¡°El libro es inmortal¡±

Marc Fumaroli (Marsella, 1932) es una de esas voces que resuenan sobre el actual griter¨ªo. Hay vocingleros en todos los ¨¢mbitos ¨Ctecnol¨®gico, pol¨ªtico, cultural¨C con mensajes que duran lo que tarda un tuit en comerse a otro. Fumaroli no levanta la voz, pero su discurso cala en sus destinatarios a la manera de los antiguos pensadores. ?Por qu¨¦ va contracorriente? ?Por qu¨¦ ha reflexionado m¨¢s de medio segundo? ?Por qu¨¦ tiene un conocimiento s¨®lido sobre aquello de lo que habla?

Esta tarde, el historiador y escritor franc¨¦s abrir¨¢ en la Biblioteca Nacional el ciclo de conferencias El libro como universo, organizado con motivo del tricentenario de la instituci¨®n (creada, por cierto, por un monarca franc¨¦s, Felipe V, el primer borb¨®n que rein¨® en Espa?a). Si quieren un resumen moderno, este ser¨ªa el tuit de Fumaroli: "El libro es inmortal". Pero quedarse ah¨ª supondr¨ªa renunciar a descubrir todo el pensamiento que hay detr¨¢s. "Aunque se venda menos, el libro siempre ser¨¢ la referencia. Tiene algo de sagrado, es la biblia. Puede que la pol¨ªtica pierda lo sagrado, pero ese car¨¢cter jam¨¢s lo perder¨¢ el libro".

Contra el deseo de multinacionales que pujan para liberalizar el mercado europeo, Fumaroli es un defensor a ultranza del precio fijo, una de las pocas medidas que protegen a las librer¨ªas tradicionales de las grandes superficies donde la venta de una novela no se distingue de la venta de un sacacorchos. "La librer¨ªa es esencial para la supervivencia del libro, donde puedes encontrar una especie de consejero personal", se?ala en la sede del BNE, horas antes de la conferencia.

"La publicidad se apropia de los individuos antes de que la familia pueda intervenir"

En 2010 Fumaroli public¨® un ensayo, Par¨ªs-Nueva York-Par¨ªs. Viaje al mundo de las artes y de las im¨¢genes (Acantilado), en el que anticipaba algunas de las ideas que han alimentado el nuevo ensayo de Mario Vargas Llosa sobre la banalizaci¨®n de la cultura y en el que arremet¨ªa contra la democratizaci¨®n del arte, entendida como la igualdad entre el David de Miguel ?ngel y la sopa Campbell de Warhol. No hace falta a?adir que este ¨²ltimo le parec¨ªa un decorador de escaparates venido a m¨¢s. Cree que primero fueron los americanos, y ahora los nuevos ricos los que, talonario mediante, deciden d¨®nde hay un artista. Y planeando sobre este mundillo hay una gran diosa perversa: "La publicidad se apropia de los individuos antes de que la familia o la escuela puedan intervenir. La posibilidad de distanciarse se hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil, pero la persona cultivada es alguien que se escapa a ese mundo de espect¨¢culo y publicidad".