Subastas de videoarte poco pujantes
La madrile?a casa Segre saca a la venta dos piezas premiadas en la muestra Madatac que se quedan sin comprador La venta de videos arranc¨® en Espa?a en 2009
El cat¨¢logo de la ¨²ltima subasta de la madrile?a casa Segre reza: ¡°Subasta de marzo, pintura. Martes 20 a las 18.30¡±. Exactamente a la hora convenida, arranca el enunciado ininterrumpido de nombres de autor, t¨ªtulo de obra, precio de salida, ?alguien da m¨¢s? ?Si? ?No? Mazazo y vuelta a empezar, hasta que el soniquete de voces en la sala y de tel¨¦fonos que suenan se convierte en un bucle de dos horas y media que deja con sensaci¨®n de mareo y hasta de vac¨ªo cuando uno se levanta de su silla y abandona la sala atestada de varias decenas de potenciales compradores rodeados de objetos de todas las ¨¦pocas, unos relucientes, otros adustos.
'Dos movimientos', de Lisi Prada
?Qu¨¦ es lo que ha pasado de relevante en ese intervalo de tiempo? Aquel t¨ªtulo del cat¨¢logo, el que dec¨ªa que se iba a subastar pintura, no se ha cumplido. Al menos, no al cien por cien. El fallo no es por mala fe o despiste. Se debe, simplemente, a que ciertos objetos salen tan escasamente a puja que no podr¨ªan dar lugar a una sesi¨®n por s¨ª solos. Unos, relativamente m¨¢s numerosos, son las esculturas y las fotograf¨ªas. Los otros, en esta ocasi¨®n dos nada m¨¢s, son piezas de videoarte.
La pareja de obras en cuesti¨®n, El rastro de la sal, de Albert Merino, y Dos movimientos, de Lisi Prada, proceden de Madatac, una muestra abierta de arte audiovisual, de la que ambas resultaron ganadoras de la edici¨®n de 2011, la tercera que se ha celebrado hasta la fecha. El paso del podio de Madatac a Subastas Segre, seg¨²n explica Iury Lech, el director de la muestra, se fundamenta en un acuerdo entre ambas instituciones para "darle un aliciente al artista, que tenga la oportunidad de que su obra la adquiera un coleccionista".
A un precio de salida de 400 euros cada uno, -muy reducido si se tiene en cuenta que en la sesi¨®n se lleg¨® a vender una pintura (de Joan Hern¨¢ndez Pijuan) por 60.000 euros- al final, los dos videos se quedaron sin comprador. "Espa?a a¨²n es un mundo muy reducido para el videoarte. Las galer¨ªas tienen artistas monol¨ªticos, no los modifican", asegura Iury Lech. De ah¨ª que para ellos resulte dif¨ªcil hacerse un nombre, "y en las subastas hay una cultura de comprar por el nombre", razona el director.
Solo hace tres a?os, antes de 2009, no se hubiera encontrado ni una sola pieza de arte de im¨¢genes en movimiento por la que poder pujar. Y eso no significa en Segre, (donde, de hecho, tuvo lugar la primera subasta, en la que se vendieron los tres videos ganadores de la edici¨®n de Madatac de ese a?o a mayor precio que el de salida): quiere decir en toda Espa?a. ¡°La subasta de videoarte no es frecuente¡±, corrobora Marta Cuadros, la responsable de arte contempor¨¢neo de Subastas Segre. ¡°Todav¨ªa falta para que se ponga al nivel de la foto, que tambi¨¦n tuvo su momento de despegue¡±, asegura.
'El rastro de la sal', de Albert Merino
Una peculiaridad de la venta de videoarte es, como en el caso de la fotograf¨ªa, que las obras son reproducibles. Y muy f¨¢cilmente. Para restringir el n¨²mero de copias, el artista fija una edici¨®n limitada: como regla general, a m¨¢s copias, menor precio. En el caso de las piezas que se pusieron a la venta en Segre, se realiz¨® una edici¨®n especial para ser subastada, que al no haber sido adquirida se devolver¨¢ a los artistas.
La soga que la econom¨ªa tiene amarrada al cuello, como en cualquier otro ¨¢mbito, tampoco ayuda a dar ox¨ªgeno a las subastas de videos. ¡°Ahora es m¨¢s lento, m¨¢s dif¨ªcil¡±, asegura Cuadros. ¡°Estamos en crisis, y las subastas son un mercado de segunda fila, donde lo que vende son los grandes nombres. Es diferente vender un videoarte de primera fila que uno de artistas que est¨¢n saliendo¡±, coincide con el director de Madatac.
Los coleccionistas, no obstante, s¨ª se muestran receptivos, seg¨²n asegura: ¡°S¨ª que hay clientes con inter¨¦s, pero no entran al juego porque todav¨ªa este mercado no es algo tangible en Espa?a, pero entrar¨¢n¡±. Dar con un cat¨¢logo encabezado con un ¡®Subasta de videoarte¡¯ en Espa?a puede que solo sea, entonces, una mera cuesti¨®n de tiempo.
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