Diagnostiqueando
La transmisi¨®n por Twitter del tratamiento y pron¨®stico del c¨¢ncer del presidente de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, tiene algo de pornograf¨ªa pol¨ªtica. El aire de los tiempos transporta las deleznables inclinaciones humanas aplicando las tecnolog¨ªas contempor¨¢neas a los vicios cl¨¢sicos. Desde Estados Unidos, un doctor en el exilio, disidente y en apariencia muy bien informado, va transmitiendo al mundo confidencias m¨¦dicas sobre el tratamiento. Se ha atrevido incluso a ponerle fecha de fallecimiento para goce de los morbosos. Seg¨²n ¨¦l, en el mejor de los casos, en abril del a?o que viene tendremos entierro de estado.
Los medios no pueden permanecer al margen de filtraciones as¨ª, que se asegura que provienen del entorno ¨ªntimo del presidente y de su gabinete m¨¦dico cubano, prestigioso en lo profesional pero dudoso en su confidencialidad, como manda el t¨®pico isle?o. Pero ha habido un festejo que no creo que hubiera sido tan rapi?esco si el personaje hubiera sido alguien m¨¢s querido y respetado. Se aplica la tradicional diferente vara de medir a los liderazgos inc¨®modos, en un mundo que, reconozc¨¢moslo, cada vez tiene m¨¢s antisistema sentados en las butacas presidenciales. No solo los que aparentan actitudes m¨¢s chocantes, tambi¨¦n respetados cerebros de la ingenier¨ªa pol¨ªtica europea como Sarkozy nos ha brindado esta semana declaraciones de campa?a electoral que bordean la bellaquer¨ªa.
Pero la actitud, con esta celebraci¨®n de la muerte y la enfermedad ajena, tendr¨ªan que incomodarnos m¨¢s. Hay algo de novela de esp¨ªas rebajada al g¨¦nero del cotilleo. De Le Carr¨¦ reescrito en titulares del Cuore. La credibilidad aumenta por nuestra fe eterna en que las malas noticias, el peor pron¨®stico, siempre tienen m¨¢s de cierto que cualquier diagn¨®stico prudente. Pas¨® con Castro, muerto y enterrado en su proceso m¨¦dico ya varias veces. Puede que los excesos de Ch¨¢vez, que los fomenta y los celebra para rubor de quienes gustar¨ªan de una pol¨ªtica menos sobreactuada, se hayan contagiado a los opuestos, que deber¨ªan dar ejemplo si aspiran a desacreditar a un pol¨ªtico por sus formas, y no abrazar las peores maneras con alegr¨ªa. Con este episodio, intuimos tambi¨¦n que pronto, en era de recortes, los m¨¦dicos nos mandar¨¢n el resultado de las biopsias por Twitter con un mensajito corto sobre los meses de vida que nos quedan.
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