Once obras esenciales
Ocho escritores eligen once grandes libros y pel¨ªculas donde las prostitutas y su mundo juegan un papel esencial.
Enrique Vila-Matas: Juntacad¨¢veres. Juan Carlos Onetti. Larssen, tambi¨¦n llamado Junta, un hombre envejecido y frustrado, liga su suerte a su habilidad de proxeneta con las mujeres y, a?o tras a?o, espera a que lleguen los permisos o las circunstancias adecuadas para llevar a cabo su sue?o: montar un prost¨ªbulo en Santa Mar¨ªa. Cuenta para ello con Mar¨ªa Bonita, Nelly e Irene. Cuando logra finalmente abrirlo, encuentra la oposici¨®n del cura del pueblo y de la Liga de Caballeros Cat¨®licos. Una novela memorable en la que se halla admirablemente sintetizado todo el esc¨¦ptico y pesimista mundo del gran Onetti.
Mercedes Cebri¨¢n: El tedio. Alberto Moravia. ?Es Cecilia, la protagonista femenina de El Tedio, una prostituta al uso? A m¨ª me interesa particularmente su actitud que, en palabras de Ana Mar¨ªa Moix, "roza la prostituci¨®n¡±, ya que, adem¨¢s de cobrar por ser la modelo y amante del pintor Balestrieri, acepta ocasionalmente dinero de Dino, a quien ve casi a diario sin establecer con ¨¦l v¨ªnculo afectivo alguno. No se ofende Cecilia cuando Dino pretende insultarla tild¨¢ndola de prostituta, pues parece tener claro que todo encuentro sexual es un intercambio, as¨ª, sin m¨¢s misterios, y es en ese punto donde radica su sabidur¨ªa y su car¨¢cter inaprensible.
Rafael Reig: La Dama de las Camelias. Alejandro Dumas. Nan¨¢. Emile Zola. Me interesa la representaci¨®n de la prostituta a lo largo del XIX, que yo veo situada entre dos modelos: La Dama de las Camelias y Nan¨¢. Cada una representa lo que para la burgues¨ªa era la amenaza en ese momento. A principios de siglo, a¨²n reciente la revoluci¨®n burguesa, la amenaza era todav¨ªa la aristocracia y por eso las putas en las novelas son cortesanas, como la Dama de las Camelias, con los rasgos que la burgues¨ªa censura a la aristocracia (vagas, dilapidadoras, ociosas y elegantes, etc¨¦tera.). Hacia el final del siglo, en cambio, las putas son como la Nan¨¢ de Zola: de origen popular, peligrosas, que contagian enfermedades terribles y expanden el mal entre la clase media (la legendaria s¨ªfilis de la ¨¦poca) y que son destructivas. Las cortesanas, al final, se redimen por amor. Las meretrices obreras revientan tras intentar destruir todo. ?Por qu¨¦? Porque entre una y otra se hab¨ªa publicado el Manifiesto Comunista y empez¨® la lucha obrera: el enemigo de la burgues¨ªa ya no era la antigua nobleza, sino el proletariado que empezaba a organizarse.
?Patricio Pron: Pagando por ello. Memorias de un putero. Chester Brown. Ocultas. Marta Elisa de Le¨®n. Quienes carecemos de experiencia personal con la prostituci¨®n tendemos a pensar en ella adoptando los modos propios de cierta literatura que convirti¨® a las prostitutas en hero¨ªnas y a su oficio, en una resistencia de alguna ¨ªndole. Nuestros tiempos (m¨¢s pragm¨¢ticos) conciben la prostituci¨®n como soluci¨®n y como problema. La primera postura esta ejemplificada en la novela grafica de Chester Brown Pagando por ello. Memorias de un putero (La C¨²pula), fruto de su experiencia con prostitutas canadienses durante un largo periodo. La segunda, por el testimonio de Marta Elisa de Le¨®n Ocultas (Turner), que narra sus inicios en la prostituci¨®n y la forma en que escapo de ella. Dos textos sobre un tema que parece solo poder ser visto desde ambos extremos y que quiz¨¢s requiera terceras lecturas.
?Elvira Navarro: Teor¨ªa King Kong. Virginie Despentes. La puta encarna la forma en la que convencionalmente se ha pensado a la mujer. Por un lado, es un ser sometido al hombre, como demuestra el hecho de que dependen de chulos y de que lo que venden las torna, desde el punto de vista de la moral tradicional, indignas. Sobre este ¨²ltimo aspecto llama la atenci¨®n que su labor a menudo se haya legitimado en t¨¦rminos de mal menor en comparaci¨®n con el mal mayor que supondr¨ªa un hombre que no pudiera dar salida a sus instintos sexuales. Por otra parte, encarna el pecado. Virginie Despentes, autora que fue prostituta y que habla del asunto en Teor¨ªa King Kong, me hizo reparar en aspectos de la prostituci¨®n que no hab¨ªa contemplado, como el poder de las putas, si bien Despentes fue puta de lujo, y su experiencia no puede equipararse a quien ejerce este oficio por necesidad.
Guillermo Aguirre: Canciones de Bilitis. Pierre Louis. La ingenua libertina. Colette. Probablemente mi cortesana preferida de la literatura sea la Bilitis de Pierre Louis, la de sus Canciones de Bilitis (concubina desde la tierna infancia) y lo es as¨ª porque al separarse la obra del presente y recuperar la tradici¨®n griega, la maravillosa Bilitis se ve libre de esa habitual decadencia social que rodea a las putas del ¡°cristianismo¡±, (La Celestina y otras tantas) y narrada igual en imagen a los dioses. En esa misma l¨ªnea de frontera, La ingenua libertina de Colette, que sin ser puta es amante desbocada, me parece que inaugura el perfil moderno de una mujer que ser¨¢ llamada invariablemente puta por muchos hombres en adelante. Podr¨ªa decirse que putas las hay de dos tipos y, de aquellas que no facturan, la literatura ha dado buena cuenta: la Justine de Durrell, la Bovary de Flaubert o la Lolita de Nabokov, son ejemplos que le pueden volver a uno loco sin que tenga que realizar ninguna clase de reembolso.
Manuel Vilas: Portero de noche. Liliana Cavani. El postnazismo como post-prostituci¨®n, eso es Portero de noche (1973), la siempre inc¨®moda pel¨ªcula de Liliana Cavani. Dos seres rotos, prostituidos por la Historia, que siguen prostituy¨¦ndose m¨¢s all¨¢ de la Historia. Un amor s¨¢dico, un amor infinito, santo, na?f, abyecto. Me encanta.
Gabriela Wiener. Chaperos. Dennis Cooper. Lo de Dennis Cooper es un caso cl¨ªnico muy serio. Su espeluznante descenso hacia las letrinas de la prostituci¨®n masculina en Internet hace parecer a Bukowski un osito de peluche. Escrita con la frialdad estil¨ªstica de una web de contactos, los personajes de Chaperos son abyectos participantes de un foro que se pasan la vida haciendo informes, votando y elogiando la competencia sexual del joven escort llamado Brad, pero el camino de los excesos hacia el palacio de la sabidur¨ªa no puede desandarse sin pasar por tags como snuff, enfermedad, mentiras y crueldad intolerable. Un libro como una monstruosidad formidable donde la muerte es apenas una fantas¨ªa sexual.
Babelia
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