El Marsillach m¨¢s on¨ªrico, sobre las tablas
Los sue?os del dramaturgo salen a escena con 'Extra?o anuncio', por primera vez sobre las tablas en el d¨¦cimo aniversario de su muerte
El tic tac que se escucha en el escenario es el del reloj que marc¨® las horas de Adolfo Marsillach (Barcelona 1928 - Madrid, 2002). Lo grab¨® la que fue su compa?era durante 28 a?os, Mercedes Lezcano, que hoy dirige Extra?o anuncio, una de las tres obras (junto a Se vende ¨¢tico y El saloncito chino) que el dramaturgo, actor y director catal¨¢n nunca tuvo tiempo de estrenar en el teatro. Este montaje, que podr¨¢ verse en el Teatro Valle Incl¨¢n (CDN), en plena plaza de Lavapi¨¦s, desde ma?ana y hasta el 29 de abril, est¨¢ protagonizado por M¨®nica Arag¨®n (la hija de Fofito, que hemos podido ver en Cu¨¦ntame o en M¨¦dico de familia y que aqu¨ª hace de Chica), Ana Mar¨ªa Barbany (una gran dama del teatro que trabaj¨® con Marsillach con El Mis¨¢ntropo de Moliere y que aqu¨ª se convierte en Mabel), Jos¨¦ Carabias (que tambi¨¦n tuvo la oportunidad de trabajar con el difunto autor y que aqu¨ª es sencillamente un Individuo) y Manuel Galiana (Sangre de Mayo, Luz de domingo o Tiovivo, transformado en L¨®pez Alonso),
"Un piso cualquiera, en un lugar cualquiera, aunque se sugiere la sala de estar de un edificio antiguo, con habitaciones espaciosas, techos altos y tabiques gruesos, construido en plena monarqu¨ªa de Alfonso XIII...", arranca el texto. Pero todo es un misterio hasta el d¨ªa del estreno. Se sabe, porque se le escap¨® a Carabias durante la presentaci¨®n de la obra, que el propio "Marsillach est¨¢ en el escenario", "dentro de una agenda de tel¨¦fonos", puntualiz¨® Lezcano; y que se trata de una funci¨®n que recoge probablemente la faceta m¨¢s on¨ªrica del dramaturgo y que empieza a cobrar vida as¨ª:
Chica- Buenos d¨ªas. Vengo por el anuncio.
L¨®pez- ?Anuncio? ?Qu¨¦ anuncio?
Chica- El del piso. Este piso se vende. O se alquila. ?No?
L¨®pez- No, se?orita. Este piso ni se vende ni se alquila. Lo siento
Amante como era Marsillach del absurdo, esta obra sigue la estela de algunos de sus autores fetiche, como Enrique Jardiel Poncela o Miguel Mihura. Se mueve en el suspense y la duda, que se combinan con la iron¨ªa y al humor e inquietan al espectador: "La sensaci¨®n es la de entrar en una casa, ver lo que pasa y lo que le ocurre a sus habitantes y no saber si est¨¢n muertos o vivos", resume Galiana.
Lezcano cumple de este modo su promesa con Marsillach: "Poner en pie un texto de Adolfo es una responsabilidad y un gozo, un sentimiento apasionado de alegr¨ªa no exento de v¨¦rtigo. Mi compromiso, con ¨¦l, de seguir estrenando sus obras se va cumpliendo gracias, en esta ocasi¨®n, a Metr¨®polis Teatro", asegura. "Siempre le dije que escribiera sus sue?os, era un gran so?ador, fabricaba por las noches aut¨¦nticas obras de teatro", agrega. No es este un texto basado en un sue?o pero s¨ª es una especie enso?aci¨®n, tiene un punto de irrealidad.Y sin embargo, su estreno sobre las tablas es su forma m¨¢s real seg¨²n escribi¨® el propio Marsillach el 27 de septiembre de 1992: "Una obra de teatro no existe como tal hasta que se estrena". Y recuerda que todos, en tanto que actores de vidas sin estrenar, es posible que no hayamos existido nunca.
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