Ll¨¢malo m¨²sica del coraz¨®n o simplemente ¡®soul¡¯
Sharon Jones, la ¨²ltima embajadora del 'soul', toca hoy en Madrid para presentar nuevo disco La vocalista pertenece a una interesante generaci¨®n de talentos del g¨¦nero en Estados Unidos Su sonido cl¨¢sico y pasional contrasta con la vertiente m¨¢s pop de divas como Duffy o Adele
Al principio, sorprende escuchar a la fiera como anestesiada. La misma voz que agita con fuerza el cuerpo y el esp¨ªritu cuando se lanza en su soul atemporal se muestra casi apagada, arrastrando forzosamente las palabras. Al otro lado del tel¨¦fono, desde una habitaci¨®n de un hotel de Bruselas, Sharon Jones ofrece claras se?ales de cansancio mientras atiende la llamada de este peri¨®dico en mitad de su gira europea, que la trae hoy al Circo Price de Madrid dentro del ciclo de conciertos del Heineken Music Selector. Pero, de repente, todo cambia. La chispa salta y el fuego prende cuando se trata de defender la m¨²sica que canta, como dando a entender que se trata de algo mucho m¨¢s poderoso que un simple sonido que gusta m¨¢s o menos: ¡°Es m¨²sica que sale del coraz¨®n. Habla de sentimientos. Conecta a la gente de una forma especial¡±.
M¨¢s que defender su terreno art¨ªstico, Jones parece defender su vida. Porque, seguramente, ella, m¨¢s que nadie, sabe a sus 55 a?os lo que es pelear por un sue?o. Public¨® su primer disco hace apenas una d¨¦cada, despu¨¦s de trabajar durante a?os como funcionaria en una c¨¢rcel del Estado de Nueva York. Y vive siendo una cantante soul en una ¨¦poca donde el g¨¦nero no es ni de lejos lo que fue cuando qued¨® alucinada al ver a James Brown en los sesenta bailando y cantando en una calle de Augusta, ciudad natal de ambos. ¡°Fue mi influencia m¨¢s directa. Un espejo en el que mirarme¡±, asegura.
Pero los reflejos que ha dado ese espejo, como otros de igual brillo llamados Marvin Gaye o Sam Cooke, han ido cambiando mucho hasta nuestros d¨ªas. El soul de la edad dorada de los sesenta y principios de los setenta, el que marc¨® a Jones y dej¨® una se?al maravillosa en el alma de la m¨²sica norteamericana, ha quedado casi como un destello en el tiempo. Un prodigioso resplandor de ritmo y pasi¨®n, pero cuya luz ha ido perdiendo intensidad a medida que pasaban los a?os y se transformaban los sonidos y la industria. ¡°Los sesenta fueron los a?os en los que m¨¢s cosas sucedieron en la comunidad negra, tambi¨¦n entre los pobres. La mejor m¨²sica ¡®soul¡¯ nace dentro de ese contexto determinado. No lo digo yo lo dice la historia¡±, explica la vocalista, que pasa a enumerar a las grandes figuras del soul que salieron en esos d¨ªas como Otis Redding, James Brown o Aretha Franklin.
Embajadora del ¡®soul¡¯ genuino
Tras la publicaci¨®n del sobresaliente I learned the hard way (2009), con su h¨¢bil est¨¦tica retro, Jones se ha erigido, pese a su edad, en una especie de embajadora del soul m¨¢s genuino, aquel que, como el de sus primeros y m¨¢s fervientes representantes, se desarrolla bajo circunstancias especiales, como la discriminaci¨®n racial, la falta de oportunidades o la lucha cotidiana por sentirse persona en una sociedad que te da la espalda. ¡°Viv¨ªa en una comunidad segregada¡±, recuerda la cantante al referirse a sus a?os de adolescencia tras mudarse a Nueva York. ¡°La parte donde mi madre ten¨ªa su casa en Brooklyn era una zona para los negros mientras los blancos viv¨ªan en otro lado. Lo nuestro, a diferencia de lo otro, era un complejo de viviendas sociales donde la gente apenas ten¨ªa dinero para salir adelante¡±, a?ade.
Tal vez, esa vida de supervivencia haya influido para ganar credibilidad pero, al final, como siempre, se trata de sonar cre¨ªble. Saber lo que se quiere decir y lo que hacer con el sonido. Tener el conocimiento, la calidad y la inspiraci¨®n para crear una m¨²sica impactante y trascendental, aunque se apoye en el pasado y no pase por el filtro de las radiof¨®rmulas y los programas de ¨²ltimas novedades. Como demuestra en su m¨¢s reciente disco, Soul Time! (2012), una colecci¨®n de rarezas y caras B, Jones suena aut¨¦ntica, y como ella hay todo un grupo de m¨²sicos en la sombra en Estados Unidos capaces de destilar desde un prisma actual un soul tan emotivo como el de los viejos tiempos.
Un buen n¨²mero se hallan en el 115 de Troutman Street, en el Brooklyn neoyorquino. A unas pocas manzanas de Willamsburg, el barrio art¨ªstico m¨¢s efervescente del actual Nueva York, se encuentra un sencillo edificio de ladrillo rojo, propio de la ¨¦poca victoriana. Son las oficinas de Daptone Records, el sello discogr¨¢fico que acogi¨® a Sharon Jones. Pero tambi¨¦n una nueva casa del soul para este siglo XXI, como antes lo fueron Stax en Memphis o Motown en Detroit. Fundada por Gabriel Roth y Suiza Neal, que tambi¨¦n es guitarrista de los Dap-Kings, la potente banda de blancos que acompa?a a Jones, Daptone Records apuesta por el soul de largo recorrido, aquel en el que late una base tradicional y no atiende a modas estil¨ªsticas.
All¨ª, Charles Bradley ha publicado su absorbente ¨¢lbum No time for dreaming (2011). El caso de Bradley es muy similar al de Jones. Con m¨¢s de 60 a?os y un f¨ªsico que recuerda a Sam Moore, se encuentra viviendo su sue?o despu¨¦s de trabajar durante a?os de cocinero. Soul sudoroso, al modo Stax. Sucede igual con Naomi Shelton, natural de Alabama y educada en el g¨®spel. Su trabajo What have you done, my brother? (2009) es toda una clase de estilo e interpretaci¨®n, que nada tiene que envidiar a lo publicado ¨²ltimamente por musas como Mavis Staples o Bettye Lavette. Daptone Records tambi¨¦n ha rescatado a alg¨²n cl¨¢sico como Lee Fields, cuya carrera retrocede hasta los setenta, se forj¨® una independencia en los noventa, al amparo del estupendo sello brit¨¢nico Ace, y ahora desde Brooklyn se reivindica como un gur¨² del funk.
Pero hay m¨¢s vida soul fuera de las cuatro paredes de Daptone Records. El sello Bloodshot, tan preocupado por las nuevas voces de los sonidos ra¨ªces norteamericanos, tiene en JC Brooks a su estandarte soul. Want more (2011) es un artefacto lleno de ritmo socarr¨®n y bailable. Descubierto por el peque?o pero fascinante sello Rabbit Factory, Brooks, afincado en Chicago, se ha permitido versionar a sus amigos de Wilco en formato soul y la cosa funciona que da gusto. El ritmo trepidante tambi¨¦n forma parte del ADN de Black Joe Lewis, cuyo notable Scandalous (2011) fue publicado por Lost Highway, otra discogr¨¢fica que fomenta los sonidos ra¨ªces de mejor costura.
Tradicionalmente conocido como una variante m¨¢s de la m¨²sica negra, el soul tambi¨¦n ha sido cosa de blancos. En esta ¨¦poca, casi m¨¢s que nunca. No solo porque la mayor¨ªa de estos m¨²sicos afroamericanos se hacen acompa?ar de grupos formados por blancos que se saben al dedillo el abecedario del soul, sino porque hay muy buenas propuestas protagonistas. Ejemplos destacados son el ya c¨¦lebre Eli Paperboy Reed, cuyo ¨¦xito le llev¨® a firmar por un gran sello como Capitol cuando sac¨® Come and get it! (2010), o, m¨¢s en el anonimato, Jenny Dee & The Delinquents, capaces de versionar a los Flamin¡¯ Groovies y salir m¨¢s que airosas, con su muy recomendable Keeping Time (2010). ¡°El ¡®soul¡¯ habla de sentimientos y, por suerte, no entiende de razas¡±, afirma Jones.
?Divas soul o divas pop?
Desde que Ray Charles, Solomon Burke o Aretha Franklin hicieron del g¨®spel una m¨²sica profana, el soul siempre ha estado ah¨ª. Nunca muri¨® pero s¨ª evolucion¨® hacia los sonidos del funk, la disco-music o R&B moderno mientras distintos francotiradores intentaban guardar las esencias, en arreglos b¨¢sicos o instrumentaci¨®n determinada. Pero con la eclosi¨®n de la fallecida Amy Winehouse, quien grab¨® Back to black (2007) en los estudios de Daptone Records con la banda de Sharon Jones, todos los medios volvieron a hablar de nuevo del g¨¦nero que alumbr¨® himnos como Respect.
A la estela de Winehouse han ido surgiendo distintas voces femeninas, como Duffy, Lilly Allen o Adele, que r¨¢pidamente recibieron el calificativo de ¡°nuevas divas del soul¡±. Jones duda al definirlas: ¡°Se puede decir que son cantantes de m¨²sica ¡®soul¡¯ contempor¨¢nea pero no creo que hagan ¡®soul¡¯ con los mismos patrones. Est¨¢ bien que mantengan el ¡®soul¡¯ vivo, que lo lleven a otras audiencias pero s¨ª es cierto que es una audiencia del pop y al final el estilo no es igual. M¨¢s bien dir¨ªa que son cantantes de pop¡±.
Entonces, ?cu¨¢l es la diferencia? ¡°Cuando hablo de ¡®soul¡¯ hablo de otro tipo de sentimiento. Sabemos de d¨®nde venimos, conocemos el significado del ¡®soul¡¯ y su relaci¨®n con las personas. No hablamos el lenguaje del pop. No creo que a Charles Bradley o Naomi Shelton se les ocurrir¨ªa ceder parte de su discurso musical por unos samples o unas bases acordes a lo que pide el mundo del pop. A m¨ª no se me ocurre hacer un ¡®tan-tan-tan¡¯ (tararea una especie de sampleado machac¨®n a modo de bases)¡±, explica la cantante, que sin embargo reconoce su influencia del sonido Filadelfia en la sofisticaci¨®n en los arreglos y el uso de los vientos ¨C¡°solo basta escuchar esos 'tanan-tanan-nan' (a modo del comienzo de su canci¨®n I learned the hard way)¡±-.
Con m¨¢s de medio siglo de vida, de peque?a estatura y figura rechoncha, adem¨¢s de ¡°ser muy negra¡±, Jones sabe lo que es que una discogr¨¢fica te rechace por falta de sex-appeal. Su voz es un torbellino en las r¨¢pidas y una especie de abrazo espiritual en las lentas pero, evidentemente, sus caderas nada tienen que ver con las de Beyonc¨¦. Tampoco su estilo busca la extravagancia en un negocio abundante de caprichos de un d¨ªa. ¡°No se puede ser una cantante de ¡®soul¡¯ verdadera y al mismo tiempo Lady Gaga¡±, afirma Jones. ¡°Lo que concierne en el mundo del espect¨¢culo pop a m¨ª no me interesa. Tampoco me interesa ser un ejemplo para el jurado de American Idol¡±, sentencia.
Suena cre¨ªble, como su soul. No es una pose, tan com¨²n en el mundo del espect¨¢culo. Hay una an¨¦cdota ilustrativa al respecto. En un concierto en Francia, Jones se molest¨® porque vio carteles que la presentaban como la reina del soul. Unos chicos se acercaron a ella y no pararon de llamarla as¨ª. Tuvo que decirles que dejaran de calificarla como reina del soul, ya que la ¨²nica reina era Aretha Franklin. Eso es respect, como cantaba la propia Franklin. Respeto por la m¨²sica que defiende y ama. ¡°M¨²sica que te hace sentir viva, que sale del coraz¨®n¡±, dice Jones. ¡°Ll¨¢malo simplemente ¡®soul¡±, concluye.
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