Sexismo ling¨¹¨ªstico y visibilidad de la mujer
La RAE ha decidido llamar la atenci¨®n a las gu¨ªas de lenguaje no sexista publicadas en los ¨²ltimos a?os por diversas instituciones En este art¨ªculo, escrito por Ignacio Bosque y suscrito por 26 acad¨¦micos de n¨²mero, se sostiene que, si bien existen usos verbales sexistas, las recomendaciones de dichas gu¨ªas difunden usos ajenos a las pr¨¢cticas de los hablantes Tambi¨¦n conculcan normas gramaticales, anulan distinciones necesarias y obvian la realidad de que no hay discriminaci¨®n en la falta de correspondencia entre g¨¦nero y sexo
1. En los ¨²ltimos a?os se han publicado en Espa?a numerosas gu¨ªas de lenguaje no sexista. Han sido editadas por universidades, comunidades aut¨®nomas, sindicatos, ayuntamientos y otras instituciones. Las que identifico con siglas o abreviaturas en la relaci¨®n que aparece al final constituyen tan solo una muestra de ese extenso cat¨¢logo. Antepondr¨¦ un guion a la p¨¢gina citada: MUR-8, UPM-10, UGT-14, etc.
2. La mayor parte de estas gu¨ªas han sido escritas sin la participaci¨®n de los ling¨¹istas. Constituye una importante excepci¨®n MAL, que contiene abundante bibliograf¨ªa. Esta es la gu¨ªa m¨¢s completa de las nueve, y tambi¨¦n la menos radical en sus propuestas. Cabe pensar que los responsables o los impulsores de las dem¨¢s gu¨ªas entienden que no corresponde a los ling¨¹istas determinar si los usos verbales de los hispanohablantes son o no sexistas. Aunque se analizan en ellas no pocos aspectos del l¨¦xico, la morfolog¨ªa o la sintaxis, sus autores parecen entender que las decisiones sobre todas estas cuestiones deben tomarse sin la intervenci¨®n de los profesionales del lenguaje, de forma que el criterio para decidir si existe o no sexismo ling¨¹¨ªstico ser¨¢ la conciencia social de las mujeres o, simplemente, de los ciudadanos contrarios a la discriminaci¨®n. Ha trascendido a la prensa recientemente el malestar de los profesores de Lengua Espa?ola de la Universidad de Murcia ante la gu¨ªa de lenguaje no sexista que esta instituci¨®n elabor¨® (MUR, en la lista final) sin contar con su participaci¨®n o recabar siquiera su parecer.
Se ha se?alado en varias ocasiones que los textos a los que me refiero contienen recomendaciones que contravienen no solo normas de la Real Academia Espa?ola y la Asociaci¨®n de Academias, sino tambi¨¦n de varias gram¨¢ticas normativas, as¨ª como de numerosas gu¨ªas de estilo elaboradas en los ¨²ltimos a?os por muy diversos medios de comunicaci¨®n. En ciertos casos, las propuestas de las gu¨ªas de lenguaje no sexista conculcan aspectos gramaticales o l¨¦xicos firmemente asentados en nuestro sistema ling¨¹¨ªstico, o bien anulan distinciones y matices que deber¨ªan explicar en sus clases de Lengua los profesores de Ense?anza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias.
No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas gu¨ªas, pero es f¨¢cil adivinar cu¨¢l ser¨ªa la reacci¨®n de las universidades, las comunidades aut¨®nomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna instituci¨®n dirigiera a los ciudadanos otras gu¨ªas de actuaci¨®n social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, m¨¢s a¨²n, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios.
3. Las nueve gu¨ªas que menciono poseen numerosos puntos en com¨²n. Tambi¨¦n existen algunas diferencias entre ellas, relativas sobre todo al grado de detalle con el que explican los fen¨®menos gramaticales o l¨¦xicos. De las nueve gu¨ªas que menciono, MAL es la ¨²nica que acepta el uso no marcado (m¨¢s com¨²nmente llamado gen¨¦rico) del masculino, como en El trabajador debe exigir sus derechos (MAL-29) o en El alumno deber¨¢ asistir puntualmente a clase (MAL-32), donde admite que ¡°el masculino es extensivo a las mujeres¡±. Esta gu¨ªa se limita a censurar ¡°el uso abusivo del masculino gen¨¦rico¡± (MAL-47), mientras que las dem¨¢s no aceptan su empleo y recomiendan evitarlo en todos los casos.
Entre los aspectos que comparten las gu¨ªas de lenguaje no sexista destaca sobre todo una argumentaci¨®n impl¨ªcita que me parece demasiado obvia para ser inconsciente. Consiste en extraer una conclusi¨®n incorrecta de varias premisas verdaderas, y dar a entender a continuaci¨®n que quien niegue la conclusi¨®n estar¨¢ negando tambi¨¦n las premisas.
La primera premisa verdadera es el hecho cierto de que existe la discriminaci¨®n hacia la mujer en nuestra sociedad. Son alarmantes, en efecto, las cifras anuales de violencia dom¨¦stica, y se siguen registrando situaciones de acoso sexual no siempre atendidas debidamente por las autoridades competentes. Existen todav¨ªa diferencias salariales entre hombres y mujeres. Se atestiguan tambi¨¦n diferencias en el trato personal en el trabajo, que a veces se extienden al grado de capacitaci¨®n profesional exigible en la pr¨¢ctica, as¨ª como a las condiciones requeridas para acceder a puestos de responsabilidad. Adem¨¢s de en el mundo laboral, existe desigualdad entre hombres y mujeres en la distribuci¨®n de las tareas dom¨¦sticas. Es tambi¨¦n real el sexismo en la publicidad, en la que la mujer es considerada a menudo un objeto sexual. Son igualmente verdaderas las actitudes paternalistas que algunos hombres muestran hacia las mujeres, sea dentro o fuera del trabajo, y son asimismo objetivos otros muchos signos sociales de desigualdad o de discriminaci¨®n que las mujeres han denunciado repetidamente en los ¨²ltimos a?os.
La segunda premisa, igualmente correcta, es la existencia de comportamientos verbales sexistas. El lenguaje puede usarse, en efecto, con m¨²ltiples prop¨®sitos. Puede emplearse para describir, ordenar, preguntar, ensalzar o insultar, entre otras muchas acciones, y, desde luego, tambi¨¦n puede usarse para discriminar a personas o a grupos sociales. Este hecho ha sido destacado por los ling¨¹istas en numerosas ocasiones, incluso aplic¨¢ndolo al caso espec¨ªfico de las mujeres, como explicar¨¦ en este mismo texto.
La tercera premisa verdadera es el hecho de que numerosas instituciones auton¨®micas, nacionales e internacionales han abogado por el uso de un lenguaje no sexista. En casi todas las gu¨ªas que menciono se alude, en efecto, a la abundante legislaci¨®n que propugna abolirlo.
Algunas revistas cient¨ªficas internacionales piden actualmente a los investigadores que no usen ¨²nicamente la inicial del nombre de pila en las citas bibliogr¨¢ficas de sus trabajos, ya que se ha constatado cierta tendencia a considerar, por defecto, que el autor de la obra citada en tales casos es un var¨®n, en lugar de una mujer. Existen otras muchas medidas sociales surgidas en los ¨²ltimos a?os, igualmente destinadas a evitar situaciones de discriminaci¨®n hacia las mujeres.
La cuarta premisa, casi un corolario de las anteriores, es igualmente correcta. Es necesario extender la igualdad social de hombres y mujeres, y lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea m¨¢s visible. Hago notar que las palabras visible, visibilidad, invisibilidad, visibilizar o visibilizaci¨®n est¨¢n presentes en las nueve gu¨ªas que he mencionado.
De estas premisas correctas, en cierta forma subsumidas en la ¨²ltima, se deduce una y otra vez en estas gu¨ªas una conclusi¨®n injustificada que muchos hispanohablantes (ling¨¹istas y no ling¨¹istas, espa?oles y extranjeros, mujeres y hombres) consideramos insostenible. Consiste en suponer que el l¨¦xico, la morfolog¨ªa y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer expl¨ªcita sistem¨¢ticamente la relaci¨®n entre g¨¦nero y sexo, de forma que ser¨¢n autom¨¢ticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizar¨ªan ¡°la visibilidad de la mujer¡±. En este punto coinciden todas las gu¨ªas, aun cuando se diferencian en el ¨¦nfasis que ponen en la conclusi¨®n alcanzada. Si no se acepta el razonamiento, se estar¨¢ impidiendo al lenguaje ¡°que evolucione de acuerdo con la sociedad¡± (GRAN-1), de forma que mantendremos una serie de ¡°h¨¢bitos que [lo] masculinizan [¡], lo que expulsa a las mujeres del universo simb¨®lico¡± (CCOO-6). Caeremos, en suma, en el ¡°pensamiento androc¨¦ntrico, ya que la utilizaci¨®n de esta forma de lenguaje nos hace interpretar lo masculino como lo universal¡± (UPM-10).
4. Como la primera premisa no afecta a cuestiones ling¨¹¨ªsticas, no me detendr¨¦ en ella. Apuntar¨¦ tan solo que, si bien no est¨¢ en discusi¨®n que sigue existiendo en nuestra sociedad discriminaci¨®n hacia la mujer, s¨ª existe discrepancia entre las mujeres acerca de cu¨¢les son exactamente las medidas que la evitar¨ªan. A manera de ilustraci¨®n, indicar¨¦ tan solo que conozco mujeres (algunas, sumamente prestigiosas) que consideran ofensivo el establecimiento de cuotas que regulen su acceso a puestos de responsabilidad, sea en el n¨²mero de ministras o de directoras generales que deben formar parte del Gobierno, el de catedr¨¢ticas que deben ense?ar en una determinada universidad, el de miembros femeninos de un comit¨¦ o de un jurado o el de cirujanas de un hospital. No deseo entrar a valorar esta cuesti¨®n pol¨¦mica ni, en general, la pertinencia de los llamados ¡°criterios de paridad¡±. Si menciono estos ejemplos, relativos a la existencia de discrepancias entre las mujeres acerca de lo que es o no es socialmente discriminatorio, es porque en las gu¨ªas que examino no se muestran discrepancias en relaci¨®n a lo que es o no es verbalmente sexista (de nuevo, con la posible excepci¨®n de MAL). No solo no se percibe ninguna duda en sus redactores a la hora de discriminar los usos verbales sexistas de los no sexistas, sino que se confunde, no s¨¦ si ingenua o deliberadamente, el verdadero sexismo verbal, que he identificado en la segunda de mis cuatro premisas correctas, con la alarma infundada ante voces y construcciones sint¨¢cticas que mostrar¨ªan un uso supuestamente sexista del lenguaje.
Las muestras de tal confusi¨®n son abundantes. Hay, efectivamente, sexismo en el ejemplo Los directivos acudir¨¢n a la cena con sus mujeres (UGT-7), precisamente porque el masculino engloba en su designaci¨®n a varones y mujeres, pero los autores de esa gu¨ªa entienden que tan sexista es usar esta frase como emplear los trabajadores de la empresa (UGT-11) con la intenci¨®n de aludir a trabajadores y trabajadoras. Tan sexista les parece el preguntar a una mujer si es se?ora o se?orita (UGT-13) como escribir (UGT-10) Todos tenemos sentimientos, en lugar de Las personas tenemos sentimientos. En cuanto a MAL, considera, correctamente, que son sexistas frases como En el turismo accidentado viajaban dos noruegos con sus mujeres (MAL-72), pero recomienda a la vez escribir Los gerentes y las gerentas revisar¨¢n las solicitudes presentadas hasta la fecha (MAL-81), puesto que entiende que usar ¨²nicamente los gerentes podr¨ªa ser discriminatorio con la mujer.
En general, el rechazo a toda expresi¨®n del masculino destinada a abarcar los dos sexos es marcad¨ªsimo en las gu¨ªas. VAL considera sexista escribir los valencianos (VAL-15) y todos los ciudadanos (frente a toda la ciudadan¨ªa); UNED rechaza los becarios (UNED-6) y propone en su lugar las personas becarias; y AND considera discriminatorio escribir n¨²mero de parados (AND-36), en lugar de n¨²mero de personas sin trabajo.
En su ya antiguo libro ?Es sexista la lengua espa?ola? (Barcelona, Paid¨®s, 1994), ?lvaro Garc¨ªa Meseguer analizaba pormenorizadamente estas confusiones. Explicaba (p¨¢g. 58) por qu¨¦ son claramente sexistas frases como Hasta los acontecimientos m¨¢s importantes de nuestra vida, como elegir nuestra esposa o nuestra carrera, est¨¢n determinados por influencias inconscientes, ya que introducen una marcada perspectiva androc¨¦ntrica en una afirmaci¨®n general sobre los seres humanos. Justificaba asimismo por qu¨¦ es sexista ¡ªacaso m¨¢s llamativamente a¨²n (p¨¢g. 60)¡ª uno de los versos de la famosa canci¨®n Libertad sin ira, popularizada en Espa?a en los a?os de la Transici¨®n por el grupo Jarcha: Gente que solo busca su pan, su hembra, su fiesta en paz. Este autor a?adi¨® muchos m¨¢s ejemplos de esta confusi¨®n en El espa?ol, una lengua no sexista (trabajo publicado en Internet), y otros ling¨¹istas han insistido en ella. Explicaba Garc¨ªa Meseguer que son sexistas, y por tanto discriminatorias, frases como Los ingleses prefieren el t¨¦ al caf¨¦, como prefieren las mujeres rubias a las morenas, pero tambi¨¦n aclaraba que no lo es, en cambio, formar construcciones gen¨¦ricas con art¨ªculos determinados o cuantificadores en masculino, como en Todos los que vivimos en una ciudad grande.
Aplicando el verbo visibilizar en el sentido que recibe en estas gu¨ªas, es cierto que esta ¨²ltima frase ¡°no visibiliza a la mujer¡±, pero tambi¨¦n lo es que las mujeres no se sienten excluidas de ella. Hay acuerdo general entre los ling¨¹istas en que el uso no marcado (o uso gen¨¦rico)del masculino para designar los dos sexos est¨¢ firmemente asentado en el sistema gramatical del espa?ol, como lo est¨¢ en el de otras muchas lenguas rom¨¢nicas y no rom¨¢nicas, y tambi¨¦n en que no hay raz¨®n para censurarlo. Tiene, pues, pleno sentido preguntarse qu¨¦ autoridad (profesional, cient¨ªfica, social, pol¨ªtica, administrativa) poseen las personas que tan escrupulosamente dictaminan la presencia de sexismo en tales expresiones, y con ello en quienes las emplean, aplicando quiz¨¢ el criterio que Jos¨¦ A. Mart¨ªnez ha llamado despotismo ¨¦tico en su excelente libro El lenguaje de g¨¦nero y el g¨¦nero ling¨¹¨ªstico (Universidad de Oviedo, 2008). No debe olvidarse que los juicios sobre nuestro lenguaje se extienden a nosotros mismos.
5. Algunos de los responsables de las gu¨ªas que comparo responder¨ªan a la pregunta que acabo de formular afirmando que la autoridad que se les reclama no es acad¨¦mica, ya que procede de su sensibilidad ante la discriminaci¨®n de la mujer en el mundo moderno. El argumento es insostenible, puesto que califica arbitrariamente de sexista al grupo ¡ªabsolutamente mayoritario¡ª de mujeres y hombres con una sensibilidad diferente. Si ¡°el uso del masculino con valor gen¨¦rico implica un trato ling¨¹¨ªstico discriminatorio¡± (CCOO-24), ?c¨®mo han de reaccionar las mujeres que no perciben en ¨¦l tal discriminaci¨®n? En efecto, ?qu¨¦ se supone que ha de pensar de s¨ª misma una mujer que no se sienta excluida de la expresi¨®n Se har¨¢ saber a todos los estudiantes que¡ por mucho que la Generalitat Valenciana (VAL-28) le diga que la est¨¢n discriminando? Las gu¨ªas que analizo son poco flexibles en este punto. Pareciera que se quiere dar a entender que la mujer que no perciba irregularidad alguna en el r¨®tulo Colegio Oficial de Psic¨®logos de Castell¨®n, y que (a diferencia de VAL-37) no considere conveniente cambiarlo por Colegio Oficial de Psic¨®logos y Psic¨®logas de Castell¨®n, deber¨ªa pedir cita para ser atendida por los miembros de dicha instituci¨®n.
He tenido la oportunidad de revisar recientemente una selecci¨®n de textos de Soledad Pu¨¦rtolas, Maruja Torres, ?ngeles Caso, Carmen Posadas, Rosa Montero, Almudena Grandes, Soledad Gallego-D¨ªaz, ?ngeles Mastretta, Carmen Iglesias y Margarita Salas, y puedo asegurar que ninguna de estas mujeres sigue las directrices contra el supuesto sexismo verbal que se propugnan en las gu¨ªas que estoy comentando. Como ser¨ªa absurdo cargar de citas este art¨ªculo, voy a mencionar un solo ejemplo, que me parece ilustrativo.
Margarita Salas pronunci¨® la conferencia inaugural del curso 2005-2006 en la Academia de Ciencias Exactas, F¨ªsicas y Naturales. Se titulaba Experiencias de una vida dedicada a la investigaci¨®n cient¨ªfica. En este texto, accesible en Internet, Salas explica las dificultadas sociales que tuvo que vencer en sus primeros a?os de investigadora. Hace en ¨¦l una encendida defensa de la igualdad profesional y laboral de hombres y mujeres, y en particular de la necesidad de que la mujer acceda a puestos de responsabilidad en el mundo de la universidad, la pol¨ªtica, la empresa y la investigaci¨®n con igualdad de deberes y derechos respecto de los hombres. Solo a los redactores de las gu¨ªas que menciono les sorprender¨¢ que se incluya a s¨ª misma en la referencia del sustantivo masculino cient¨ªficos (¡°Yo creo que los cient¨ªficos tenemos la obligaci¨®n de hacer una difusi¨®n de la ciencia asequible, pero rigurosa¡±); que no intente excluir a las mujeres cuando habla de ¡°los 40 doctorandos que se han formado en mi laboratorio¡±; que no pretenda dejar fuera a las ni?as cuando explica que ¡°un aspecto muy importante para la participaci¨®n de la mujer en el mundo profesional es que haya facilidades para el cuidado de los ni?os¡±, ni tampoco a sus amigas cuando, al final de su conferencia, agradece a sus amigos su apoyo y su amistad a lo largo de su vida.
Se me ocurre preguntar ahora a los responsables de las gu¨ªas mencionadas qu¨¦ quiere decir exactamente que este texto abunda en rasgos de sexismo ling¨¹¨ªstico. La pregunta se podr¨ªa aplicar igualmente a los textos de decenas, seguramente centenares, de escritoras, periodistas, cient¨ªficas o artistas, entre otras muchas representantes de la cultura, el arte o la ciencia, firmemente comprometidas con la defensa de los derechos de la mujer, adem¨¢s, por supuesto, de a los innumerables textos de varones que compartan esos mismos principios e ideales, y que tampoco aplican las recomendaciones ling¨¹¨ªsticas de las gu¨ªas de lenguaje no sexista.
6. La RAE y la ASALE explican (Nueva gram¨¢tica de la lengua espa?ola, Madrid, Espasa, 2009, ¡ì 2.2) que el desdoblamiento en la coordinaci¨®n al que he hecho referencia puede tener sentido en ciertos contextos, como en No tiene hermanos ni hermanas y en otros ejemplos que all¨ª se proporcionan. Tambi¨¦n se aclara que existen otros recursos ling¨¹¨ªsticos que pueden deshacer f¨¢cilmente los casos de posible ambig¨¹edad o de falta de precisi¨®n en la referencia a grupos de personas. Pero lo que en estas gu¨ªas se entiende, de manera poco justificada, es que hay siempre discriminaci¨®n en las expresiones nominales construidas en masculino con la intenci¨®n de abarcar los dos sexos. Proponen, pues, que debe sustituirse Los afectados recibir¨¢n una indemnizaci¨®n (VAL-26) por Los afectados, hombres y mujeres, recibir¨¢n una indemnizaci¨®n, ya que las mujeres afectadas que lean la primera variante entender¨¢n (o quiz¨¢ tendr¨¢n que entender, quieran o no, en funci¨®n del despotismo ¨¦tico al que me he referido) que no corresponde a ellas el resarcimiento que se anuncia.
Nadie considera controvertida la propuesta de extender la formaci¨®n de pares morfol¨®gicos a los nombres de profesiones y cargos (ingeniero-ingeniera, etc.), hoy universalmente aceptada. Aun as¨ª, no parecen admitir estas gu¨ªas que una profesional de la judicatura pueda elegir entre ser jueza o ser juez, ni que una licenciada en Medicina pueda escoger entre ser llamada m¨¦dica o m¨¦dico, a pesar de que se ha constatado en m¨²ltiples casos que existen preferencias geogr¨¢ficas, adem¨¢s de personales, por una u otra denominaci¨®n.
En la gu¨ªa que patrocina la Junta de Andaluc¨ªa se critica a la RAE (AND-40) porque en su edici¨®n de 1984 todav¨ªa aparec¨ªan sustantivos sin desdoblar en el Diccionario Acad¨¦mico. No negar¨¦ que las cr¨ªticas retrospectivas tienen sentido como parte de la historia de las ideas sociales (entre ellas, las ling¨¹¨ªsticas), pero tampoco que a algunos parece molestarles que la RAE actualice sus obras con el curso de los a?os, ya que esta modernizaci¨®n los va privando de argumentos para criticarla.
7. Los lectores curiosos e interesados que lean con atenci¨®n las gu¨ªas de lenguaje no sexista se formular¨¢n un gran n¨²mero de preguntas ling¨¹¨ªsticas, pero me temo que buscar¨¢n in¨²tilmente las respuestas entre sus p¨¢ginas (de nuevo, con la posible excepci¨®n de MAL). El lector de estas gu¨ªas habr¨¢ aprendido, en efecto, que es sexista decir o escribir El que lo vea (MUR-4) en lugar de Quien lo vea; que tambi¨¦n lo es la expresi¨®n Los futbolistas (AND-37) en lugar de Quienes juegan al f¨²tbol; que no debe hablarse de los requisitos exigidos para acceder a plazas de Profesores no Asociados (UNED-5), sino de los requisitos exigidos para acceder a las plazas de Profesorado no Asociado; que un periodista no debe escribir Los espa?oles ir¨¢n a las urnas el pr¨®ximo domingo, sino La poblaci¨®n espa?ola ir¨¢ a las urnas el pr¨®ximo domingo (VAL-24), y que en la redacci¨®n de los convenios colectivos deben evitarse expresiones como permiso para acudir a la consulta del m¨¦dico (CCOO-52), puesto que este uso discrimina a las m¨¦dicas.
Una vez que haya asimilado todas estas directrices, el lector se preguntar¨¢ probablemente si es o no sexista usar el adjetivo juntos, masculino plural, en la oraci¨®n Juan y Mar¨ªa viven juntos. Como este adjetivo ¡°no visibiliza el femenino¡±, en este caso el g¨¦nero del sustantivo Mar¨ªa, es de suponer que esta frase es sexista. Tal vez el que la construy¨® deber¨ªa haber dicho ¡viven en compa?¨ªa para no ser discriminatorio con las mujeres. Pero, ?qu¨¦ hacer si el predicado fuera ¡est¨¢n contentos, ¡est¨¢n cansados o ¡viven solos? ?Deber¨ªan tal vez usarse en estos contextos adjetivos que no hagan distinci¨®n en la concordancia de g¨¦nero, como alegres o felices, o locuciones que no la requieran, como en soledad? De nuevo, ninguna respuesta.
?Ser¨¢ o no sexista el uso de la expresi¨®n el otro en la secuencia Juan y Mar¨ªa se ayudan el uno al otro en lo que pueden? Como esta expresi¨®n tampoco visibiliza el femenino en la concordancia, cabe pensar que esta frase tambi¨¦n es sexista. Si a un hombre o una mujer se le escapa la frase Ayer estuvimos comiendo en casa de mis padres, ?estar¨¢ siendo sexista? Seguramente s¨ª, se dir¨¢, puesto que el sustantivo padres designa aqu¨ª al padre y a la madre conjuntamente. Como se sabe, el espa?ol no posee un t¨¦rmino particular para estos usos, a diferencia del ingl¨¦s, el franc¨¦s o el alem¨¢n, entre otras lenguas. As¨ª pues, el sustantivo padres tampoco visibiliza a la mujer, a pesar de que la abarca en su designaci¨®n. Pero, si hay que evitar estas expresiones, por sexistas, tampoco podremos usar los reyes, mis t¨ªos o sus suegros para designar parejas (ni tus primos para referirse a grupos), ya que la anulaci¨®n de la visibilidad de la mujer se extiende a todas ellas. ?Deber¨ªa entonces pedirse a la RAE que expulsara estas voces de su diccionario (padre: 9. pl. El padre y la madre, DRAE) y de su gram¨¢tica (Nueva gram¨¢tica, ¡ì 2.2l)?
Hace unas semanas pregunt¨¦ a mis alumnas de sintaxis de la Universidad Complutense si aceptaban la oraci¨®n Nadie estaba contenta. Ninguna contest¨® afirmativamente. Como antes, una opci¨®n es pensar que la RAE deber¨ªa darla por buena, fomentar su uso y contribuir con ello a la visibilidad de la mujer en el lenguaje. Otra opci¨®n, que algunos consideramos preferible, ser¨ªa entender que la irregularidad de esta frase no est¨¢ en la sociedad, sino en la sintaxis. Nos parece natural, en efecto, ?Qui¨¦n estaba contenta? porque interpretamos un complemento partitivo t¨¢cito (?Qui¨¦n de ellas?), mientras que rechazamos Nadie estaba contenta porque este complemento se rechaza igualmente en ese caso (es decir, no decimos Nadie de ellas).
Aun cuando dej¨¢ramos de lado estas cuestiones sint¨¢cticas sutiles, seguir¨ªa siendo pertinente la simple pregunta de d¨®nde fijar los l¨ªmites ante el ¡°problema de la visibilidad de la mujer en el lenguaje¡±. Si la mujer ha de sentirse discriminada al no verse visualizada en cada expresi¨®n ling¨¹¨ªstica relativa a ella, y al parecer falla su conciencia social si no reconoce tal discriminaci¨®n, ?c¨®mo establecemos los l¨ªmites entre lo que su conciencia debe demandarle y el sistema ling¨¹¨ªstico que da forma a su propio pensamiento? Si no estamos dispuestos a aceptar que es la historia de la lengua la que fija en gran medida la conformaci¨®n l¨¦xica y sint¨¢ctica del idioma, ?c¨®mo sabremos d¨®nde han de detenerse las medidas de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica que modifiquen su estructura para que triunfe la visibilidad?
Consideremos, a t¨ªtulo de ejemplo, el caso de los animales. ?Debemos entender tal vez que es correcto discriminar a las hembras en expresiones tan comunes como los perros, los gatos, los lobos o los jabal¨ªes, o hemos de interpretar, por el contrario, que no es preciso que el g¨¦nero tenga aqu¨ª correspondencia con el sexo? Los que elijan esta ¨²ltima opci¨®n ?habr¨ªan de argumentar tal vez que los animales no tienen dignidad, y que este es el factor que determina la visibilidad morfol¨®gica? De nuevo, ?cu¨¢l es el l¨ªmite?
A los que respondan que no conviene llevar las normas o las reglas gramaticales a sus extremos, habr¨ªa que recordarles que las normas gramaticales no tienen extremos. Se formulan de cierta manera y se aplican en funci¨®n de ciertos criterios l¨¦xicos, morfol¨®gicos o sint¨¢cticos que deben expresarse con claridad. Se dice en algunas gu¨ªas (por ejemplo, en CCOO-24) que los cr¨ªticos del desdoblamiento l¨¦xico (ciudadanos y ciudadanas, etc.) construyen deliberadamente ejemplos recargados con el solo prop¨®sito de ridiculizar, a menudo en peri¨®dicos o en blogs, a quienes proponen dicho recurso visibilizador. Pero los fragmentos de la constituci¨®n de la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela que oportunamente cita Ignacio M. Roca en el Bolet¨ªn de la Real Academia Espa?ola (tomo 89, 2009, p¨¢g. 78), no constituyen ejemplos inventados por periodistas o escritores:
?S¨®lo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podr¨¢n ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la Rep¨²blica, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la Rep¨²blica, Contralor o Contralora General de la Rep¨²blica, Fiscal General de la Rep¨²blica, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Naci¨®n, finanzas, energ¨ªa y minas, educaci¨®n; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Org¨¢nica de la Fuerza Armada Nacional.?
?Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalizaci¨®n deben tener domicilio con residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince a?os y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.?
De hecho, tales desdoblamientos m¨²ltiples se proponen a menudo como ejemplos en estas mismas gu¨ªas. La de la UNED considera que no debe decirse Los funcionarios interinos que hayan trabajado entre el 8 de julio y el 7 de enero [¡], sino (UNED-5) Los funcionarios y funcionarias interinos e interinas que hayan trabajado entre el 8 de julio y el 7 de enero [¡]. Tambi¨¦n propone (UNED-8) como modelo de redacci¨®n frases como [¡] foros y chats, para que el/la estudiante pueda comunicarse con el equipo docente, los/las tutores/as y los/las compa?eros/as¡, as¨ª como En estos centros las tutoras y los tutores actuar¨¢n como gu¨ªas y asesores de las alumnas y los alumnos (UNED-10), con aparente discriminaci¨®n de las asesoras. En MAL-70 se sugiere como pauta El/la avalado/a est¨¢ obligado/a a comunicar a el/la avalista dicha circunstancia.
8. Un buen paso hacia la soluci¨®n del ¡°problema de la visibilidad¡± ser¨ªa reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas gu¨ªas en sus t¨¦rminos m¨¢s estrictos, no se podr¨ªa hablar. Mucho me temo, sin embargo, que las propuestas no est¨¦n hechas para ser adaptadas al lenguaje com¨²n. Unas veces se dice expresamente en las gu¨ªas, pero otras queda tan solo sobrentendido: se supone que los cambios que se solicitan han de afectar ¨²nicamente al lenguaje oficial. Se aplicar¨ªan, pues, a los textos legales o administrativos (lengua escrita) y a los discursos p¨²blicos, las declaraciones, las ruedas de prensa y otras manifestaciones de la lengua oral. Dicho de una manera m¨¢s clara: se ve como algo enteramente natural que la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvide de su desdoblamiento cuando ya no est¨¦ delante de un micr¨®fono o de una c¨¢mara. Una vez abandone la tribuna o el estudio de grabaci¨®n, dir¨¢ que ¡°va a cenar con unos amigos¡±, sin intenci¨®n de excluir a las mujeres, o que ¡°tiene que ir al colegio a recoger a sus hijos¡±, sin que hayamos de suponer que no tiene hijas. Hablar¨¢, en una palabra, como todo el mundo.
No me parecen insignificantes las implicaciones que conlleva la aceptaci¨®n de este sorprendente cambio de registro. Precisamente ahora que se trabaja para que el lenguaje de los textos jur¨ªdicos se acerque en alguna medida al espa?ol com¨²n, las propuestas para ¡°visibilizar a la mujer¡± en el idioma parecen encaminarse en el sentido opuesto. Se trata, al parecer, de lograr que el lenguaje oficial se diferencie a¨²n m¨¢s del real. A los tan denostados eufemismos de los pol¨ªticos y los economistas, que enmascaran o edulcoran, como sabemos, tantos aspectos de la realidad, parece que ha de agregarse ahora un nuevo c¨®digo artificial, ajeno al lenguaje com¨²n, constituido por nuevos circunloquios, restringidos ¡ªcomo antes¡ª al mundo oficial. A la vez, se acepta parad¨®jicamente su propia artificiosidad al reconocer impl¨ªcitamente que no tienen aplicaci¨®n en la lengua de todos los d¨ªas.
Pero existen razones para la esperanza. Observo, por ejemplo, que la Junta de Andaluc¨ªa no sigue tan estrictamente en su Bolet¨ªn Oficial (BOJA) las normas antisexistas que proponen sus consejer¨ªas. Abro al azar el BOJA y leo: "Empl¨¢cese a cuantos aparecen como interesados en el expediente, a fin de que puedan personarse en legal forma como demandados en el plazo de nueve d¨ªas ante el ¨®rgano jurisdiccional" (BOJA, 7 de enero de 2009, p¨¢g. 55). A estas tres infracciones en tan pocas l¨ªneas se suman otras muchas en otros n¨²meros del BOJA, y aun en este que cito.
En el mismo sentido, el t¨ªtulo del informe n? 247/2012 de la Federaci¨®n Regional de Ense?anza de Comisiones Obreras de Madrid (Sector Universidad) contiene dos supuestas infracciones a las pautas que estipula este sindicato: Los defensores universitarios dan la raz¨®n a los trabajadores. En sus p¨¢ginas aparecen asimismo varios usos del masculino en su uso no marcado, y no encuentro en ellas ni un solo grupo nominal desdoblado (ya no somos los ¨²nicos en defender [¡]; la atenci¨®n a los estudiantes; el leg¨ªtimo derecho de los empleados p¨²blicos, etc.). Lo mismo cabe decir de los documentos de la UGT (un ejemplo, entre otros muchos, es la Carta de derechos de los trabajadores en paro del 2-12-2010). No he sido capaz, por otra parte, de encontrar un solo documento de CCOO o de UGT en el que aparezca la expresi¨®n desdoblada empresarios y empresarias.
Es de suponer que los que redactaron todos estos textos, y otros an¨¢logos emitidos por las mismas instituciones que patrocinan las gu¨ªas de lenguaje no sexista, probaron antes la versi¨®n alambicada de sus escritos, y ¡ªquiz¨¢ despu¨¦s de algunas dudas¡ª, optaron, con buen criterio, por sacrificar la visibilidad a la naturalidad y a la eficacia.
9. Nadie pone hoy en cuesti¨®n que la labor que llevan a cabo los profesores de Lengua en la Ense?anza Media constituye una parte esencial de la educaci¨®n de nuestros j¨®venes. Entre sus m¨²ltiples tareas est¨¢ la de conseguir que adquieran cierta soltura en el uso del idioma, distingan matices l¨¦xicos y gramaticales, y sean capaces de hablar y escribir con correcci¨®n. El profesor de Lengua deber¨¢ decidir, como es l¨®gico, qu¨¦ normas explica en sus clases. Habr¨¢ de pensar si recomienda a sus alumnos que escriban l@s ni?@s (como se sugiere en AND-37), l@s actores/as normalmente involucrad@s (como se propone en UGT-33) y alumn@s o funcionari@s (como se recomienda en UPM-17), o deber¨¢, por el contrario, pedir a sus alumnos que eviten estas expresiones, tal como recomienda la RAE, junto con todas las gram¨¢ticas normativas y los manuales de estilo de los medios de comunicaci¨®n.
En la gu¨ªa de Comisiones Obreras se explica (CCOO-65, nota 24) que la arroba es un signo ¡°que no es reconocido en este uso no sexista por los dispositivos lectores que emplean las personas con discapacidad visual¡±. A pesar de ello, constituye ¡°un recurso posible y efectivo cuando no se quiere marcar el g¨¦nero¡±. De hecho, parece sugerir que se emplee tambi¨¦n en r¨®tulos, y propone el ejemplo Acceso Delegad@s. Solo una de las nueve gu¨ªas que cito recomienda evitar la arroba como signo ling¨¹¨ªstico en todos los contextos. Aun as¨ª, no propone sustituir L@s ni?@s vendr¨¢n a clase con ropa c¨®moda (MAL-88) por el equivalente con los ni?os, sino con las ni?as y ni?os o con los/as ni?os/as.
La elecci¨®n del profesor de Lengua afecta, desde luego, a otros muchos aspectos. Deber¨¢ decidir si recomienda que sus alumnos escriban Los/las trabajadores/as, como hace la UGT (UGT-11) o si les ense?a a evitar este uso. Cuando explique en clase los sustantivos colectivos y los abstractos ?deber¨¢ tener en cuenta que no equivalen siempre a los plurales? La Universidad de Murcia (MUR-4) proporciona una lista de ¡°t¨¦rminos que hacen referencia tanto a hombres como a mujeres¡±. En esta lista aparecen alumnado, profesorado y clientela, pero tambi¨¦n adolescencia, licenciatura, coordinaci¨®n, infancia, ni?ez, ingenier¨ªa, vejez y jefatura, t¨¦rminos que se proponen como sustitutos de los nombres de persona. La Universidad Polit¨¦cnica (UPM-12) recomienda usar las tutor¨ªas en lugar de los tutores; la Generalitat Valenciana hace equivaler (VAL-23) el alcalde a la alcald¨ªa, y la Universidad de Granada (GRAN-6) entiende que este tipo de sustituciones ¡°facilitar¨¢n la escritura sin romper la est¨¦tica del texto¡±. MAL es la ¨²nica gu¨ªa que act¨²a con cierta cautela: ¡°Estos listados son orientativos y no deben interpretarse como soluciones v¨¢lidas en todos los contextos¡± (MAL-52).
No es preciso, desde luego, ser lexic¨®grafo para intuir que la ni?ez no equivale a los ni?os, y, en general, que, si existen contextos en que alguno de estos sustantivos abstractos equivalga a un colectivo de persona, est¨¢n sumamente restringidos. En ciertos casos, los nombres colectivos de persona (ninguno de los cuales ¡°visibiliza a la mujer¡±) no designan en espa?ol dos grupos de individuos de distinto sexo. As¨ª, el que dirige un colegio podr¨ªa tal vez usar la expresi¨®n mi profesorado para aludir al conjunto de profesores y profesoras que trabajan en ¨¦l, pero el que quiere referirse al conjunto de profesores y profesoras que ha tenido en su vida no podr¨¢ usar mi profesorado, pero s¨ª mis profesores. En UPM-12 se hace notar que, como es sexista la presencia del art¨ªculo los en los interventores, habr¨¢ que sustituir esa expresi¨®n por quienes intervengan. Poco parece importar a los autores de la gu¨ªa el que las dos f¨®rmulas no sean necesariamente equivalentes.
En la mayor parte de las gu¨ªas que cito se recomienda omitir, siempre que sea posible, los art¨ªculos masculinos para evitar el uso no marcado de este g¨¦nero. Para la Universidad de Granada (GRAN-7) es sexista la frase Los j¨®venes y los ancianos est¨¢n siempre de acuerdo, de forma que el sexismo desaparecer¨ªa suprimiendo el art¨ªculo: J¨®venes y ancianos est¨¢n siempre de acuerdo. La Universidad de Murcia recomienda (MUR-4) no usar expresiones como Va dirigido a los estudiantes de ¨²ltimo curso, y aconseja emplear en su lugar Va dirigido a estudiantes de ¨²ltimo curso. Pero, como es obvio., el profesor de Lengua Espa?ola deber¨ªa aclarar en sus clases que la supresi¨®n del art¨ªculo da lugar unas veces a secuencias an¨®malas, y otras muchas a notables cambios de sentido. El que dice Conozco a los especialistas en esta cuesti¨®n est¨¢ diciendo que los conoce a todos, mientras que, si dice Conozco a especialistas en esta cuesti¨®n, est¨¢ diciendo que conoce a algunos (que podr¨ªan, como antes, ser hombres o mujeres). Las gram¨¢ticas del espa?ol suelen explicar estas diferencias con detalle.
?Es todo esto demasiado sutil? ?Se le est¨¢ diciendo al profesor que en sus clases de Lengua debe prescindir de los matices y que ha de anular cuantas diferencias sint¨¢cticas o l¨¦xicas sean necesarias para que prevalezca la visibilidad? Me parece que el conflicto de competencias al que alud¨ªa al principio no es tanto un problema legal cuanto una cuesti¨®n de responsabilidad profesional. Tambi¨¦n es, por consiguiente, un problema de conciencia.
10. Llama la atenci¨®n el que sean tantas las personas que creen que los significados de las palabras se deciden en asambleas de notables, y que se negocian y se promulgan como las leyes. Parecen pensar que el sistema ling¨¹¨ªstico es una especie de c¨®digo civil o de la circulaci¨®n: cada norma tiene su fecha; cada ley se revisa, se negocia o se enmienda en determinada ocasi¨®n, sea la elecci¨®n del indicativo o del subjuntivo, la posici¨®n del adjetivo, la concordancia de tiempos o la acepci¨®n cuarta de este verbo o aquel sustantivo.
Nadie niega que la lengua refleje, especialmente en su l¨¦xico, distinciones de naturaleza social, pero es muy discutible que la evoluci¨®n de su estructura morfol¨®gica y sint¨¢ctica dependa de la decisi¨®n consciente de los hablantes o que se pueda controlar con normas de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. En ciertos fen¨®menos gramaticales puede encontrarse, desde luego, un sustrato social, pero lo m¨¢s probable es que su reflejo sea ya opaco y que sus consecuencias en la conciencia ling¨¹¨ªstica de los hablantes sean nulas. As¨ª, el hecho de que tothom (literalmente, ¡®todo hombre¡¯) signifique ¡®todos, todo el mundo¡¯ en catal¨¢n no parece molestar a las catalanas. El indefinido omne (de lat. hominem) se usaba en castellano medieval con el sentido de ¡®uno, cualquiera¡¯. Esta forma de crear indefinidos pervivi¨® en alem¨¢n y en franc¨¦s, entre otros idiomas. El indefinido alem¨¢n man (¡®alguien, uno¡¯) se pronuncia como el sustantivo Mann (¡®hombre¡¯), y no se diferenciaba de ¨¦l en la lengua antigua. Cualquier alem¨¢n, hombre o mujer, reconoce que hay relaci¨®n entre man y Mann cuando dice, por ejemplo, Das sagt man (¡®Eso dicen¡¯). Es algo mayor la diferencia de pronunciaci¨®n entre el franc¨¦s on (¡®uno, alguien¡¯) y homme (¡®hombre¡¯), pero su origen es tambi¨¦n el sustantivo ¡°hombre¡± (lat¨ªn hominem). Esta forma de fosilizaci¨®n recibe entre los ling¨¹istas el nombre de gramaticalizaci¨®n.
No queda claro cu¨¢l habr¨ªa de ser, aplicando la l¨®gica de la visibilidad, la reacci¨®n de las mujeres alemanas o francesas ante estos hechos, ni tampoco ante qu¨¦ instituci¨®n deber¨ªan presentar su protesta por tener que aceptar tama?a injusticia sint¨¢ctica. Como es obvio, si no se sienten discriminadas por estos fen¨®menos ¡ªcomo, en efecto, sucede¡ª es porque comprenden que los significados de las palabras se modifican en su evoluci¨®n, incluso aunque sus antiguos sentidos sean parcialmente reconocibles en la actualidad. Si no hay discriminaci¨®n en estos usos es, simplemente, porque las etimolog¨ªas no revelan el significado actual de las palabras, y tambi¨¦n porque la historia de cada lengua no es la historia de las disposiciones normativas que sobre ella se hayan dictado, sino la historia de un organismo vivo, sujeto a una compleja combinaci¨®n de factores, entre los que destacan los avatares de los cambios sociales y las restricciones formales fijadas por el sistema gramatical. Como es obvio, no existe instituci¨®n ante la que haya que manifestarse para exigir que el sustantivo sol, el nombre del astro rey, deje de ser masculino en espa?ol, a la vez que luna es femenino, y demandar que las cosas sean exactamente al rev¨¦s, como sucede en alem¨¢n.
11. Se explica en AND-60 que ¡°esta gu¨ªa, m¨¢s que mostrar pautas gramaticales [¡], es un intento de iniciar peque?as v¨ªas de reflexi¨®n en la ciudadan¨ªa¡±. Seguramente es as¨ª, aun cuando el hecho de que la Junta de Andaluc¨ªa explicara en su momento que se multar¨ªa a los anunciantes que no respetaran en sus textos las directrices ling¨¹¨ªsticas de esa instituci¨®n la convierte quiz¨¢ en algo m¨¢s que ¡°un intento de reflexi¨®n en la ciudadan¨ªa¡±. Las p¨¢ginas precedentes constituyen tambi¨¦n un intento de mover a la reflexi¨®n, pero en un sentido diferente. El prop¨®sito ¨²ltimo de las gu¨ªas de lenguaje no sexista no puede ser m¨¢s loable: contribuir a la emancipaci¨®n de la mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ¨¢mbitos del mundo profesional y laboral. Intuyo que somos muchos ¡ªy muchas¡ª los que pensamos que la verdadera lucha por la igualdad consiste en tratar de que esta se extienda por completo en las pr¨¢cticas sociales y en la mentalidad de los ciudadanos. No creemos que tenga sentido forzar las estructuras ling¨¹¨ªsticas para que constituyan un espejo de la realidad, impulsar pol¨ªticas normativas que separen el lenguaje oficial del real, ahondar en las etimolog¨ªas para descartar el uso actual de expresiones ya fosilizadas o pensar que las convenciones gramaticales nos impiden expresar en libertad nuestros pensamientos o interpretar los de los dem¨¢s.
No deja de resultar inquietante que, desde dependencias oficiales de universidades, comunidades aut¨®nomas, sindicatos y ayuntamientos, se sugiera la conveniencia de extender ¡ªy es de suponer que de ense?ar¡ª un conjunto de variantes ling¨¹¨ªsticas que anulan distinciones sint¨¢cticas y l¨¦xicas conocidas y que prescinden de los matices que encierran las palabras con la intenci¨®n de que perviva la absoluta visibilidad de la distinci¨®n entre g¨¦nero y sexo. La ense?anza de la lengua a los j¨®venes constituye una tarea de vital importancia. Consiste, en buena medida, en ayudarlos a descubrir sus sutilezas y comprender sus secretos. Se trata de lograr que aprendan a usar el idioma para expresarse con correcci¨®n y con rigor; de contribuir a que lo empleen para argumentar, desarrollar sus pensamientos, defender sus ideas, luchar por sus derechos y realizarse personal y profesionalmente. En plena igualdad, por supuesto.
* Este informe, redactado por Ignacio Bosque, ha sido suscrito por todos los acad¨¦micos numerarios y correspondientes que asistieron al pleno de la Real Academia Espa?ola celebrado en Madrid el jueves, 1 de marzo de 2012. A saber:
Acad¨¦micos de n¨²mero de la RAE
D. Pedro ?lvarez de Miranda, D. Luis Mar¨ªa Anson, D. Jos¨¦ Manuel Blecua, D. Ignacio Bosque, D. Juan Luis Cebri¨¢n, D. Luis Mateo D¨ªez, D. Antonio Fern¨¢ndez de Alba, D. Pedro Garc¨ªa Barreno, D. Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa, D. Juan Gil, D. Pere Gimferrer, D. Luis Goytisolo, D. Salvador Guti¨¦rrez Ord¨®?ez, D.? Carmen Iglesias, D. Emilio Lled¨®, D. Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, D. Francisco Nieva, D. Jos¨¦ Antonio Pascual, D. Arturo P¨¦rez-Reverte, D. ?lvaro Pombo, D.? Soledad Pu¨¦rtolas, D. Francisco Rodr¨ªguez Adrados, D.? Margarita Salas, D. Gregorio Salvador, D. Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, D. Dar¨ªo Villanueva.
Acad¨¦micos correspondientes
D. Humberto L¨®pez Morales (secretario general de la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola)
D. Francisco Arellano (Academia Nicarag¨¹ense de la Lengua)
D.? Norma Carricaburo (Academia Argentina de Letras)
D.? Ana Mar¨ªa Nafr¨ªa (Academia Salvadore?a de la Lengua)
D. Jos¨¦ Rodr¨ªguez (Academia Filipina de la Lengua Espa?ola)
D. Bernard Ses¨¦ (Francia)
D. Norio Shimizu (Jap¨®n).
AND
Gu¨ªa sobre comunicaci¨®n socioambiental con perspectiva de g¨¦nero. Consejer¨ªa de Medio Ambiente, Junta de Andaluc¨ªa, ISBN-978-84-96776-78-4, sin fecha.
CCOO
Gu¨ªa para un uso del lenguaje no sexista en las relaciones laborales y en el ¨¢mbito sindical. Gu¨ªa para delegadas y delegados. Secretar¨ªa confederal de la mujer de CCOO y Ministerio de Igualdad, Madrid, 2010.
GRAN
Gu¨ªa de lenguaje no sexista. Unidad de Igualdad de la Universidad de Granada, Universidad de Granada, sin fecha.
MAL
Antonia M. Medina Guerra (coord.): Manual de lenguaje administrativo no sexista. Asociaci¨®n de estudios hist¨®ricos sobre la mujer de la Universidad de M¨¢laga y ?rea de la mujer del Ayuntamiento de M¨¢laga, 2002.
MUR
Gu¨ªa de uso no sexista del lenguaje de la Universidad de Murcia. Unidad para la Igualdad entre mujeres y hombres, Universidad de Murcia, 2011.
UPM
Manual de lenguaje no sexista en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. Madrid, Unidad de Igualdad, Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, sin fecha.
UGT
Gu¨ªa sindical del lenguaje no sexista. Madrid, Secretar¨ªa de Igualdad, Uni¨®n General de Trabajadores, 2008.
UNED
Gu¨ªa de lenguaje no sexista. Oficina de Igualdad, UNED, sin fecha.
VAL
Igualdad, lenguaje y Administraci¨®n: propuestas para un uso no sexista del lenguaje. Conselleria de Bienestar Social, Generalitat Valenciana, 2009.
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