Desmontando a Kaurism?ki
Pilar Carrera, vicedecana de la Universidad Carlos III de Madrid, rastrea en la filmograf¨ªa del cineasta finland¨¦s las claves de una carrera de humor sin risa y melancol¨ªa
Como An¨ªbal, el perro de Un hombre sin pasado, otro can se asoma desde la portada de Aki Kaurism?ki (C¨¢tedra, 2012), cabizbajo, con la melancol¨ªa propia de un personaje del cineasta finland¨¦s, que algo oculta, seguro. Pilar Carrera, vicedecana de periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, ha encontrado un resquicio en la bibliograf¨ªa f¨ªlmica para lanzar una semblanza de un autor que considera tan esquivo, como esencial para el cine. ¡°He tratado de hacer un libro que repasara la integridad de su obra?a partir de un rastreo de sus rasgos f¨ªlmicos m¨¢s destacados y un recorrido por sus pel¨ªculas", explica Carrera. "Me parece que es una figura muy relevante, uno de los grandes¡±.
La empresa era complicada. No solo por la escasez de material, la dificultad para acceder a un personaje recluido en el norte de Portugal que se prodiga poco y cuando lo hace habla m¨¢s por boca de cualquiera de sus personajes que por sus entra?as; sino m¨¢s bien por la complejidad de desgranar un cine en apariencia sencillo que se desdobla en infinidad de capas. ¡°La factura de su trabajo, lo que podr¨ªa denominarse el estilo, se sustenta en que no juega con los grandes rasgos definitorios de eso que se ha conocido como cine de autor¡±, apunta la vicedecana.
Todo comenz¨® con Total Balalaika Show, el documental que Kaurism?ki realiz¨® sobre la banda Leningrad Cowboys y la Alexandrov Ensemble. El impacto fue tal en la autora que comenz¨® a sumergirse en un mundo oscuro, donde la solidaridad del proletariado se compartimenta en individualidades y los objetos no son mero atrezzo, sino referencia fundamental para la trama de sus pel¨ªculas. ¡°Kaurism?ki ha sabido aunar en la posmodernidad a los hu¨¦rfanos de la cultura de masas de una forma cl¨¢sica, sin necesidad de reinterpretarlos, m¨¢s bien encontrando su propia ¨¦pica¡±, relata. ¡°Sabe jugar muy bien con la melancol¨ªa de lo pasado de moda de los restos de la producci¨®n de masas¡±.
Carrera imbrica su teor¨ªa sobre ¡°el humor sin risas; la porf¨ªa del azul; los cuentos de hadas atemporales sujetos a la historia con maestr¨ªa; el minimalismo sucio y enga?oso; la constante referencia o cita; y los personajes¡±. Todos estos c¨®digos que beben del Hollywood cl¨¢sico del asesinato, el crimen, el suicidio, el amor y el desamor se tamizan con su manera de contar ¡°capaz de mantener la expresi¨®n siempre bajo control¡±, dice la autora. ¡°El humor, por ejemplo, es clave en Kaurism?ki, es lo que aten¨²a sus pel¨ªculas tan negras. Un recurso que hace que puedas ver sus dramones sin que estalles a llorar, enfr¨ªa el melodrama¡±.
La segunda pata que sujeta para Carrera la filmograf¨ªa del cineasta es la escenograf¨ªa: "Es un hombre que dispone los objetos en el espacio, los colores, con un cuidado que es impresionante. Sus planos son como cuadros, excepcionales, muy funcionales. Sus objetos dicen m¨¢s cosas que sus palabras".
Pese a la pericia, la figura de Kaurism?ki, reconocida internacionalmente en festivales de cine y aplaudida por el reducto de la cr¨ªtica, queda relegada a esa esquina, mientras que al gran p¨²blico llegan vecinos como Lars von Trier. ¡°A Kaurism?ki le har¨¢ justicia el tiempo. No me cabe ninguna duda¡±, augura Carrera. ¡°Aunque mi voluntad con este libro no era descubrir algo sobre la persona, sino interpelar y rastrear su obra, creo que como los grandes, seguir¨¢ con su cine, con lo que tiene que hacer¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.