Ovejas
Siento envidia hacia la gente con creencias s¨®lidas, los que nunca se han sentido traicionados por su credo, los que distinguen sin la m¨ªnima zona de sombra el bien del mal, los que no albergan dudas de que si hacen lo correcto les espera el cielo y de que cada oveja tiene su pareja. Como Rubalcaba. Pero, ?qu¨¦ hacemos las ovejas que nos hemos resignado a la solter¨ªa por experiencia y vocaci¨®n? ?Los que sintiendo razonada y visceral pestilencia hacia todas las Conferencias Episcopales del universo, pero especialmente hacia la que nos ha tocado sufrir desde ni?os, tampoco logramos creernos que los sindicatos sean los ¨¦picos cruzados de la clase trabajadora, los que tenemos la enloquecida convicci¨®n de que a pesar de intentar salvar la proletaria apariencia con fraseolog¨ªa hueca, su alianza desde hace mucho tiempo es con el poder, que siempre es de derecha, aunque a veces se disfrace de izquierda? Las ovejas descarriadas, irresponsables e insolidarias, las que votan rabiosamente en blanco, merecemos la soledad lacerante y la intemperie.
Veo dos noticias consecutivas y de supuestas trascendencia hist¨®rica en el telediario de Cuatro que presenta Hilario Pino (cl¨®nico ya del de Tele 5 en la vertiginosa sucesi¨®n de las noticias del mundo a base de atracos, asesinatos, suicidios, secuestros y esa cositas que junto a S¨¢lvame tanto entretienen al amado p¨²blico) que imagino intentan ofrecer mimo a la realeza, tan acorralada ella por culpa de un yerno codicioso. Una nos cuenta que la piadosa infanta Elena ha ido a besar los pies del Cristo de Medinaceli. La otra muestra la entra?able visita de la princesa Letizia a un ni?o aquejado de una extra?a enfermedad, consistente en haber nacido con los huesos extremadamente vulnerables, de cristal. Detalles tan humanistas demuestran que solo existe una manzana presuntamente podrida en familia tan ejemplar.
Tambi¨¦n observo una imagen que parece extra¨ªda de los dibujos animados. Vemos a Rajoy m¨¢s solito que la una en esa reuni¨®n de Bruselas para jurar que Espa?a se va a reformar al completo. A la salida le preguntan que c¨®mo ha ido la movida. El muy mentiroso sonr¨ªe y contesta que muy bien. En ese momento el micr¨®fono que recoge su felicidad intenta soltarle un cap¨®n. Por imitar a Pinocho.
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