Antony Hegarty: ¡°No hay forma de redimir a la Iglesia¡±
El ni?o transg¨¦nero creci¨® hasta convertirse en artista de referencia. Con su grupo, Antony and the Johnsons, cre¨® escuela Clama contra la Iglesia, el capitalismo y la humillaci¨®n que est¨¢n sufriendo las mujeres y el planeta
Delicado y enorme, como una especie de oso panda tama?o natural, Antony Hegarty une a esa esencia hipersensible, inadaptada de su mundo y sus canciones, alg¨²n rugido. En la corta distancia, frente a un caf¨¦ y una botella de agua con gas, se enciende. Si uno le menta a la Iglesia o ciertos patrones pol¨ªticos, se calienta m¨¢s que ese planeta que siente en peligro hasta adoptar un discurso claro, combativo, radical.
Antony Hegarty es un m¨²sico especial. Su consagraci¨®n con Antony and the Johnsons como uno de los artistas m¨¢s influyentes del mundo entre minor¨ªas enteradas le convierten en una especie de fen¨®meno de culto. Y eso con solo cuatro discos con t¨ªtulos venerados, como I am a bird now o The crying light, que ya son cl¨¢sicos.
Afirma haber nacido persona transg¨¦nero. Ni hombre ni mujer. Un espacio intermedio, un lugar ¨²nico que Hegarty reivindica para mirar el mundo. Obsesionado por la ecolog¨ªa, en cruzada contra la opresi¨®n religiosa, amante de la vida y su para¨ªso, la Tierra, este artista dif¨ªcil de clasificar ha sido una de las estrellas participantes en Vida y muerte de Marina Abramovic en el Teatro Real. Su primera incursi¨®n en el mundo de la ¨®pera junto a la propia Abramovic, el actor Willem Defoe y el director de escena Bob Wilson, ha dado que hablar. ??pera o trans¨®pera? Esa es la cuesti¨®n¡
No me extra?a verles a usted y a Bob Wilson haciendo algo en com¨²n, con el permiso de Marina Abramovic. Les une un concepto: lentitud. No en el sentido que pueda tener un peat¨®n¡
No, m¨¢s en un sentido filos¨®fico, de quietud. S¨ª, creo que en m¨ª la quietud aparece despu¨¦s de haberme adentrado en el butoh, la t¨¦cnica de danza japonesa creada a partir de Hiroshima y Nagasaki, que te da otra dimensi¨®n, muy cercana al surrealismo, sobre el paso del tiempo. Empiezas a interesarte por conceptos como la suspensi¨®n; no se trata de crear espacios est¨¢ticos, sino reflejar cierta tensi¨®n en esa quietud.
Es que dentro de esa paz existe la tensi¨®n. Ocurren cosas. Al menos en la imaginaci¨®n de quien lo contempla. O quiz¨¢, m¨¢s bien, esperas que ocurran cosas. Bueno, la idea tiene que ver con la b¨²squeda de un lugar en el que te sientas seguro para que emerjan cosas. Esa fue precisamente la motivaci¨®n o el estado que busqu¨¦ para hacer mi disco The crying light. Una especie de c¨ªrculo con un guardi¨¢n que pod¨ªa pisar o saltar hacia la luz. Igual que los animales salen de?sus guaridas en el bosque cuando encuentran esa paz, esa tranquilidad. A un creador le ocurre lo mismo.
Ya, pero en usted y en Wilson, esa paz propicia para la creaci¨®n tambi¨¦n es tensa. Bueno, en mi caso es la b¨²squeda de una energ¨ªa agitada tambi¨¦n. Quiz¨¢ sea cierto eso de la tensi¨®n. En m¨ª, sobre todo en las canciones m¨¢s primerizas. Pero no s¨¦ si queda algo m¨¢s de aquello. Tiendo a ser menos dram¨¢tico.
Hay canciones suyas que buscan ese dramatismo y que han sido de sus ¨¦xitos mayores, como ¡®Hope there¡¯s someone¡¯. Para m¨ª es mucho m¨¢s meditativa.
Desesperada la veo yo. Es la b¨²squeda de ese agujero donde desarrollar mi espacio creativo, entre la luz y ninguna parte, un lugar so?ado.
?Es all¨ª donde busca su identidad? ?Mi identidad? ?Por qu¨¦?
Porque es uno de los grandes asuntos de nuestro tiempo. Su ¨¦xito, creo yo, se debe, entre otras cosas, a esa exploraci¨®n de nuevas identidades. No lo tengo muy claro.Para m¨ª, la identidad es algo que me ata?e en comparaci¨®n con lo que me rodea, pero no por m¨ª. Mi relaci¨®n con la naturaleza, eso me desvela. La identidad, el g¨¦nero, me interesa en cuanto a denunciar el sometimiento que han sufrido las mujeres en el mundo y c¨®mo eso ha impactado o influido en nuestro desarrollo.
Fascinante, sin duda. El mundo ser¨ªa distinto, siempre y cuando esas mujeres no fueran Margaret Thatcher o Angela Merkel¡ Todo el mundo dice eso, y Sarah Palin y dem¨¢s, no se puede generalizar, desde luego. Se pueden abordar realidades concretas, eso, sometimientos, humillaciones, distintas sensibilidades, aspectos c¨ªvicos, pol¨ªticos, visiones econ¨®micas, pero no podemos pensar que ciertos modelos como esos que mencionas representen la realidad de todo. Esas mujeres asumen papeles patriarcales en sus formas de entender el mundo. Yo me refiero a sistemas, hablo desde una perspectiva m¨¢s amplia, como una persona transg¨¦nero que ha podido experimentarlo y sentirlo de una manera especial.
?C¨®mo? Como seres biol¨®gicos, estamos predeterminados a comportarnos de maneras diversas, nuestros cuerpos gu¨ªan nuestra sensibilidad.Existen aspectos biol¨®gicos tan determinantes que sorprender¨ªan a la gente. El comportamiento tan diferente de las mujeres o los hombres en el trabajo o los ni?os y las ni?as en el colegio est¨¢ tan determinado por nuestro sexo que alucinar¨ªamos. Luego aparecen las superestructuras, que tambi¨¦n nos marcan, a un nivel espiritual, religioso, ideol¨®gico. El concepto de Dios. Aspectos de las superestructuras que nos reprimen a¨²n m¨¢s. Esas obsesiones en el apocalipsis, ese empe?o en colapsarlo todo para desarrollar un nuevo para¨ªso. ?Por qu¨¦ la gente se empe?ar¨¢ en morir y buscar otros para¨ªsos m¨¢s all¨¢ de esta Tierra, cuando el mundo potencialmente puede serlo, y la naturaleza, una magn¨ªfica representaci¨®n del mismo? Son lavados de cerebro, alucinaciones con ideas sobredimensionadas de un dios que nos ofrecen solo una salida y una esperanza en la muerte. ?Para qu¨¦ sirve todo eso? Son comecocos con paradigmas de chalados que van en contra de la naturaleza. El otro d¨ªa fui a El Escorial. Las representaciones sobre la naturaleza versan acerca de los peligros a los que esta nos expone, y entonces te das cuenta de que la cristiandad lo que ha hecho desde el principio es armar un discurso para separar al hombre de la naturaleza. Y despu¨¦s, de paso, alejarlo de toda fuente o vinculaci¨®n con la feminidad.
La maldita manzana del demonio. Ja. Como si hubi¨¦ramos nacido todos de un dios padre y no de una diosa madre. Es un crimen. Ese divorcio entre el hombre y la naturaleza que ha operado tanto en las superestructuras nos ha llevado a que surjan sujetos tan insensibles a todo que por avaricia han creado un colapso econ¨®mico. No hay lugar para nuestro desarrollo natural dentro del capitalismo. Y toda esa basura colabora entre s¨ª para demostr¨¢rnoslo, cuando lo realmente apocal¨ªptico es que el calentamiento global aumenta.
Hablando de estructuras y superestructuras, se me revela usted como un marxista en el m¨¦todo de pensamiento. ?No se lo han dicho? No tengo ni idea de lo que me est¨¢ hablando, no s¨¦ nada de marxismo.
Yo le aviso. No me importa, a m¨ª lo que me interesa es hablar de esas cosas y llegar a un punto, por ejemplo, en el que a?las mujeres se les deje desarrollar su sensibilidad para la pol¨ªtica y la vida en aspectos mucho m¨¢s radicales, m¨¢s comprometidos. Nos ir¨ªa mucho mejor. Especialmente si son mayores. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si las relaciones entre el islam y?Occidente estuvieran regidas por mujeres? Todo ser¨ªa diferente. Pues eso es mucho m¨¢s imposible y poco factible que el colapso al que realmente asistimos. ?No es absurdo?
Ya, gracias a Angela Merkel, entre otras. Que da lo mismo, que hablo de sistemas, no de personas concretas. Insisto, debemos tender a sensibilidades m¨¢s femeninas para solucionar nuestros problemas; ya s¨¦ que es idealista, que es ut¨®pico, pero ?qu¨¦ se supone que debo hacer? ?Soy un artista! ?Mi deber es so?ar! Vamos a necesitar un pacto para intercambiar papeles. Un pacto que va a requerir una gran humildad por parte de los hombres y un gran sentido de fuerza por parte de las mujeres. Esa actitud har¨¢ que los hombres aprecien la belleza en un sentido desconocido, ser¨¢ una nueva era en la que abracen valores diferentes y una fortaleza en las mujeres de la que no ¨¦ramos conscientes porque nunca dejamos que floreciera.
Y usted, como un ser transg¨¦nero, ?c¨®mo se ve en este mundo? ?Qu¨¦ es eso? ?Transg¨¦nero? No s¨¦ si existe una definici¨®n para ello. Solo le digo que no me siento pleno como hombre.
?Ni como una mujer? Estoy c¨®modo entre ambos g¨¦neros y ah¨ª busco una especie de espacio separado, de soberan¨ªa. Quienes nos sentimos de esta manera tenemos un camino claro en la vida. Es el resultado de haber nacido as¨ª.
?Nacido? Desde luego. Pues como haber nacido con ojos azules o marrones.
Pero ?qu¨¦ es? ?Un concepto, un sentimiento? Digamos que principalmente es un sentimiento. Un sentimiento que tiene que ver con tu lugar en el mundo, algo que empieza a perfilarse en el entorno familiar. La gente tiende a pensar que la identidad gay o la transexual es una cuesti¨®n adulta, que viene tras el descubrimiento del sexo, pero en mi caso surgi¨® desde la infancia, enseguida se fue manifestando a medida que buscaba mi lugar en la familia.
?Conflictivamente? No mucho, interiormente. Estaban mi padre, mi madre, mis hermanos y despu¨¦s yo, en medio, como un transg¨¦nero entre todos ellos.
?Cu¨¢ndo fue eso? No fui muy consciente. De todo eso vas enter¨¢ndote a medida que creces y encuentras las referencias para articularlo. Pero cuanto m¨¢s tiempo transcurre, m¨¢s seguro estoy de que era un transni?o. No es raro, suele surgir uno en cada familia. Es parte de la naturaleza. En otras culturas se les venera porque ofrecen una perspectiva ¨²nica sobre las cosas.
?Y su sensibilidad era especial? Cuando empieza a ser consciente de su singularidad, ?c¨®mo se maneja? Bueno, depende del entorno cultural. En mi caso no fue excesivamente traum¨¢tico, un t¨¦rmino medio.
Su educaci¨®n fue cat¨®lica. Eso pesa. Ya, pero dej¨® de influirme pronto; hacia los 12 a?os o as¨ª me convert¨ª en la oveja negra en ese aspecto. Me di cuenta de que no pertenec¨ªa al reba?o.
?En qu¨¦ sentido? Bueno, el catolicismo tiene sus aspectos interesantes. Pero el caso es que no conf¨ªo en las religiones que basan su fuerza en hombres o profetas, han tenido suficientes oportunidades para demostrarnos que su propuesta de reino espiritual flaquea. Ha llegado el momento de que se d¨¦ paso a las mujeres como gu¨ªas espirituales. He llegado a la tolerancia cero en cuanto a los gu¨ªas espirituales masculinos. En eso me encuentro muy radicalizado, extremo, ni la mayor¨ªa de mujeres que conozco piensan como yo en ese tema. Pero como transpersona debo serlo.
?En qu¨¦ sentido radical? Pues en el sentido de estar encantado si un d¨ªa el Dalai Lama anuncia que en su pr¨®xima reencarnaci¨®n ser¨¢ una ni?a. Entonces empezar¨¢ a interesarme el budismo.
O que el Papa sea una mujer¡ Por supuesto, pero incluso en eso la Iglesia cat¨®lica necesita mucha m¨¢s ayuda que una nueva Papa mujer. Si la Iglesia cambiara los roles entre Dios padre y la Virgen, me interesar¨ªa. Pero es que no me voy ni a preocupar por eso, son una causa perdida. No hay forma de redimirlos.
?Cree en un dios transg¨¦nero? No creo en un mundo ni en nada espiritual que no pertenezca al mundo natural. Tampoco creo que los humanos seamos el colmo en la jerarqu¨ªa natural. Tambi¨¦n eso es una mierda. De hecho, son los principales culpables de la destrucci¨®n. Ocupan un espacio, como un virus, son demasiados. Es un desastre, y todo por esa absurda idea de que la prevalencia o la supremac¨ªa humana tiene m¨¢s valor que otras. El hecho de que hayamos dominado la naturaleza no nos convierte en mejores que ella. Somos un virus.
?Qu¨¦ encontr¨® usted en Nueva York cuando se mud¨® all¨ª a los 19 a?os? Pues una comunidad de artistas en esa frontera en la que so?abas lo que pod¨ªas ser o llegar a ser, expres¨¢ndote libre y desinhibidamente, lejos de los c¨ªrculos tradicionales y los patrones familiares. Nueva York es un lugar que tiene que ver con la ¨²ltima frontera, la ciudad en la que acaban todos aquellos que no cuadran o no se adaptan en el resto del pa¨ªs. Aunque eso est¨¢ cambiando en los ¨²ltimos 15 a?os. La cultura suburbana no es tan relevante ya en la era Internet.
?Por qu¨¦ no le gusta hablar de su infancia en Inglaterra? No es eso; al contrario, he hablado tanto sobre ello que me aburr¨ª. Me gusta abordarlo en el sentido de la relevancia que pueda tener hoy para m¨ª. Para m¨ª empieza a tener m¨¢s inter¨¦s la ¨¦poca en que nos mudamos a EE UU, en un pueblo cerrado y frustrante de California. Fue cuando empec¨¦ a interesarme por la m¨²sica. Me fascinaban Boy George, Marc Almond y cantantes rom¨¢nticos con una fuerza expresiva emocional potente. Mi gran crisis de la infancia, la adolescencia, fue cuando me sent¨ª incapaz de expresar mis sentimientos. En teor¨ªa era un ni?o, con muchas emociones contenidas, pero irreprimible.
?En qu¨¦ sentido? Sent¨ªa que nada iba a detener el hecho de ser yo. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que no era yo quien ten¨ªa el problema, sino la sociedad con respecto a m¨ª. Yo era un ni?o muy creativo. Ve¨ªa el mundo brillante, colorido; es muy com¨²n en los ni?os con esa sensibilidad tender al ensue?o, en tonos vivos y alegres. Esa es la naturaleza de un ni?o trans, a menos que est¨¦ muy reprimido.
Sin embargo, ese mundo, esa sociedad que no les acepta, debe de ser un lugar oscuro. Algunas partes s¨ª. No todo. Era un mundo en el que no exist¨ªa Internet y nuestras referencias eran las revistas y las estrellas pop tan guapas y tan j¨®venes, como Boy George y esa cara tan femenina, esos rasgos delicados tan diferentes a los de David Bowie, sin pluma tampoco, mostraban una fragilidad y una vulnerabilidad femenina especial que nos atrapaba. Tampoco era un atractivo basado en la sexualidad, era la revelaci¨®n de una nueva feminidad.
?Y c¨®mo era enamorarse? Mi identidad trans tiene poco que ver con mi orientaci¨®n sexual. Como gay, ambos aspectos son evidentes. Me gusta clarificar esas cosas. Muchos gais no lo hacen, tienden a erradicar de su personalidad asuntos de g¨¦nero, los suprimen. Debemos intentar agrandar nuestras fronteras en ese sentido, nuestros l¨ªmites, y ser conscientes de que ocupamos, por nuestra sensibilidad, nuestros referentes, nuestros papeles en la sociedad, en nuestras familias un lugar espec¨ªfico, ¨²nico.
Ya, pero ?era un problema, un conflicto, para usted enamorarse? No, nunca lo fue. Ahora es una afici¨®n, un pasatiempo. Ahora estoy m¨¢s abierto a cosas que cuando ten¨ªa 15 o 20 a?os. El amor est¨¢ bien, es algo dulce, una de nuestras preocupaciones m¨¢s bonitas. Amar y ser amado. Tampoco mis canciones son muy rom¨¢nticas, las veo m¨¢s existenciales. Puede que en el futuro me concentre m¨¢s en eso.
Pero sus canciones las define usted como tristes. ?Usted es una persona melanc¨®lica o feliz? Ambas cosas.
?¡®Trans¡¯ tambi¨¦n en eso? Muy afortunado de vivir en este mundo, hoy, como un ser transg¨¦nero. Agradecido.
Sentirse afortunado y agradecido es una manera de ser feliz. Para m¨ª no es tan sencillo. Dir¨ªa que, como ser, me considero normal. Como ser y cosa. ?Es feliz el agua? ?Es feliz el mar? Sencillamente es, y estamos aqu¨ª. Pero vivir duele, duele tambi¨¦n, los ¨¢rboles sufren como nosotros al crecer. Debe de doler ser un ¨¢rbol. Como cuando a un ni?o le salen los dientes. Duele. Y es un dolor muchas veces improductivo. Y no quiere decir que sea un dolor malo, puede ser un dolor feliz.
Y para el futuro, ?le gustar¨ªa ser padre?, ?una especie de madre-padre ¡®trans¡¯? Nunca lo he pensado. Hay tanta gente por aqu¨ª que me parece un exceso. Desanimo a la gente a que los tenga, pero si los tiene, me alegro mucho por ellos. Me encantan los ni?os, pero debemos autorregularnos y organizarnos dependiendo del entorno en que vivimos, por necesidad, para sobrevivir. Somos much¨ªsimos, demasiados. Es anticuado pensar que debemos reproducirnos porque s¨ª.
Muy bien, pues ya est¨¢. ?Seguro que es suficiente? Espero que no crea que estoy pa all¨¢.?P
La voz que sedujo
a Lou ReedAntony Hegarty (Chischester, Reino Unido, 1971) vivi¨® poco en Inglaterra. A los seis a?os se traslad¨® con su familia a ?msterdam y despu¨¦s a San Jos¨¦ (California). Lleg¨® a Nueva York con 19 a?os para estudiar teatro experimental en la Universidad y all¨ª se adentr¨® en los ambientes suburbanos y en los mundos de las ¡®drag queens¡¯. Mont¨® el Black Lips Performances Club, base de su grupo actual, Antony and the Johnsons.Cuando su arte lleg¨® a o¨ªdos de Lou Reed, Antony and the Johnsons dan un salto que se materializa en el ¨¦xito de su segundo ¨¢lbum, I am a bird now, que le convierte en un referente de la m¨²sica pop. Despu¨¦s vendr¨¢n The crying light, otro ¨¦xito de amplias minor¨ªas, y Swanlights. Acaba de participar en el montaje oper¨ªstico Vida y muerte de Marina Abramovic y est¨¢ a punto de aparecer un disco suyo en directo.
en la ¨®pera. Antony Hegarty, junto a Marina Abramovic en el Teatro Real.
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