Pretexto para un texto fuera de contexto
Un buen aforismo huye del dogma, necesita cierta dosis de humor y es id¨®neo para iniciar una conversaci¨®n. Por encima de la narrativa, la poes¨ªa y el ensayo, el pensamiento breve es el g¨¦nero literario m¨¢s cient¨ªfico
La ciencia es una forma de conocer la realidad. La literatura tambi¨¦n. La ciencia es conocimiento todo lo objetivo, inteligible y dial¨¦ctico que sea posible. La literatura no tiene por qu¨¦. Un particular poema, novela, cuento, ensayo o aforismo puede ser m¨¢s o menos cient¨ªfico, pero los aforismos son, en su conjunto, el g¨¦nero literario m¨¢s cient¨ªfico. Siguen tres argumentos.
La objetividad demanda que el sujeto de conocimiento distorsione lo menos posible al objeto de conocimiento. De este modo, la comprensi¨®n va m¨¢s all¨¢ del sujeto que la ha conseguido (es ¨²til para muchos otros sujetos) y va m¨¢s all¨¢ tambi¨¦n del objeto que ha servido como punto de partida (se aplica a muchos otros casos). Lo mismo ocurre con los aforismos. Un aforismo no se disculpa nunca por haber sido citado fuera de contexto. En ciencia, una sola excepci¨®n es suficiente para jubilar una ley fundamental de la naturaleza. El premio a la objetividad, tanto en ciencia como en literatura, es la universalidad, la cantidad de mentes que suscriben un aforismo o una ley de la naturaleza y la amplitud del dominio de casos diferentes a los que aquellos se aplican. Por ello, y si se me permite la cacofon¨ªa, un aforismo es un pretexto para un texto fuera de contexto.
La inteligibilidad requiere despojar a la esencia de todos sus matices, es la m¨ªnima expresi¨®n de lo m¨¢ximo compartido. La mejor comprensi¨®n (de comprender) es la m¨¢xima compresi¨®n (de comprimir). Una novela puede extenderse hasta mil p¨¢ginas, quinientas o doscientas, pero atendiendo s¨®lo a su peso, dir¨ªamos que la m¨¢s cient¨ªfica es la ¨²ltima. Del mismo modo, en general, un cuento pesa menos que una novela, un poema menos que un cuento y un aforismo menos que un poema. El premio a la inteligibilidad, en ciencia y tambi¨¦n en literatura, es la capacidad para anticipar la incertidumbre. Las leyes de Newton rigen tanto para anticipar el movimiento de una manzana que se desprende del ¨¢rbol como para anticipar la trayectoria de un planeta alrededor del sol. ?La mec¨¢nica celeste y la mec¨¢nica terrestre son indistinguibles! Lo localmente superfluo se decanta. A un buen aforismo no le sobran palabras, s¨ªlabas ni letras. Un aforismo y una ley de la naturaleza comparten la belleza de todo m¨ªnimo evocando un m¨¢ximo. Cuanto m¨¢s compacta es una comprensi¨®n m¨¢s y mejor anticipa. Si resulta que la mejor comprensi¨®n es la propia observaci¨®n, entonces el conocimiento es incomprensible (de no comprender) por incompresible (de no comprimir). Es cuando una frase no logra elevarse por encima de la mera an¨¦cdota. El aforismo
Vivir envejece
se resuelve s¨®lo con dos palabras pero evoca el precio que paga la materia viva por seguir si¨¦ndolo.
La dial¨¦ctica se alimenta de una tensi¨®n continua entre sujeto y objeto. Y cuando el objeto contradice al sujeto, entonces le obliga a elegir: o cambia su manera de mirar o cambia su manera de creer. La contradicci¨®n entre sujeto y objeto es el motor infatigable del progreso de la ciencia. La contradicci¨®n en ciencia es un presagio de nuevo conocimiento, una buena noticia, una promesa de gozo intelectual cient¨ªfico. El premio por la dial¨¦ctica es nada menos que el progreso de la ciencia. La ciencia no se blinda contra la realidad o contra la cr¨ªtica. El humor y la contradicci¨®n son las armas fundamentales contra el dogma. El humor se lleva fatal con la poes¨ªa y se dosifica con prudencia en los dem¨¢s g¨¦neros literarios. Pero un aforismo, por serio que sea, necesita cierta dosis de humor para sobrevivir. Sin embargo no se trata de un humor cualquiera. Es el humor que evoca los l¨ªmites mismos del conocimiento inteligible: el l¨ªmite de la contradicci¨®n, donde la verdad del sujeto se rompe porque el objeto la niega, el l¨ªmite de la trivialidad donde la verdad del sujeto se garantiza a s¨ª misma ignorando al objeto o el l¨ªmite de la redundancia donde objeto y sujeto se funden y confunden. He aqu¨ª un aforismo que contiene una fuerte imagen contradictoria:
La realidad es inteligible porque no hay bosques con m¨¢s ¨¢rboles que ramas.
Otro con trascendente aura trivial:
Pienso luego existo (Descartes).
Y otro con suave regusto redundante:
La tradici¨®n s¨®lo persevera por tradici¨®n.
Un proverbio se presenta presumiendo de dogma, por eso los proverbios se usan m¨¢s bien para zanjar discusiones. El buen aforismo en cambio huye del dogma y es id¨®neo para iniciar una conversaci¨®n. Es el caso de la desconcertante frase de Carl Sagan:
La existencia de inteligencia extraterrestre s¨®lo tiene dos respuestas posibles y ambas son enormemente sorprendentes.
Cuanto menor es la probabilidad antes de la ocurrencia de un suceso, mayor es la sorpresa despu¨¦s de su ocurrencia, pero la suma de la probabilidad de la ocurrencia m¨¢s la probabilidad de la no ocurrencia es la certeza absoluta, por lo que si sorprende A entonces no sorprende la negaci¨®n de A. ?C¨®mo es posible entonces que cualquiera de las dos respuestas posibles nos sorprendan por igual? Un buen aforismo es una reflexi¨®n liofilizada para ser recordada hasta que se presente de nuevo la ocasi¨®n de activar la discusi¨®n. Por ello al buen aforismo le conviene la belleza. ?sta puede lograrse por simetr¨ªa:
Cambiar de repuesta es evoluci¨®n, cambiar de pregunta es revoluci¨®n.
O, excepcionalmente, cebando la frase para desplegar toda una iron¨ªa cr¨ªtica:
Existe una tendencia no declarada entre los arquitectos-estrella para que el continente haga una sutil referencia al contenido y es as¨ª como un aeropuerto puede llegar a recordar a un p¨¢jaro, un edificio portuario a un barco o bien, hete que te hete, un restaurante de comida r¨¢pida a una hamburguesa con cebolla.
Una novela, un cuento, un ensayo o un poema pueden ser grandes obras literarias sin necesidad de apelar al m¨¦todo cient¨ªfico. Pero un buen aforismo tiene siempre la clase de talante y de talento que se gasta en ciencia. Yo s¨®lo llamar¨ªa aforismos a los aforismos buenos. Despu¨¦s de todo tampoco existe buena ciencia o mala ciencia, s¨®lo ciencia vigente.
Jorge Wagensberg (Barcelona, 1948), f¨ªsico y director cient¨ªfico de la Fundaci¨®n La Caixa, ha publicado tres libros de aforismos en Tusquets: Si la naturaleza es la respuesta, ?cu¨¢l era la pregunta? (2003), A m¨¢s c¨®mo, menos por qu¨¦ (2006) y M¨¢s ¨¢rboles que ramas (2012).
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