Las l¨¢grimas de Lorca a su ¨²ltimo amor
El poeta granadino dedic¨® unos dibujos a Juan Ram¨ªrez de Lucas hasta ahora in¨¦ditos
El periodista Juan Ram¨ªrez de Lucas proyectaba publicar los dibujos que conservaba de su relaci¨®n sentimental con Federico Garc¨ªa Lorca como complemento de un poemario suyo, pero falleci¨® antes de llevarlo a cabo. Su delicada salud pudo m¨¢s que el peso de los recuerdos que le hab¨ªan acompa?ado durante casi 70 a?os. La ¨²ltima carta del poeta, la poes¨ªa y sus cuadernos de notas pod¨ªan resultar altamente comprometedores, pero el uso de los dibujos no ten¨ªa por qu¨¦ resultar chocante, en un profesional que vivi¨® entregado al mundo del arte. Conoci¨® a Picasso y a Dal¨ª y ten¨ªa una buena relaci¨®n con C¨¦sar Manrique, Antonio L¨®pez y Mir¨®. Para el autor de Do?a Rosita la soltera, el dibujo constitu¨ªa una forma ¨ªntima de comunicarse. Con la misma pluma con la que derramaba versos, completaba su visi¨®n dram¨¢tica, una met¨¢fora, un estado de ¨¢nimo o un s¨ªmbolo. Para un creador tan vers¨¢til, capaz de componer o de interpretar al piano algo que acababa de escuchar, el dibujo era un complemento art¨ªstico. Y, seguramente, en alguno de esos contextos fueron realizados los bocetos que ahora saca EL PA?S a la luz, como las l¨¢grimas del dibujo de esta p¨¢gina..
No hubiera sido el primer t¨ªtulo en el que Juan Ram¨ªrez de Lucas relacionaba arte, poes¨ªa y dibujo. Entre otros, con la editorial Nausica public¨® Homenajes pict¨®ricos: poemas y dibujos, dedicado a algunos de los m¨¢s destacados pintores. Desde que se instal¨® en Madrid, tras su paso por la Divisi¨®n Azul con la intenci¨®n de rehacer su vida y matricularse en la Escuela de Periodismo, fue ese en el ¨¢mbito que se movi¨® durante toda su vida. Jos¨¦ Miguel Santiago Castel, presidente del consejo editorial y asesor de Abc, lo trat¨® durante muchos a?os, en el peri¨®dico donde ambos desarrollaron buena parte de su profesi¨®n, y todav¨ªa hoy no sale de su asombro. ¡°En Mallorca, donde yo trabaj¨¦ muchos veranos como corresponsal y donde ten¨ªa una casa su hermana, compartimos muchas madrugadas de copas, de esas en las que se habla muy libremente, y nunca dijo nada, aunque ocasiones hubo muchas. Ahora me doy cuenta que era muy amigo de Luis Rosales y encuentro cosas que encajan pero entonces llevaba su pasado con un pudor exquisito¡±, cuenta al tel¨¦fono desde su domicilio. Le apasionaba la m¨²sica cl¨¢sica y sent¨ªa devoci¨®n por la m¨²sica popular. ¡°Era uno de esos t¨ªmidos que ganan mucho en la distancia corta. Divertido e ingenioso, lo mismo tarareaba un cupl¨¦ que hac¨ªa una cr¨ªtica literaria acertad¨ªsima. Adem¨¢s, era una bella persona¡±.
Alto, serio, discreto, elegante, guapo, culto. El circuito period¨ªstico del mundo del arte y la arquitectura, con el que comparti¨® viajes y noticias, lo describe con todos esos adjetivos y no se trata de un gremio especialmente generoso con los halagos. A ninguno se le pas¨® por la cabeza que, en sus a?os j¨®venes, hubiera tenido una experiencia tan arrebatadora como dram¨¢tica con Garc¨ªa Lorca. Ahora ya no quedan apenas testigos del turbulento Madrid republicano donde sostuvo su idilio de juventud con el poeta, a espaldas de su familia. Pero en los a?os cincuenta, cuando regres¨® de Albacete a Madrid, cuando empezaban a volver algunos de los exiliados, sobre todo actores con los que hab¨ªa coincidido en La Barraca o en el montaje de algunas de las obras en las que hizo pinitos como actor, como Perib¨¢?ez y el comendador de Oca?a, tuvo que dar m¨¢s de una explicaci¨®n. A esos les contaba que solo hab¨ªa sido ¡°amigo¡± de Garc¨ªa Lorca tres meses. Ni en los a?os de la Rep¨²blica ni en el franquismo se hablaba libremente de la homosexualidad. Hasta los propios gais eran hom¨®fobos y al que se despistaba le aplicaban la ley de vagos y maleantes. Ram¨ªrez de Lucas, como Garc¨ªa Lorca, carec¨ªa de eso que luego se conoci¨® como pluma. Pod¨ªan ser muy extrovertidos pero de su vida personal se sab¨ªa muy poco. ¡°Creo que ni siquiera Luis Rosales ten¨ªa una conciencia clara de los amores de Lorca¡±, dice Luis Mar¨ªa Anson, su director en Abc durante muchos a?os con el que mantuvo relaci¨®n hasta el final, cuando las secuelas del c¨¢ncer de pr¨®stata le redujeron la movilidad. Sus recuerdos sobre Ram¨ªrez de Lucas y la ¨¦poca fluyen con soltura. ¡°Hablaba con mucha naturalidad de Luis Rosales, pero pocas veces citaba a Lorca. Cuando se refer¨ªa a ¨¦l, siempre era para abordar temas relacionados con su obra y especialmente su poes¨ªa¡±. Para Ram¨ªrez de Lucas, el autor del Romancero gitano siempre fue el mejor poeta del mundo. Superior a Cernuda, a Guill¨¦n o a Machado. ¡°Jam¨¢s toc¨® el tema de la homosexualidad, pero hablaba de Lorca de manera muy entregada, se notaba que conoc¨ªa su poes¨ªa a la perfecci¨®n aunque, en algunas ocasiones, trascend¨ªa lo profesional, y nos llevaba la contraria sobre observaciones personales que, a su juicio, estaban equivocadas, como que Lorca no era triste sino la persona m¨¢s amable del mundo¡±.
Anson, que consigui¨® publicar en exclusiva los Sonetos del amor oscuro ¡ª¡±son de una perfecci¨®n total¡±¡ª, tiene clara la relaci¨®n sentimental del que fuera su cr¨ªtico de arte con el poeta, pero le cuesta creer que el periodista que trabaj¨® a sus ¨®rdenes fuera el protagonista de esos versos encendidos donde el amor homosexual aumentaba por momentos. ¡°Estaban escritos en las hojas de los hoteles por los que pasaba con La Barraca, en la que Rafael Rodr¨ªguez Rap¨²n, del que estuvo muy enamorado, era el secretario. Me dijo Neruda que Lorca se los ley¨® en 1936¡ Ustedes [en referencia a EL PA?S por la carta y el poema de Lorca dedicados a su ¨²ltimo amor] han sembrado una duda y lo interesante ahora es esa interrogaci¨®n que se ha creado¡±.
Babelia
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