti al lupo, Canzone, Piazza grande o 4/3/1943.
Su otra gran pasi¨®n era Bolonia, la ciudad rica y pl¨¢cida donde naci¨® y vivi¨®. Hoy parece aturdida, perdida, por no haber podido arropar en el ¨²ltimo viaje a su querido y orgulloso ciudadano. Lo van a recordar los futbolistas y los tifosi del Bolonia, con su bufanda rojiazul en el estadio Dall'Ara, mientras celebraba y sufr¨ªa los altibajos del equipo local. Todo el mundo le recuerda paseando por el casco antiguo, duende tierno y extravagante, apoyado a un bast¨®n, con uno de sus muchos gorros calado hasta encima de las gafas, tapando la peluca rubio rojizo. Acud¨ªa a los eventos culturales o compraba en el mercado cerca de su casa. En la c¨¦ntrica calle D'Azeglio, bajo las ventanas cerradas de su amplio piso, empiezan a llegar ramos de flores. Desde el interior de la casa, suenan las notas de sus canciones.
Babelia
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