El universo infinito de Moebius
El dibujante franc¨¦s Jean Giraud, que revolucion¨® el lenguaje del c¨®mic, muere a los 73 a?os. Para el cine cre¨® mundos como los de 'Alien', 'Tron' o 'El quinto elemento'.
En octubre de 2010, la Fundaci¨®n Cartier inaugur¨® una antol¨®gica sobre el m¨¢s importante dibujante europeo de c¨®mics, Jean Giraud. En el s¨®tano, en un documental filmado para la ocasi¨®n, el franc¨¦s se desdoblaba para poder charlar consigo mismo, para que Gir recriminara a Moebius, su alter ego. Durante d¨¦cadas, uno ganaba lo que el otro perd¨ªa. Y en pantalla, la conversaci¨®n deven¨ªa en bronca. El mismo creador aclaraba en la puerta: ¡°?Que si Gir paga las locuras de Moebius? Es una realidad hist¨®rica. Gir es una profesi¨®n; Moebius, un estado del alma. Me es dif¨ªcil definir a Moebius, porque ah¨ª soy artista. Pero, ?qu¨¦ es ser artista en nuestro mundo? Necesitas sobrevivir, y entonces los artistas se convierten en vendedores, debes gustar a los otros o ceder parte de ti para comer. No s¨¦, no s¨¦...¡±. Si Gir era el incre¨ªble dibujante de l¨ªnea compleja de El teniente Blueberry, un western crepuscular que resucit¨® el g¨¦nero en los tebeos, Moebius cre¨® mundos incre¨ªbles, de l¨ªnea clara, delirios imaginativos y on¨ªricos como los de El garaje herm¨¦tico. Ayer todos ellos ¡ªla persona Jean Henri Gaston Giraud, los dibujantes Gir y Moebius¡ª fallecieron por la ma?ana en Par¨ªs a los 73 a?os. El c¨¢ncer contra el que luchaba desde hace lustros pudo finalmente con el cuerpo alto, fibroso, espigado de uno de los m¨¢s impresionantes talentos del siglo XX: el eco de su obra traspas¨® las vi?etas y lleg¨® al cine y a la filosof¨ªa.
Solo con una de sus facetas, Giraud hubiera obtenido la gloria, pero es que una misma figura coincidieron el maestro de la narraci¨®n Gir y el hechicero de las sensaciones Moebius.
Jodorowski, su amigo durante d¨¦cadas, cre¨® con ¨¦l la saga ¡®El Incal¡¯
Giraud nunca dej¨® de trabajar. En esa antol¨®gica, un cortometraje animado en 3D, El planeta todav¨ªa, prologaba la intenci¨®n de su autor ¡ªaqu¨ª Moebius¡ª de realizar un largometraje estereosc¨®pico. Un deseo imposible de cumplir, como el de realizar otro ¨¢lbum dedicado al teniente Mike Blueberry Donovan. Preguntado por su edad, Giraud respond¨ªa: ¡°Mi mayor angustia es morirme ahora mismo y que no haya nada despu¨¦s de la muerte. Porque si existe la vida despu¨¦s de la muerte o me puedo convertir en fantasma, seguir¨¦ viendo cine. Me gustan las de acci¨®n de Hollywood. Tambi¨¦n me atrae el cine asi¨¢tico, porque provoca sensaciones como mi obra¡ y por sus colores chillones¡±.
Giraud siempre fue un amante del cine. Lleg¨® a ver de ocho a 10 pel¨ªculas por semana. ?l se escudaba en que al no haber ido a la universidad, la gran pantalla le dio una educaci¨®n. ¡°No tengo una formaci¨®n bien ordenada. He le¨ªdo mucho, pero de manera dispersa, tarde, apasionadamente. El cine era mi cultura. Pero eso se acab¨®. No se trata de que hoy no vaya al cine pero me conformo con una o dos pel¨ªculas al mes. Se trata de que el cine, para m¨ª, para mi uso, ha perdido importancia. De alguna manera, puedo decir que se acab¨® con la muerte de Sam Peckinpah¡±, aunque luego confesaba que segu¨ªa atento a los estrenos. Como el de Avatar, pel¨ªcula de James Cameron que tanto visual como filos¨®ficamente le deb¨ªa mucho a Giraud: ¡°Son ideas de toda una generaci¨®n, la de Cameron y la m¨ªa, y James ha podido recrearlas. Somos la generaci¨®n que vivi¨® un cambio positivo; ahora todo es oscuro. Yo en cambio sigo con mi din¨¢mica optimista¡±, una din¨¢mica que incluso le llev¨® a trabajar en videojuegos, y que en los dos ¨²ltimos a?os le llevaron a la fotograf¨ªa: ¡°Hago fotos de primer¨ªsimos planos de piedras y plantas con c¨¢maras digitales¡±.
Jam¨¢s se cerr¨® a ninguna posibilidad art¨ªstica, pero nunca apreci¨® el manga
De su casa taller en Montrouge, en los alrededores de Par¨ªs, surgieron los dise?os de las pel¨ªculas Tron, Willow o Alien, de Ridley Scott, El quinto elemento, de Luc Besson, y Abyss, de Cameron, entre otras. Sin rodar se qued¨® la adaptaci¨®n de Dune que realiz¨® con Alejandro Jodorowsky, el intelectual m¨¢s cercano a su manera de ver el mundo, su amigo durante d¨¦cadas, y el cocreador de la saga de El Incal. Entre ellos se hablaban en espa?ol y franc¨¦s, porque cuando su madre se cas¨® con un mexicano ¡ªen 1955, cuando Giraud ten¨ªa 16 a?os, y tras haber empezado en la Escuela de Artes Aplicadas de Par¨ªs, donde ya demostraba su amor por la historieta¡ª, los tres se mudaron a M¨¦xico. ¡°All¨ª conoc¨ª el jazz, perd¨ª la virginidad, disfrut¨¦ del peyote, aprend¨ª castellano, prob¨¦ todo tipo de productos lis¨¦rgicos¡ y reconozco que hay meses de los que no tengo ning¨²n recuerdo¡±, dec¨ªa entre risas. Obligado a retornar a Europa para realizar el servicio militar de dos a?os, Giraud colabora con el maestro belga Jij¨¦ en la realizaci¨®n de un ¨¢lbum de Jerry Spring, pero se hace popular cuando empieza a publicar en la revista Pilote las aventuras del teniente Blueberry, con guiones de Jean-Michel Charlier (juntos editaron 26 ¨¢lbumes; con la muerte de Charlier en 1989, Giraud sigui¨® en solitario), que se convirti¨® en una de las grandes sagas del c¨®mic europeo y desde luego, la obra cumbre del western en el noveno arte.
En paralelo al ¨¦xito de Blueberry, Giraud se dedica a leer ciencia-ficci¨®n, as¨ª nace Moebius, en homenaje al astr¨®nomo alem¨¢n M?bius. Una nueva metamorfosis en su creaci¨®n: ¡°La metamorfosis corre por toda mi obra. No es la metamorfosis cl¨¢sica, la de Ovidio, que habla de la vida donde todo cambia siempre en una misma direcci¨®n, del nacimiento a la muerte... Va, cuentos para ni?os. Lo que hago es distinto: muestro el p¨¢nico de ver las cosas que se van, la dificultad de dar identidad a los actos". Jodorowsky le mostr¨® la obra de Carlos Castaneda, y Moebius explota: lo infinito y lo terrenal, lo inmortal y lo perecedero, lo fant¨¢stico y la imaginer¨ªa del pasado se plasman en Arzach, El garaje herm¨¦tico, la serie Los Mundos de Edena y la ya mencionada saga de El Incal.
Jam¨¢s se cerr¨® a ninguna posibilidad art¨ªstica, aunque nunca apreci¨® el manga japon¨¦s. Con Stan Lee coescribi¨® e ilustr¨® una aventura de Estela Plateada, el personaje de c¨®mic estadounidense m¨¢s cercano a sus disquisiciones filos¨®ficas, y en los ¨²ltimos a?os estaba inmerso en la saga Inside Moebius, en la que se burlaba abiertamente de s¨ª mismo, y cuyos ochos vol¨²menes ha ido editando poco a poco, a pesar de haber rematado hace tiempo. Quedan dos por aparecer, que se convertir¨¢n en su regalo p¨®stumo para los fans.
Una trayectoria en cuatro portadas
El teniente Blueberry. Millones de ejemplares vendidos, y la sensaci¨®n de que ser¨¢ imposible ver mejor reflejado el western en el tebeo. Mike Donovan es un sudista que acaba en el Norte de EE UU justo cuando comienza la Guerra de Secesi¨®n. Tan ¨ªntegro como pendenciero, tan leal como amante de las mujeres. Con Blueberry el lector ha recorrido a?os del mejor y m¨¢s real salvaje Oeste, incluida su amada decadencia. Durante d¨¦cadas, el personaje mantuvo econ¨®micamente a Giraud. La serie original estuvo guionizada por el belga Jean-Michel Charlier, y a su muerte Giraud sigui¨® en solitario; ambos tambi¨¦n crearon La juventud de Blueberry, que se ha prolongado hasta 2010 con otros creadores; finalmente tambi¨¦n existe Marshall Blueberry, tres ¨¢lbumes escritos por Giraud pero dibujados por otros. El ¨²ltimo blueberry en aparecer fue Apaches, perteneciente a la serie original, en 2007.
El garaje herm¨¦tico. La eclosi¨®n de Moebius, la aparici¨®n de un nuevo modo de narrar y dibujar que trastoca todos los g¨¦neros. La acci¨®n se desarrolla en un asteroide que contiene varios mundos superpuestos, creado por el mayor Grubert, que sigue su evoluci¨®n desde una nave espacial. Publicado de 1976 a 1980 en la revista M¨¦tal hurlant, la ciencia-ficci¨®n no ha conocido c¨®mic igual de rico en matices, en detalles que Moebius sencillamente asoma y no desarrolla, de niveles lis¨¦rgicos de imaginaci¨®n. En 2008, se public¨® un nuevo ¨¢lbum del mayor Grubert: Le chasseur d¨¦prim¨¦.
Los ojos del gato. Para expertos como ?lvaro Pons, el mejor legado de Moebius. Escrito por Alejandro Jodorosky, con quien crear¨¢ la saga de El Incal, cada vi?eta ocupa una p¨¢gina ¨C apareci¨® en Francia en 1978 y nunca se ha publicado en Espa?a en su formato original-. La pareja trasgrede cualquier norma del tebeo y juega con lo binario, con la estructura repetitiva¡ Arte que supera su formato.
Inside Moebius. El giro final de un viejo creador que vuelve a explorar en su interior y que disfruta de la autoiron¨ªa. A falta de que se editen los dos ¨²ltimos de la serie de ocho que arrancaron en 2004 (que s¨ª est¨¢n creados) el franc¨¦s exprime sus ¨²ltimas ideas y la sensaci¨®n de que el hombre y el artista viven en mundos paralelos, que a veces se cruzan y a veces ni se conocen.
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