Peter Brook: m¨²sica para un traje vac¨ªo
Peter Brook, uno de los grandes de la escena, cree que el horizonte del teatro est¨¢ ligado a su imbricaci¨®n con lo musical. Es lo que hace con 'El traje', que estrena ahora en Espa?a. El director reflexiona adem¨¢s sobre el mundo de hoy y la necesidad de compasi¨®n
Hay tres elementos que le dan vueltas en la cabeza a Peter Brook desde hace a?os: ?frica, la m¨²sica y el teatro. De acuerdo con su genio y temperamento, ha ido excavando cada vez m¨¢s profundo en cada uno de ellos, deteni¨¦ndose en los hallazgos como un arque¨®logo, sacando conclusiones como un fil¨®sofo, transformando las relaciones entre los tres como un artista. Por eso le ha dado un giro radical a una obra que ya hab¨ªa llevado a los escenarios en 1999, El traje, adaptaci¨®n de un relato del sudafricano Can Themba (1924-1968) y la retoma ahora transformada en un musical. Pero no un musical al estilo de Broadway, sino un experimento que, para ¨¦l, marca un rumbo renovador del g¨¦nero. Su estreno mundial a principios de abril en Francia ha recibido encendidos elogios. Ahora llega al Festival de Oto?o en primavera, de Madrid, codirigido con otros dos colaboradores, en ingl¨¦s y con un grupo de actores-cantantes capaces de invocar la magia.
El papel de Peter Brook (Londres, 1925) en el desarrollo del g¨¦nero teatral contempor¨¢neo desde mediados del siglo pasado hasta hoy ha sido fundamental. No solo para la pr¨¢ctica sobre el escenario sino a trav¨¦s de un pensamiento, una ¨¦tica y una sensibilidad surgidas desde el seno de la convivencia. Sus experiencias en el Centro Internacional para la Investigaci¨®n Teatral, creado hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas en Par¨ªs, siguen dando frutos ex¨®ticos y sabrosos. ¡°El prop¨®sito central de nuestro centro internacional ha sido demostrar que todo ser humano es en esencia igual a los dem¨¢s, pese a la apariencia exterior, que s¨ª es distinta, y eso es la riqueza y gloria de nuestro planeta¡±, afirma Brook. ¡°Por eso no deber¨ªa haber razones para el odio o la oposici¨®n, por el contrario, si nos juntamos podemos ver que cada persona se enriquece con todas las diferencias que vienen de los dem¨¢s. Todos juntos somos individuos m¨¢s amplios que lo que puede ser cada uno en lo profundo de su ego. Desde el principio quisimos establecer que esto puede ser un mensaje para la humanidad, frente a esa est¨²pida forma de pensar orientada solo a sacar provecho econ¨®mico. En el peque?o mundo del teatro, unas veinte a treinta personas de culturas, idiomas y religiones distintas, trabajando juntas y creando o viviendo relaciones de distinto tipo ofrece esperanzas. Cualquier conflicto que se da en el mundo tiene su reflejo en un grupo como este y si aqu¨ª se pueden resolver esos problemas significa que hay esperanza de resolver los de mayor escala¡±.
Brook habla con convicci¨®n a trav¨¦s del tel¨¦fono. Habla tranquilo pero sin pausa. Resulta complicado y hasta irrespetuoso interrumpirlo con las preguntas preparadas para le entrevista. No importa. Lo que dice tiene inter¨¦s por s¨ª solo. Fuera las formas convencionales. Si es casi un mon¨®logo, que as¨ª sea. Contin¨²a explicando su predilecci¨®n por ?frica. ¡°En el concepto del centro entran muchas culturas: India, Jap¨®n pero, de manera muy especial, ?frica. All¨ª descubr¨ª que para la gente blanca y europea Oriente, en general, siempre ha sido respetado como una fuente de cultura y sabidur¨ªa. Pero ning¨²n blanco europeo, hasta hace muy poco tiempo o a¨²n hoy, respeta la enorme cultura humana de ?frica, que no se expresa en monumentos o pinturas o edificios. En ?frica hay una cultura muy profunda que se percibe en las cualidades del ser humano y las relaciones entre ellos, as¨ª como en las antiguas estructuras familiares, personales e ¨ªntimas. Nosotros fuimos capaces de ense?ar cosas en Asia, de aprender otras de India, pero la gran lecci¨®n que toda la civilizaci¨®n blanca ha ignorado con persistente ceguera es que la civilizaci¨®n m¨¢s profunda ¡ªaunque de una manera distinta¡ª est¨¢ en ?frica. Una vez que empec¨¦ a descubrir esto he ido reforzando una relaci¨®n muy especial con ese continente. No solo con actores africanos sino con ?frica en s¨ª misma¡±.
Can Themba era un joven profesor negro en la Sud¨¢frica del apartheid. Escrib¨ªa relatos, pero sus primeros textos fueron destruidos por el r¨¦gimen. Al ganar un concurso de relatos en la revista Drum (tambor), de j¨®venes periodistas negros urbanos, termin¨® por unirse a la redacci¨®n. Hac¨ªan periodismo de investigaci¨®n. Hastiado de los abusos de la discriminaci¨®n se fue a Suazilandia. En 1966 fueron prohibidos sus escritos en Sud¨¢frica por ¡°comunistas¡±. Muri¨® un a?o despu¨¦s pobre y alcoholizado.
¡°Ning¨²n blanco europeo, hasta hace muy poco tiempo o a¨²n hoy,respeta la enorme cultura humana de ?frica¡±
¡°El autor de El traje, Can Themba, fue una v¨ªctima del apartheid. Un joven de enorme talento al que se le prohibi¨® ejercer su arte para la escritura y mucho menos publicar una sola palabra¡±, prosigue Brook. ¡°En tiempos de Franco o de Stalin muchos escritores fueron censurados, pero el hecho de que antes de que pusiera la primera palabra sobre el papel ya hab¨ªa una prohibici¨®n por el solo hecho de ser un hombre negro es incre¨ªble. Y eso lo mat¨®. Solo dej¨® unos cuanto relatos y esta peque?a obra maestra, como la que pudo escribir Ch¨¦jov o Pushkin. Todo concentrado en un solo incidente. Al conocerlo en 1970 decidimos montar la historia como obra teatral y elaborar toda una temporada sudafricana¡±.
La historia de El traje es tan sencilla como poderosa. Un hombre sorprende la infidelidad de su mujer. El amante logra escapar pero deja atr¨¢s su ropa. El marido entonces impone a la mujer la presencia de ese traje acusador en todos los momentos de su vida. Una humillaci¨®n larga y dolorosa de funestas consecuencias. Como en las mejores piezas de este director esc¨¦nico, revelar la an¨¦cdota no afecta en nada el misterio que crece y se modula en el desarrollo de la obra. Los int¨¦rpretes son la cantante ¡ªy ahora tambi¨¦n actriz¡ª Nonhlanhla Kheswa, Jared McNeill y William Nadylam. Hay m¨²sicos en directo en el escenario: guitarra, piano y trompeta. Y ese elemento, la m¨²sica, el que viene ocupando un lugar cada vez m¨¢s importante en el trabajo de esta compa?¨ªa. ?Por qu¨¦ reponer El traje como musical? ?Le dej¨® insatisfecho la versi¨®n dram¨¢tica? ¡°Uno nunca est¨¢ satisfecho con lo que hace¡±, dice Brook. ¡°Nunca lo he estado. Pero a m¨ª lo ¨²nico que me interesa es el momento presente. En este caso, mi estrecha colaboradora Marie-H¨¦l¨¨ne Estienne desde hace muchos a?os, ella fue la que vino con la idea de El traje. ?Por qu¨¦ no hacer una nueva versi¨®n? Pensamos que hoy esa pieza tiene un nuevo significado y la intuici¨®n de hacerlo ahora con m¨²sica puede aportar dos nuevas dimensiones¡±.
A esas dos nuevas dimensiones se referir¨¢ en detalle m¨¢s adelante en la conversaci¨®n. Lo que prefiere puntualizar primero es el contexto de la obra. Una pieza que, pese a la tragedia que se masca, tiene momentos de comedia. ¡°Sud¨¢frica tiene algo que la distingue de los otros pa¨ªses, porque lo que ha salvado ese pa¨ªs es la enorme revoluci¨®n que les ha permitido salir del m¨¢s cruel y horrible de los reg¨ªmenes pol¨ªticos¡±, contin¨²a Brook. ¡°El apartheid es una de las peores expresiones del colonialismo que han existido. La raz¨®n de que pudieran sobrevivir a ello no es solo por la vitalidad y la creatividad de su gente, sino porque m¨¢s que en cualquier otra parte del continente, en Sud¨¢frica existe la capacidad de tomar las cosas malas con sentido del humor. El hecho de que la gente pudiera salir de terribles torturas y cruzar la calle para contarle a sus amigos esas experiencias no solo con vivacidad sino hasta con risa, con humor hacia lo que es la esencia del ser humano. Por eso su teatro ha sido distinto del que se hace en otros sitios de ?frica. Porque su necesidad, unida a su vitalidad y humor, ha hecho de ellos actores naturales cada d¨ªa de su vida. De modo que han emprendido esta gran revoluci¨®n liderados por Mandela hacia un nuevo mundo, con lo que ellos llaman ¡®verdad y reconciliaci¨®n¡¯. Sin derramamiento de sangre¡±.
¡°M¨¢s que en cualquier otra parte del continente, en Sud¨¢frica existe la capacidad de tomar las cosas malas con humor¡±
Este proyecto tiene su g¨¦nesis en otro muy distinto, su versi¨®n de La flauta m¨¢gica, de Mozart, titulada Una flauta m¨¢gica, estrenada en 2011. ¡°Cuando est¨¢bamos trabajando en los sonetos de Shakespeare, Marie-H¨¦l¨¨ne me trajo un m¨²sico muy libre y original, de gran talento, que se llama Frank Krawzcyc. Juntos formamos un tr¨ªo y trabajamos en la adaptaci¨®n de La flauta m¨¢gica, de Mozart. Esa obra fue el resultado de un largo trabajo del tr¨ªo. Es Marie-H¨¦l¨¨ne la que lleva todo el peso y la responsabilidad, y yo soy, de alguna manera, su asistente, pero en general nos negamos a esa artificial divisi¨®n del trabajo que exige que uno sea el director, el escen¨®grafo o el m¨²sico¡±.
¡°Al abordar La flauta m¨¢gica, no como una ¨®pera sino como lo que Mozart llamaba una Singspiel ¡ªteatro cantado¡ª, pensamos que podr¨ªa abrir una nueva direcci¨®n. El punto de inicio fue la convicci¨®n, despu¨¦s de pasar a?os trabajando con teatros de ¨®pera, de que esta ha dejado de tener toda la libertad ¡ªaunque puede dar todav¨ªa mucho placer a cierta gente¡ª y ya no tiene el papel creativo que tuvo en su d¨ªa como forma dram¨¢tica. La comedia musical fue el gran invento del siglo XX en Estados Unidos, en particular en Broadway. Eso tambi¨¦n ha pasado, ha dejado de ser el modelo. Pero hay algo nuevo que debe ser explorado y es lo que hemos estado haciendo en Les Bouffes du Nord¡±, contin¨²a.
¡°Con este tr¨ªo vamos a hacer algo, porque siento que la nueva versi¨®n de El traje puede traer dos nuevas dimensiones. Una es que de manera muy suave, prescindiendo de cualquier agitprop pasado de moda, se puede ahondar en el sentido de la historia. Esta pieza se escribi¨®, como decimos en la obra, ¡®bajo el pu?o de acero de la opresi¨®n¡¯ y eso tiene un efecto en la vida privada de esas personas. Lo que es importante mostrar es que lo que parece un problema puramente personal entre un hombre y una mujer, se convierte en algo mucho m¨¢s amplio¡±.
¡°La otra dimensi¨®n es que hoy cualquier trabajo sobre la realidad pol¨ªtica y social tiene el mismo efecto en nosotros que lo que vemos en la televisi¨®n. Uno ve cosas horrorosas cada d¨ªa y, cuando termina, est¨¢ m¨¢s furioso y frustrado que antes porque siente que no hay nada que se pueda hacer. Pero la esencia de la tragedia ¡ªy eso nos lleva al significado que tuvo en Atenas¡ª es la de mostrar a la gente sucesos tr¨¢gicos con el objetivo de llegar a ese algo misterioso llamado catarsis. De modo que dejabas la tragedia sin rabia y desesperaci¨®n, y sal¨ªas m¨¢s fuerte que cuando empezaste. Es un gran misterio que siempre ha tenido gran influencia en m¨ª. Y aqu¨ª he cre¨ªdo que la dimensi¨®n de la m¨²sica no se da porque hay una mezcla de m¨²sica sudafricana y de jazz, sino que coexisten de manera invisible con Schubert. Frank Krawczyk ha entretejido de bell¨ªsima manera todos esos hilos. Lo que hace esta m¨²sica es otorgar una nueva dimensi¨®n de compasi¨®n que solo la m¨²sica puede dar¡±, se?ala Brook. ¡°La gente que hemos visto salir de las representaciones de La flauta m¨¢gica en muchos teatros, lo hace con una expresi¨®n en el rostro como con m¨¢s coraje, m¨¢s tocados por la humanidad, m¨¢s compasivos que cuando empezaron¡±.
La compasi¨®n es para ¨¦l una de las principales columnas del drama, desde la tragedia griega al teatro contempor¨¢neo. ¡°Todo drama se desarrolla a partir de dos opuestos en confrontaci¨®n. Y todos los dramas pobres, los melodramas, muestran solo una de las partes. Shakespeare no dej¨® que se entrevieran en ninguna de sus piezas juicios personales. Muestra personajes que son capaces de acciones terribles, pero con una gran capacidad para aut¨¦ntica compasi¨®n. Eso significa entrar a lo m¨¢s profundo y comprender totalmente un punto de vista que nunca imaginaste que podr¨ªas compartir. Ves a alguien comportarse de una manera que, en un momento te hace pensar ¡®es terrible¡¯ y a la vez sientes profundamente que lo entiendes. Eso es lo m¨¢s necesario en el mundo de hoy. Amor y compasi¨®n¡±.
Y recuerda una situaci¨®n que ilustra lo que dice. ¡°Cuando hice Rey Lear trabaj¨¦ con una gran actriz, Irene Worth, en el papel de Goneril. Durante siglos, y en todo el mundo, Goneril ha sido considerada una mujer mala e hipercr¨ªtica. En mi primera escena ella sale vestida como una serpiente y con los ojos muy maquillados, como la mala, la bruja de los cuentos infantiles. Esa poderosa Irene Worth acoge a su padre ¡ªcon todo el amor, la rivalidad y la semejanza que una hija puede sentir por su padre¡ª que viene a vivir con ella. ?l llega con sus amigos, destroza todo, hace que sus sirvientes se emborrachen y provoquen esc¨¢ndalos cada noche. Goneril, al confrontarlo, te hac¨ªa sentir verdaderamente que aquello era intolerable y, de pronto, toda la simpat¨ªa que despertaba el padre se traslada a ella. Despierta la compasi¨®n. Despu¨¦s, cuando inevitablemente lo echa de su casa, vuelves a entenderla a ella y sentir m¨¢s compasi¨®n por ¨¦l. Por eso la compasi¨®n es la cualidad que m¨¢s se necesita ahora y es de las menos respetadas y comprendidas en la actualidad. Es lo que Mandela tuvo el coraje de llevar a Sud¨¢frica. Hacer una revoluci¨®n sin derramamiento de sangre y solo pidiendo verdad y reconciliaci¨®n¡±.
¡°Se ven cosas horrorosas cada d¨ªa en televisi¨®n y cuando terminan, est¨¢s m¨¢s furioso y frustrado que antes¡±
Aunque algunos daban por seguro su retiro de la direcci¨®n de la compa?¨ªa Les Bouffes du Nord, Brook lo niega y se reafirma en su inagotable pasi¨®n por lo que hace.
¡°Yo no puedo tomarme las cosas con calma¡±, admite. ¡°Esa es mi naturaleza, desafortunadamente. Pens¨¦ que iba llegando el momento de dar mayores responsabilidades a gente m¨¢s joven y fuerte. Hay que ser realistas y aceptar que con los a?os ya no tienes la misma energ¨ªa que cuando ten¨ªas 25 o 30 a?os. Tenemos al frente de la compa?¨ªa a dos personas que est¨¢n ¨ªntimamente ligadas a la m¨²sica y todos sentimos que Les Bouffes du Nord tiene un origen muy cercano al teatro musical. Sentimos que hay una manera nueva de explorar ese campo. Por eso hicimos La flauta m¨¢gica como una forma de transici¨®n, con la idea de seguir trabajando en cuanto hubiera otra propuesta interesante. El que yo me haya alejado de Les Bouffes du Nord no es m¨¢s que una simplificaci¨®n period¨ªstica¡±.
Porque si hay algo que detesta es la idea de crear un sucesor. ¡°Es lo que he tratado a evitar a toda costa. Es necesaria una nueva direcci¨®n en el teatro de hoy y la idea de unir la m¨²sica cl¨¢sica y popular con un fuerte sentimiento para el teatro puede llevar a ello¡±.
El traje. Festival de Oto?o en primavera. Teatros del Canal. Sala Verde. Madrid. Del 9 al 15 de mayo. www.madrid.org/fo/2012
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