?Al mirar atr¨¢s perdemos el presente?
Unas jornadas en el CCCB se suman al debate sobre la idea del reciclaje en el pop La cultura popular hace de la transformaci¨®n del pasado su principal renovaci¨®n
Incluso un reloj estropeado da bien la hora dos veces al d¨ªa. Lo dice Tony Soprano, entre muchos otros, y tiene m¨¢s raz¨®n que un santo. Da igual c¨®mo seas, qu¨¦ vistas y qu¨¦ lugares frecuentes: si esperas un par de minutos, vendr¨¢ la ola de esa est¨¦tica y te ver¨¢s en la cresta de espuma. Eso s¨ª, la resaca de la marea llegar¨¢ poco despu¨¦s.
La cultura pop cambia desde hace tiempo m¨¢s que un camale¨®n pase¨¢ndose tan ricamente por delante de una bandera gay o de un enorme Cubo de Rubik. Muta de color con una celeridad endiablada y lo hace retuiteando el pasado una y otra vez. El anuncio que habla de los mostachos y los tel¨¦fonos fijos, la recuperaci¨®n de la alegr¨ªa del pelo en el cine X (?podr¨ªamos tirar de ecos nitzscheanos y bautizar esa tendencia como El eterno reporno?), una industria cinematogr¨¢fica que se sostiene gracias a adaptaciones de tebeo y de remakes de remakes y una industria musical moribunda que apura su ¨²ltimo pitillo mientras edita box sets con tropocientos ced¨¦s de artistas que seguramente han escuchado en su vida menos discos de los que ofrecen en la caja que venden. ¡°Este es el modo en que el pop acaba, no con un BANG sino con una recopilaci¨®n de cuatro ¨¢lbumes que nunca habr¨¢ momento de escuchar, mientras pagas una entrada de precio inflad¨ªsimo para ver a los Pixies o a Pavement tocando canci¨®n por canci¨®n el ¨¢lbum que pinchaste hasta la muerte en tu primer a?o de universidad¡±, advierte Simon Reynolds en Retromania. Pop Culture¡¯s Addiction to its Own Past.
De esa cultura con un cierto pestazo a naftalina se hablar¨¢ en las jornadas Cultura Reciclada que se celebran esta tarde, dentro del ciclo BCNmp7, en el Centro de Cultura Contempor¨¤nia de Barcelona (CCCB). Un rescate de ropas viejas por gente que a veces no se percata de que esa ropa la visti¨® alguien probablemente muerto. Una cultura de la revisi¨®n que a menudo no es respetuosa con el contexto en que fue creada en su d¨ªa, que hace pasar plagio o por gui?o (¡°Yo no cito, yo robo¡±, dijo el siempre honesto Tarantino) y que puede carecer de fondo (de armario). ¡°La siguiente vez que vino estaba soberanamente borracho de tanto beber de los poetas que por vez primera se le hab¨ªan revelado. Ten¨ªa las pupilas dilatadas y se atropellaba al hablar, adem¨¢s de envolverse en citas ajenas, tal como un mendigo que se hubiera investido con la p¨²rpura de los emperadores¡±, escribi¨® Kipling en El cuento m¨¢s bonito del mundo.
¡°lo que consideramos ahora cl¨¢sico fue en su d¨ªa moderno, como Shakespeare y Dickens, o los Beatles y la Motown¡± (Simon Reynolds)
Los periodistas, y residentes en Barcelona, Laura Sangr¨¤ y Jaime Casas han tramado un cartel de lujo para debatir la cuesti¨®n. Una entrevista exclusiva con Reynolds, conciertos de Wau y los Arrghs!! y Fasenuova y una sesi¨®n de DJ de El Guincho, ep¨ªtome de c¨®mo se puede reciclar el pasado catapult¨¢ndolo hacia el futuro (en los d¨ªas previos al lanzamiento de su debut, Alegranza, la m¨¢xima preocupaci¨®n de Pablo D¨ªaz-Reixa era haber sido lo suficientemente respetuoso con las tradiciones de sonidos africanos y suramericanos de los que se hab¨ªa servido para articular su discurso sonoro). Tambi¨¦n una mesa redonda con cabezas pensantes de capacidad anal¨ªtica encomiable como el ¨²nico ensayista musical genuinamente pop de alto quilate de este pa¨ªs (Xavi Sancho), la mejor cr¨ªtica de cine de g¨¦nero de la piel de toro (Desir¨¦e de Fez) o el m¨²sico, pope del pop y DJ modelo arque¨®logo Miqui Puig.
La basura como combustible
Si el reciclaje es un proceso fisioqu¨ªmico que vuelve a introducir desechos en el ciclo de vida (lo reciclan, luego existe), el debate en positivo est¨¢ en si el acceso a toneladas de informaci¨®n en internet permite rescatar tradiciones relegadas y menos importantes. Una nueva cultura pop recocinada, s¨ª, pero con muchos colores, tantos como los contenedores en los que se separa cristal, pl¨¢stico, org¨¢nicos, etc¨¦tera. Una tendencia quiz¨¢ apuntalada por el desencanto sobre un futuro que nos plantearon y que no ha llegado. ¡°El escritor de ciencia ficci¨®n Neal Stephenson ha empezado una especie de proyecto para animar a sus colegas a parar de ofrecer visiones apocal¨ªpticas del futuro y a recuperar ese futuro de visiones m¨¢s esperanzadoras con el que gente como yo crecimos. Como explico en mi libro, el aspecto futurista de nuestro mundo contempor¨¢neo est¨¢ en cosas fascinantes, pero muy triviales, como el tel¨¦fono o el entretenimiento en casa¡±, apunta Reynolds para este diario.
Sangr¨¤ a?ade: ¡°M¨¢s que del desencanto futurista creo que es fruto del desencanto presente. El No future se ha convertido para muchos en el No present. Los New Traditionals encarnan bien esta idea: gente joven cuya filosof¨ªa surge del cansancio por la rapidez y la despersonalizaci¨®n que nos han tra¨ªdo las nuevas tecnolog¨ªas. Ganchillo, magdalena, pajarita, laca y rulo son las armas de estos hipsters¡±. A veces ese rescate de lo vintage llega a trav¨¦s de aplicaciones de Apple. La imagen ser¨ªa el H. G. Welles vestido de tweed de la pel¨ªcula Los pasajeros del tiempo que entra en el McDonalds de 1979 adonde se ha dirigido en busca de Jack the Ripper, que le rob¨® la m¨¢quina. ¡°El futuro no es lo que t¨² imaginaste, el futuro es lo que yo soy¡±, le dice el segundo al primero.
Sin embargo, como dec¨ªa Her¨¢clito (y quiz¨¢s David Meca tambi¨¦n), no es posible ba?arse dos veces en el mismo r¨ªo. ¡°El reciclaje descarado tiene ese punto oscuro, sucio y para nada atractivo. Pero el reciclaje como parte del crecimiento s¨ª; b¨¢sicamente porque es imposible recrear nada pasado tal cual en circunstancias distintas¡±, apunta Puig, que adem¨¢s critica ¡°el tono condescendiente¡± con el que algunos intelectuales tratan toda forma de revivalismo. Segun Reynolds: "es curioso que el artista h¨¦roe de nuestra ¨¦poca sea el DJ, que no produce nada, pero que conecta la sobreproducci¨®n de otros: Personalmente espero que represente el canto del cisne de la recreaci¨®n, el triunfo final de un grupo de ideas ya agotadas¡±.
Nuestro futuro da miedo
Tanto en la m¨²sica pop como en el cine de salas comerciales, la tendencia no se puede analizar sin atender a la crisis de la industria del entretenimiento. El reciclaje como consecuencia del miedo al riesgo, una zozobra que est¨¢ en cada uno de los aspectos de una sociedad occidental colapsada econ¨®mica y moralmente. Casas pone el acento en el talento, simplemente. S¨ª al sello Italians do it Better, no al electroclash cenutrio y de karaoke: ¡°La cultura pop no deja de ser el reflejo de la aceleraci¨®n de la historia. Y este proceso se ha vuelto a acelerar en el contexto digital. La mayor¨ªa de discos est¨¢n hechos por gente que ni tiene el talento ni los conocimientos ni los medios para arriesgar y hacer avanzar la m¨²sica hacia nuevos territorios. No es conformismo ni miedo, es puro desconocimiento¡±.
Si bien Reynolds apunta que ¡°lo que consideramos ahora cl¨¢sico fue en su d¨ªa moderno, como Shakespeare y Dickens, o los Beatles y la Motown¡± y que es el test del tiempo el que premia el riesgo, resulta f¨¢cil encumbrar algo tan dudoso como la originalidad. De la originalidad dec¨ªa el escritor c¨®mico Jardiel Poncela que s¨®lo hay algo original, que es el pecado, y que mira a d¨®nde nos ha llevado. Al mismo tiempo, no todo collage, gui?o, homenaje o revival es necesariamente malo. De Fez pone como ejemplo Drive, de Nicolas Winding Refn. ¡°Es el colmo del reciclaje porque lleva al l¨ªmite la idea. No copia de una pel¨ªcula o director, sino que resume la tradici¨®n de todo un g¨¦nero, el thriller, y encima pasa por ser algo totalmente ins¨®lito. El ciclo del personaje es el de los h¨¦roes-antih¨¦roes del cine negro cl¨¢sico, la forma de rodar es puro 70s, la est¨¦tica es decididamente ochentera, la representaci¨®n de la violencia (brutal y estilizada a la vez) es muy de los 90 y los m¨®viles sentimentales son puro Michael Mann, autor clave de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Se trata de robarlo todo y que no se note. Es brutal¡±, apunta De Fez, quiz¨¢s s¨®lo olvid¨¢ndose de un revival m¨¢s que encierra la pel¨ªcula: el sutil gui?o al macho ib¨¦rico en extinci¨®n, con su palillo permanentemente imantado a la comisura derecha.
Bic Cristal escribe normal
En Espa?a las tendencias y estilos siempre han sido as¨ª como un correo del zar demasiado inflado a vodkas: a menudo llegaban tarde, a veces ni siquiera eso. Por eso el punk fue a Espa?a la contracultura de los sesenta a EE UU y el mod revival aqu¨ª fue la primera explosi¨®n de ese mismo fen¨®meno del Soho londinense. Algunos revivals sirven, simple y llanamente, para descubrir algo a las nuevas generaciones y para que las anteriores digan que ellos lo vivieron, aunque no sea as¨ª, aunque mientan.
Sancho niega la mayor, aunque se rinde a los detalles: ¡°Me parece que el concepto de reciclaje interesante se circunscribe al vidrio y, en casos aislados, al pl¨¢stico. Otra cosa es que t¨² empatices con algunos actos de reciclaje o nostalgia. Me gustan los dos ¨²ltimos discos de The Horrors y los trajes de Band of Outsiders, pero no ser¨ªa capaz de defenderlos en un bar. Son perversos y nocivos para el progreso, pero me gustan¡±. ¡°I don¡¯t like you, but I love you¡±, cantaban los Miracles de Smokey Robinson. Quiz¨¢ la clave resida, despu¨¦s de darle tantas vueltas, en el gusto de cada uno. Para Sangr¨¢, Kitty Daisy and Lewis recuperan todo lo mejor de la m¨²sica de los cincuenta, una maniobra que a Sancho le ¡°da ganas de buscar un ¨¢tico para asegurarme de que la pr¨®xima vez que oiga su m¨²sica y piense en saltar del balc¨®n sea definitivo¡±. En cambio, ella, por otro lado, aborrece la colecci¨®n de Dior para hombre que fusila el estilo amish y opina que Parch¨ªs deb¨ªan estar de ¨¢cido cuando tramaron su regreso. ¡°Pero es que lo que m¨¢s me molesta del reciclaje no son los artistas nuevos que reproducen lo que alguien hizo o dijo en 1964, ni los bares nuevos que aparentan ser viejas bodegas o los dise?adores de interiores que buscan el aire a club de ¨¦poca de entreguerras (taxidermia incluida), sino la cultura de la efem¨¦ride, el art¨ªculo conmemorativo de aniversario, la gira de homenaje, el d¨¦cimo compilado, la entrada de blog que reproduce un libro de Greil Marcus como si las ideas fueran propias, la batallita del abuelo que gir¨® con los Stones, el tipo que piensa que lo que necesita el mundo en 2012 es otra biograf¨ªa de Lennon¡±, apunta el tambi¨¦n colaborador de este diario. Toma aire y: ¡°Todo esto es mucho m¨¢s nocivo que The Horrors o Eli Paperboy Reed porque coloca la actualidad y la modernidad como suced¨¢neos de un tiempo insuperable, recursos a los que se abandonan los que no saben, porque si supieran lo grande que fue Townes Van Zandt dejar¨ªan de adorar a Grimes. Es complicado que alguien sienta la necesidad de hacer algo nuevo cuando todo el mundo le est¨¢ recordando que, como Hendrix, ya nadie lo har¨¢ igual de bien¡±.
T¨² separas, nosotros reciclamos
"En poco tiempo veremos nuevos estilos y tendencias que se concretar¨¢n en la m¨²sica del nuevo milenio, que ser¨¢ m¨¢s sensitiva" (Jaime Casas, codirector del ciclo)
Casas, quiz¨¢s por algo codirige la jornada del CCCB, jugar¨¢ aqu¨ª el rol de poli optimista: ¡°El pop sigue arriesgando y lo que ha sucedido en los ¨²ltimos a?os, durante la no-d¨¦cada del 2.000, es que estaba por definir el proceso de transmisi¨®n, consumo y recepci¨®n. En poco tiempo veremos nuevos estilos y tendencias que se concretar¨¢n en la m¨²sica del nuevo milenio, que ser¨¢ m¨¢s sensitiva, como afirma Adam Harper en su libroInfinite Music¡±. Y sube la apuesta: ¡°Es un momento excitante: un periodo de globalizaci¨®n real de la transgresi¨®n musical y de constataci¨®n de la idea que son m¨¢s las cosas que nos asemejan que las que nos diferencian. La m¨²sica juega y jugar¨¢ un papel muy importante en este proceso¡±.
Mientras tanto, devolvamos al ciclo de la vida los residuos m¨¢s apetitosos del pasado. Los artistas reciclar¨¢n como buenamente sepan y los consumidores deber¨¢n saber elegir en los numeros¨ªsimos contenedores de informaci¨®n de todos los colores. Como dec¨ªa aquella campa?a de concienciaci¨®n: ¡°T¨² separas, nosotros reciclamos¡±.
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