Francisco Coll y Javier Perianes tienen m¨¢s duende que ¡®Il trovatore¡¯ en Les Arts

¡°?Ol¨¦! ?Eso tiene duende!¡±, exclam¨® la bailaora gitana La Malena despu¨¦s de escuchar al pianista Alexander Brailowsky interpretar a Bach. Se trata de uno de los ejemplos que utiliza Federico Garc¨ªa Lorca para definir este ¡°esp¨ªritu oculto de la dolorida Espa?a¡±, en Teor¨ªa y juego del duende. El compositor Francisco Coll (Valencia, 38 a?os) ha encontrado, en esta conferencia de 1933, las palabras para explicar el segundo movimiento de su obra Ciudad sin sue?o (2022): ¡°¡®Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende¡¯, escribi¨® Lorca, ¡®ese poder misterioso que todos sienten y que ning¨²n fil¨®sofo explica¡¯. El duende, el esp¨ªritu inefable, intraducible, de la terrenalidad, de la autenticidad, de la posesi¨®n...¡±.

Esta fantas¨ªa para piano y orquesta, que toma su t¨ªtulo de uno de los poemas incluidos en Poeta en Nueva York, se estren¨® en Londres el pasado mes de febrero. Ahora, ha tenido su premi¨¨re espa?ola, el pasado viernes, 20 de diciembre, en el Palau de les Arts de Valencia dentro de la serie Simf¨®nic de la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Hablamos de una obra maestra que confirma a Coll no solo como un compositor de renombre en el panorama de la actual m¨²sica de creaci¨®n espa?ola, sino tambi¨¦n internacional. Se trata de una partitura en la que ya es perfectamente reconocible su lenguaje sonoro afilado y expresivo, que tuvo en su sinfon¨ªa Mural (2015) uno de sus primeros hitos.

Arranca conectando su visi¨®n caleidosc¨®pica del flamenco con el surrealismo en Desplantes. Y escuchamos a esas iguanas vivas que muerden a los hombres que no sue?an, como en el poema de Lorca. Pero esas sonoridades tensas y angulosas avanzan con fluidez en un di¨¢logo donde el protagonismo del solista no deja de crecer. De hecho, el piano se adue?a del movimiento central, Duende-Nana, y despliega toda su magia expresiva en una bell¨ªsima canci¨®n de cuna acompa?ada por el rumor de un platillo suspendido. Una melod¨ªa que Coll tocaba al piano para dormir a sus dos hijos y que emocion¨® al p¨²blico con la suspensi¨®n de sus s¨ªncopas.

Pero de repente irrumpe la brutal Org¨ªa final. Los ritmos punzantes del flamenco se intensifican ahora con verdaderos quej¨ªos que impulsan el liderazgo del piano. Y escuchamos la insistencia lorquiana del ¡°No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie¡±. El p¨²blico recibi¨® con entusiasmo la nueva composici¨®n de Coll, a la que pronto se sumar¨¢n dos estrenos absolutos importantes en Espa?a: la sinfon¨ªa Lilith con la Sinf¨®nica del Principado de Asturias, en junio de 2025, y su primera ¨®pera de gran formato, Enemigo del pueblo, basada en un libreto en espa?ol de ?lex Rigola, que se podr¨¢ ver la pr¨®xima temporada en Les Arts y en el Teatro Real bajo la direcci¨®n del compositor.

El art¨ªfice de la emoci¨®n del movimiento central de Ciudad sin sue?o fue Javier Perianes (Nerva, Huelva, 46 a?os), a quien est¨¢ dedicada. De hecho, la composici¨®n es un retrato del pianista onubense que evoca Noches en los jardines de Espa?a, de Falla, aprovechando su proverbial musicalidad. Perianes prosigui¨®, en la segunda parte, con una excelente interpretaci¨®n del Concierto para piano en sol, de Maurice Ravel, que explot¨® con brillantez el aroma vasco del inicio y el aire jazz¨ªstico del rag-time final. Pero impresion¨® en el vals del movimiento lento con una interpretaci¨®n emocionante y magistral que se elev¨® apoyada en el acompa?amiento orquestal con un exquisito solo de corno ingl¨¦s. Perianes culmin¨® su actuaci¨®n con un vaporoso y fluido Debussy como propina: el preludio n¨²m. 8 del primer libro, titulado La ni?a de los cabellos de lino. Y en estos d¨ªas pueden verse en RTVE sus brillantes interpretaciones de Scarlatti y Alb¨¦niz en el marco incomparable del Real Alc¨¢zar de Sevilla.

El tercer protagonista del concierto fue el director estadounidense James Gaffigan (Nueva York, 45 a?os) que acaba de anunciar en su perfil de X el final de su etapa como titular al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Una mala noticia a la vista del nivel alcanzado bajo su mandato y la consolidaci¨®n de su atractivo ciclo sinf¨®nico. Hablamos de la que sigue siendo la mejor orquesta espa?ola cuyos or¨ªgenes resumi¨® con elocuencia en 2009 Agust¨ª Fancelli como ¡°La orquesta de do?a Helga¡±.

Bast¨® con escuchar el inicio del concierto, con el poema sinf¨®nico El cazador maldito, de C¨¦sar Franck, para convencerse del poder¨ªo y ductilidad de sus integrantes en una partitura tan tensa y narrativa. Gaffigan envolvi¨® su interpretaci¨®n en un arco ideal desde la arrogancia inicial del cazador a su hundimiento final asolado por demonios. Pero su capacidad para insuflar fantas¨ªa y color a los pentagramas de Ravel aflor¨® al final con un admirable La Valse. De hecho, el propio Gaffigan comentaba su sorpresa al descubrir, en un anticuario de la capital del Turia, el programa de mano de un concierto dirigido por el propio Ravel en Valencia que termin¨® precisamente con La Valse. Fue el 17 de noviembre de 1928 y la cr¨ªtica local destac¨® su manejo vivo y nervioso de la batuta.

Pero la Orquestra de la Comunitat Valenciana es, ante todo, un conjunto sinf¨®nico oper¨ªstico de primer nivel. Lo demostr¨®, una vez m¨¢s, en la representaci¨®n del pasado jueves, 19 de diciembre, bajo la firme e incisiva direcci¨®n de Maurizio Benini. Esta reposici¨®n de la producci¨®n de ?lex Oll¨¦, de Il trovatore de Giuseppe Verdi, que se estren¨® en ?msterdam hace 10 a?os y ha pasado por Par¨ªs y Barcelona, ha permitido volver a la normalidad tras la tragedia de la dana. En todo caso, la representaci¨®n no destac¨® por destellos vocales rese?ables.

La famosa sentencia de que Il trovatore precisa de ¡°los cuatro mejores cantantes del mundo¡±, atribuida por igual al director de orquesta Arturo Toscanini y al tenor Enrico Caruso, evidencia la dificultad que tiene el reparto de esta ¨®pera. La ¨²nica cantante que se acerc¨® a la excelencia fue la mezzo rusa Ekaterina Semenchuk, en un s¨®lido papel de Azucena, aunque comenz¨® Stride la vampa! un poco desubicada. Ella fue tambi¨¦n la ¨²nica que hizo cre¨ªble su atormentado y vengativo personaje. Por el contrario, la soprano ucraniana Olga Maslova, en el papel de Leonora, arranc¨® con una cavatina irregular, aunque mejor¨® al final con la bell¨ªsima D¡¯amor sull¡¯ali rosee.

El tenor italiano Antonio Poli fue tambi¨¦n un Manrico desigual con algunos destellos de musicalidad en su aria Ah si, ben mio!, aunque con problemas en el agudo que lastraron la famosa cabaletta Di quella pira, donde par¨® de cantar en la stretta del coro para llegar al famoso do sobreagudo que Verdi nunca escribi¨®. Tampoco destac¨® el bar¨ªtono estadounidense Lucas Meachem como Conte di Luna, que sustituy¨® in extremis a Artur Ruci¨½ski y ha compaginado con el Liceu como Sharpless en Madama Butterfly. Buena actuaci¨®n del Cor de la Generalitat Valenciana y, entre los secundarios, mejor el bajo Adolfo Corrado como Ferrando que la soprano Holly Brown como In¨¦s.

La puesta en escena belicista de ?lex Oll¨¦ traslada la acci¨®n a la Primera Guerra Mundial sin lograr una aportaci¨®n teatral rese?able. La principal novedad est¨¢ en la versatilidad esc¨¦nica que aporta la escenograf¨ªa de Alfons Flores, con esos bloques rectangulares que se hunden y se elevan, aderezados por la sobresaliente iluminaci¨®n de Urs Sch?nebaum. Sin embargo, ese predominio de la escenograf¨ªa dificulta el movimiento esc¨¦nico y tambi¨¦n la visibilidad por su excesiva oscuridad. En definitiva, una producci¨®n verdiana con menos duende que el concierto sinf¨®nico que podr¨¢ volver a verse hoy s¨¢bado, 21 de diciembre, en el Auditorio y Palacio de Congresos de Castell¨®n.