Retazos de torer¨ªa

Hace 16 a?os la plaza fue un verdadero hervidero. Jos¨¦ Miguel Arroyo Delgado, 'Joselito' en los carteles se encerr¨® con seis toros de diferentes ganader¨ªas. Hizo de la corrida goyesca, hasta entonces 'la de disfraces', un acontecimiento. Sali¨® en hombros y firm¨® la tarde m¨¢s redonda de su carrera, la m¨¢s recordada. Todo un ejemplo de torer¨ªa para poner en las escuelas taurinas. Esperanza Aguirre reconoci¨® su gesta en la ma?ana de ayer con la entrega de la Medalla del 2 de mayo, m¨¢xima condecoraci¨®n de la Comunidad. Todo fue un espejismo. Por la tarde, salvo algunos detalles se volvi¨® a la tarde de los trajes de gusto cuestionable y tiempos muertos.

La fiesta de los toros se sostiente por los detalles, por los destellos de torer¨ªa que de vez en cuando saltan y encienden la ilusi¨®n del aficionado. Se entiende tambi¨¦n que no es f¨¢cil para los toreros encontrar motivaci¨®n cuando apenas est¨¢ la mitad del aforo cubierto, solo hay cuatro toros de la ganader¨ªa anunciada y encima devuelven el primero sin un motivo claro. ?Desde cu¨¢ndo la mansedumbre es excusa para mandar un astado al corral?

Luis Carlos Aranda, adem¨¢s de una garant¨ªa en la brega para sus matadores, es de los pocos hombres de plata que todav¨ªa, vive, camina y anda por la vida en torero, siempre, en cualquier momento y situaci¨®n. Para ¨¦l, para el hijo de Manolillo de Valencia, fue la ovaci¨®n m¨¢s cerrada del festejo tras parear con riesgo, decisi¨®n y pureza al tercero de la tarde. No lo hizo una, sino las dos veces que tuvo que prender las banderillas en al noble astado de Los Bayones. Despu¨¦s, su matador, Morenito de Aranda, todo pinturer¨ªa, anduvo cerca de cortar una oreja. Estuvo bien, pero por debajo del toro. Bas¨® su labor en lo accesorio por encima de lo fundamental. Los cambios de mano, remates y desplantes empa?aron embestidas llenas de nobleza. Con el sexto se entreg¨®, dominando, con la muleta por el suelo en dos tandas al natural.

Sergio Aguilar se retirar¨¢ con el sello de torero fr¨ªo. Lo es. No hace un solo gesto de cara a la galer¨ªa, pero cada cite, lance o muletazo est¨¢ lleno de verdad y clasicismo. Le falta redondear una faena para subirse al tren de las grandes ferias.

Las Ventas, una plaza pasional, con filias y fobias, pero sobre todo con memoria, ha sabido entender y respetar a El Fundi, aunque sea al final de su carrera. Ya s¨ª se disfrutan y entienden las faenas reposadas, t¨¦cnicas, pausadas y solventes. Quiz¨¢ poco art¨ªsticas, pero ejemplares de planteamiento. Reconforta que en el a?o de su despedida ambos compa?eros de cartel tuvieran el detalle de brindarle una de sus faenas.