Ll¨¢malo literatura
Blogs y libros rinden tributo a la moda de tatuarse citas literarias.
?Del mismo modo que a mucha gente le dar¨¢ l¨¢stima que la juventud descubra a los Dexy¡¯s en un anuncio de patatas fritas (y de refrescos, y de chocolates), a Antony en uno de colonia o a Serrat en uno de compresas, habr¨¢ quien se muestre receloso ante la realidad de que much¨ªsimos adolescentes han accedido a Shakespeare escudri?ando el om¨®plato derecho de Megan Fox.
"Much¨ªsimos adolescentes han accedido a Shakespeare escudri?ando el om¨®plato derecho de Megan Fox"
Esta actriz, que como Katy Perry tiene un apelllido de lo m¨¢s elocuente y dado a la chanza f¨¢cil, combina en su cuerpo tatuajes de alta literatura como la cita de El Rey Lear (¡°Todos nos reiremos de las mariposas doradas¡±) con referencias a Sensaci¨®n de vivir (en concreto a Brian Austin Green, su amorcito). En definitiva, su cuerpo tiene la empanada referencial de una de esas carpetas adolescentes donde se enganchan fotos del Ch¨¦ guerrillero, del Lennon fumado y pacifista, de Miranda Kerr con menos ropa que Tarz¨¢n y de Jordan y Einstein mostr¨¢ndonos su lengua.
Porque s¨ª, el muslamen alenta a la lectura, pero el tatuaje de Fox nos sirve aqu¨ª m¨¢s bien como s¨ªntoma de los tatuajes literarios en ambientes m¨¢s o menos hipsters. As¨ª lo atestiguan libros como Body type 2: More Typographic Tattoos, de Ina Saltz, y The World Made Flesh: Literary Tattoos from Bookworms Worldwide, de Eva Talmadge y del joven Justin Taylor, quien, adem¨¢s, acaba de sacar novela en Espa?a en el sello Alpha Decay. Tambi¨¦n el tomo Tatuajes de criminales y prostitutas (Errata Naturae), pero, muy especialmente, la gran multitud de blogs que abordan el tema. En el hipot¨¦tico crep¨²sculo de la tinta sobre papel, parece que el p¨ªxel se hace carne y la piel, papel.
Las razones de los m¨¢s tatuados
Hace unos d¨ªas, alguien se preguntaba en Twitter que si nosotros usamos a Bj?rk y Sigur Ros para musicar cualquier tipo de v¨ªdeo sobre Islandia, qu¨¦ canciones eligir¨ªan ellos para darle br¨ªo a los nuestros. Lo mismo podr¨ªamos pensar, hasta hace poco, con los tatuajes de los japoneses: ?introducen bajo su epidermis incomprensibles (para ellos) frases en espa?ol? A modo de ejemplo, y por si descubr¨ªa el significado de alg¨²n tatu de futbolista, he tecleado la frase ¡°besa mi trasero¡± en un traductor online y me ofrece esta soluci¨®n: My Ass ¥¥¹. Avisados qued¨¢is.
"Un blog de Publisher¡¯s Weekly hac¨ªa p¨²blico el hit parade de los tatuajes literarios. Ganaba? El club de la lucha, de Palahniuk".
Hay algo de gratuidad e inconsciencia en algunos tatuajes. Pero tambi¨¦n los hay muy razonados. Un blog de Publisher¡¯s Weekly hac¨ªa p¨²blico recientemente el hit parade de los tatuajes literarios. Ganaba, con muchos cuerpos de ventaja, El club de la lucha, de Chuck Palahniuk. Muy especialmente la frase ¡°S¨®lo se puede resucitar despu¨¦s del desastre¡±. Algunos porque quer¨ªan tener la cara de Brad Pitt (aunque fuera dibujada con tinta y en la pantorrilla), pero otros por el corte contracultural y la reivindicaci¨®n de la individualidad, as¨ª como por el desaf¨ªo a cualquier miedo (por ¨ªntimo que ¨¦ste sea). Todo ello parce animar a la gente a chutarse tinta con letras extra¨ªdas de esa novela. No es la ¨²nica. ¡°So it goes¡±, mantra de la novela Matadero Cinco (aqu¨ª casi de culto, en EE UU de lectura obligatoria), de Kurt Vonnegut, le sigue muy de cerca. Alicia en el pa¨ªs de las maravillas (con la sonrisa del Gato de Cheshire como frontera entre las lindes de la locura y el genio, o con el Conejo blanco para hablar del tiempo) tambi¨¦n triunfa, igual que pegan muy fuerte otros exponentes de la literatura infantil para adultos como Where the Wild Things Are(al margen de la reciente muerte de Sendak, la pel¨ªcula ha tenido mucho que ver) o El Principito (la frase ¡°S¨®lo con el coraz¨®n podemos ver bien, lo esencial es invisible a nuestros ojos¡± es el Don Quijote y el Sgt. Pepper del tatu literario).
Estos y otros son los favoritos de los dos blogs sobre el tema m¨¢s transitados de la red. Es el caso del blog hom¨®nimo del libro The Word Made Flesh (Tattoolit.com) o de Contrawise: Literary Tattoos (contrawise.org). Los creadores del primero insisten en el ¨¦xito de autores como Vonnegut, e.e. cummigs, Hary Crews o Shakespeare. Eva Talmadge explica que todo surgi¨® por una compa?era de piso y ambos insisten en que la moda va para largo.
Cosa de prostitutas, criminales y culturetas
Estos d¨ªas hemos visto en Barcelona al joven autor Ben Brooks tatu¨¢ndose en directo y a Dan Fante (hij¨ªsimo de John, y con un talento genuino) recitar sus novelas con el nombre de su hermano grabado a tinta en su antebrazo. Los ejemplos son m¨²ltiples.
Pero para entender esta tradici¨®n que se remonta a la zona euroasi¨¢tica en el Neol¨ªtico y que tiene su mito en la tradici¨®n samoana del t¨¢tau (traducible como ¡°golpear, marcar dos veces¡±) nada mejor que recurrir a Tatuajes de criminales y prostitutas, de Lacassagne-Le Blond-Lucas, que acaba de publicar Errata Naturae.
Cuando se pas¨® del concepto de bajos fondos al an¨¢lisis de los individuos peligrosos, cuando la psiquiatr¨ªa se convirti¨® en ciencia para la construcci¨®n de tipos, el tatuaje entr¨® en escena como un buen term¨®metro para medir, por ejemplo, el grado de criminalidad del tatuado o las veces que hab¨ªa pasado por la trena. ¡°El tatuaje lleva a la piel lo que el individuo porta en su fuero interno¡±, se lee en el pr¨®logo de un libro en el que aprendemos sobre los s¨ªmbolos que se escrib¨ªan los sujetos del Segundo Batall¨®n de ?frica o las meretrices parisinas. Inscripciones como ¡°El presidio me espera¡±, ¡°Viva Francia y las patatas fritas¡± o ¡°Hijo de la desdicha¡± abundaban. Tambi¨¦n los er¨®ticos (¡°La fuente de placer¡± apuntando hacia el pubis, una bota inflable e inflamable en el miembro viril) o los sentimentales (sobres con cartas, nombres de amadas). El sistema cut¨¢neo se espesaba por obra y gracia de esa tinta que refer¨ªa las obsesiones de tatuados y tatuadores, que sol¨ªan cultivar su afici¨®n para matar el tiempo en barcos o c¨¢rceles.
?El hit de aquella ¨¦poca? Evidentemente, Los tres mosqueteros, de Alexandre Dumas. Si el aburrimiento o la ociosidad es un buen caldo de cultura para el tatu (v¨¦anse futbolistas, presidiarios y fauna de Williamsburg), no est¨¢ mal rescatar el aburrimiento de Luis XIV o la bravura de los espadachines. M¨¢s v¨¢lidas que las listas de Amazon, los tatuajes literarios pueden ser un buen term¨®metro para los libros que cambian vidas.
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