Una m¨¢quina de devorar caudillos
Ant¨®n Reixa, nuevo presidente de la SGAE, se enfrenta al reto de modificar la conflictiva naturaleza de la entidad
Tarde o temprano, a ese se?or al que apellidan autor le asalta la duda de si le estar¨¢n tomando el pelo. Sobre si ese empresario, con incluso menos talento que escr¨²pulos, se lo lleva crudo a su costa. Entonces se organiza, busca a un l¨ªder, le convierte en protector y, al cabo del tiempo... termina derroc¨¢ndole. Es c¨ªclico. En Espa?a esta envenenada rueda empez¨® a finales del siglo XIX, cuando en 1899 un grupo de autores encabezado por el escritor Sinesio Delgado fund¨® la Sociedad de Autores para proteger sus derechos ante los comerciantes teatrales. Su ¨²ltimo gran patriarca ha sido Eduardo Teddy Bautista, un m¨²sico brillante que hace 30 a?os lider¨® una asamblea para liberar a la SGAE del control de un grupo de socios con un repertorio de chiste que hac¨ªan y deshac¨ªan como en un cortijo. Pero ¨¦l, que moderniz¨® la entidad y protegi¨® en muchas ocasiones su patrimonio (como el Palacio de Longoria), termin¨® cobrando un sueldo de casi 400.000 euros y colgado del palo mayor hace 10 meses. La SGAE, cada ciertos a?os, crea a sus monstruos y luego los devora.
Quiz¨¢ por la naturaleza narcisista de sus miembros o porque un autor no siempre es un buen gestor, la entidad no es muy dada a la calma. Tampoco lo ser¨¢ ahora, aunque su flamante presidente, Ant¨®n Reixa, tenga toda la voluntad del mundo en cambiar la historia. Su antecesor se march¨® por la puerta de atr¨¢s del brazo de la Guardia Civil, pero un acercamiento casi arqueol¨®gico a aquellos a?os de reinado ¡°absolutista¡± ¡ªas¨ª lo defini¨® la auditor¨ªa de Ernst & Young¡ª podr¨ªa incluso generar una cierta empat¨ªa con el gobierno de mano de hierro ejercido sobre una olla de grillos de este calibre. Otra cosa ser¨¢n las ilegalidades que el juez determine que sucedieron mientras tanto (una parte importante del sumario todav¨ªa est¨¢ secreto).
Tras el temporal desatado en la entidad en julio, de las detenciones, de las denuncias por ama?o de elecciones, del proceso de refundaci¨®n, de unas nuevas elecciones, y del esfuerzo de autores y trabajadores de la casa por enterrar el pasado ?d¨®nde estamos? Pues Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Sastr¨®n, el hombre que se enfrent¨® a Bautista en las elecciones de 2011 (form¨® parte de su junta) y que denunci¨® un pucherazo en el proceso, el candidato que parti¨® con m¨¢s posibilidades en estos comicios y que ha acabado sucumbiendo a Ant¨®n Reixa, medita impugnar las elecciones porque considera que se ha vulnerado un art¨ªculo de los nuevos estatutos. La junta no lo cree as¨ª. De hecho, en su primera reuni¨®n, uno de sus miembros, Jos¨¦ Luis Cuerda, le pregunt¨® si emprender¨¢ alg¨²n tipo de acci¨®n legal. ?l no lo aclar¨®, pero todo indica que no habr¨¢ paz por el momento.
Porque, al final, ?qu¨¦ empuja a alguien a querer presidir esta merienda de negros si ni siquiera cobrar¨¢ ya los 400.000 euros que se asign¨® Bautista? ¡°Siempre hay un prurito de visibilidad, para alguien con ambici¨®n personal esta instituci¨®n puede ser un trampol¨ªn. As¨ª es la naturaleza humana. Y m¨¢s ahora. Quien consiga arreglar sus problemas, pasar¨¢ a la historia como el gran presidente. Si no lo logra, siempre podr¨¢ poner como excusa la herencia que recibi¨®¡±, explica un hist¨®rico de la casa. ¡°La SGAE, pese a la mala prensa, sigue siendo la instituci¨®n que representa a los autores, y eso es algo muy importante¡±, a?ade un exmiembro de la junta.
A lo largo de la historia, la instituci¨®n ha ido somatizando las crisis que atravesaba Espa?a. Ahora, el ladrillo es tambi¨¦n su principal problema. Despu¨¦s de invertir 250 millones de euros en patrimonio inmobiliario, la nueva junta quiere desprenderse de esa deficitaria red de teatros que Bautista construy¨® en Espa?a y Latinoam¨¦rica. Y ese ser¨¢ otro conflicto. ¡°Arteria es el momento en que a Teddy se le fue de las manos la entidad¡±, dice una persona que trabaj¨® a su lado desde el principio y que compara la deriva medi¨¢tica de la instituci¨®n con la que sufri¨® la ONCE durante los a?os de Miguel Dur¨¢n.
Pero la SGAE inicia un nuevo ciclo. Los socios est¨¢n relativamente unidos y necesitan remplazo de or¨¢culo. ¡°Los autores son caudillistas. En ¨¦l depositan esperanza y odios. Cuando el balance es positivo, todo va bien. Pero los caudillos tienen un periodo de crecimiento y desarrollo, y cuando tienen un determinado nivel generan una crisis. Hay que defenestrarlo y buscar a uno nuevo. Lo que propone Reixa [una SGAE no presidencialista] es atentar contra la voluntad inconsciente de los autores. Pero esperemos que funcione¡±, analiza un empleado y gran conocedor de la entidad. El 28 de junio se enfrentar¨¢ a su primera y temible asamblea. Aunque ¨¦l no lo quiera, el lugar donde se forja el hierro de un presidente.
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