Atracci¨®n de rentas
Me ocurre con excesiva frecuencia que determinada gente a la que me presentan o que se presentan ellos encuentre muy l¨®gico ofrecerme cort¨¦smente una tarjeta en la que figura su profesi¨®n a la vez que me piden que les corresponda con la m¨ªa. En ocasiones, te miran con gesto de extra?eza al contestar que no tienes esas identificativas tarjetas, entre otras cosas porque tampoco tengo claro a que me dedico. Si aclarara que mi profesi¨®n es la de cr¨ªtico me dar¨ªa cotidianamente un ataque de risa o de pasmo, y siento tanto respeto por el concepto de escritor que jam¨¢s se me ocurrir¨ªa atribuirme esa condici¨®n por el hecho de juntar dificultosamente palabras e imprimirlas en los peri¨®dicos. Y por supuesto, deben de pensar que soy un marciano o un hip¨®crita cuando me piden mi email y respondo con estupefacci¨®n: ?Mi qu¨¦?. El destino inmediato de esas primorosas tarjetas es una vulgar papelera, sobre todo cuando en un vistazo fugaz percibo trabajos tan extra?os como asesor, consultor, promotor y cosas as¨ª, aunque deduzco que esas profesiones tan abstractas y enf¨¢ticas tambi¨¦n atraviesan ¨¦poca de saldo.
Pero confieso haber sentido un magnetismo notable hacia alguien que se defin¨ªa con algo tan enigm¨¢tico como ¡°optimizador de suelos¡±. M¨¢s tarde me descubrieron el significado de ese eufemismo. Era un especulador de altura. La demorada presentaci¨®n de esos Presupuestos destinados a acojonar a los de siempre (la subida de la luz, del butano, esas cositas tan leves) y pensados seg¨²n la aguerrida y sensata Santamar¨ªa para algo tan inexacto y c¨®mico como apoyar a los que m¨¢s lo necesitan, contienen una audaz y brutal perversi¨®n del lenguaje.
Denominan ¡°atracci¨®n de rentas¡± a que las fortunas que se sintieron m¨¢s seguras exili¨¢ndose delincuentemente de Espa?a (que exagerado, maximalista y demagogo era Balzac al asegurar que detr¨¢s de cada gran fortuna se esconde un crimen) pueden regresar al hogar y ser amnistiadas a cambio de pagar al comprensivo y magn¨¢nimo Estado un grotesco 10%. Narcos, ladrilleros, especuladores, ricos de toda la vida, comisionistas, gangsters y corruptos de primera clase, pueden adquirir certificado de patriotismo por unas migajas de todo lo que pillaron. Hasta el ciudadano m¨¢s corto de luces entender¨¢ de qu¨¦ va la movida reformista, se sentir¨¢ ofendido y humillado, maldecir¨¢ esa mentira tan cruel de que la justicia es igual para todos.
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