'Mad Men' regresa m¨¢s festiva y c¨ªnica
Canal + 1 estrena ma?ana la quinta temporada de la multipremiada serie estadounidense Los protagonistas se enfrentan a una ¨¦poca de cambios
![Jes¨²s Ruiz Mantilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6a8979ac-e7b3-4e49-a28d-8ef780472c20.jpg?auth=adca90b9344430353a3efa521c6f05b31de12fb2c013241bb04b919b8e0a8605&width=100&height=100&smart=true)
![La actriz Jessica Pare y el actor Jon Hamm en el primer episodio de la quinta temporada de 'Mad Men'](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4OWMHLP4O7EQ2JQ7OQJGAWGKC4.jpg?auth=0ea999fcbccfdbaf031a9c705ba7e5e0759a9708d0c3b7be5f26db289ac07f4e&width=414)
Dos a?os de espera se han hecho demasiado largos. M¨¢s cuando entre temporada y temporada, su creador, Matthiew Wiener, no dejaba?m¨¢s de unos meses entre el final de una y el comienzo de otra. Aunque a los locos de Mad men siempre les cab¨ªa el consuelo de volver a repasar.
Ma?ana llega a Canal + 1 (22.00) la quinta entrega de una serie que dej¨® a su protagonista enamorado, a Estados Unidos en el l¨ªmite de la segregaci¨®n racial y al espectador hu¨¦rfano de su humo, su licor, sus fajas, sus corbatas de nudo fino, su tempo lento y sus bajadas a los infiernos.
En medio, y entre bambalinas, se han tenido que asentar los acuerdos que han permitido su continuidad: 20 millones de d¨®lares para Weiner por montar otras dos temporadas para AMC y la felicidad de su protagonista, Jon Hamm convertido en productor de la misma. Es el precio estipulado por continuar con una serie que ha hecho historia, ha marcado tendencia exclusiva en la televisi¨®n y ha cosechado cuatro Globos de Oro y 13 Emmys.
La cuarta entrega acab¨® en una cuota de creatividad may¨²scula. El p¨²blico en Estados Unidos respondi¨® a su regreso aumentando la audiencia en un 21% ¡ª3,5 millones¡ª frente al primer cap¨ªtulo de la temporada anterior. No era para menos: Don Draper ¡ªel icono esculpido magistralmente por Hamm¡ª hab¨ªa conquistado la felicidad despu¨¦s de haberse escaldado en las calderas de Pedro Botero y darse cuenta de ello una noche que, borracho, se acost¨® con una morena pero se levant¨® con una rubia.
La agencia de publicidad Sterling, Cooper, Draper & Pryce remontaba de sus varapalos en plenos a?os sesenta, sus mujeres mod¨¦licas se debat¨ªan entre la lucha por la igualdad y los permisos maternales mientras la vida flu¨ªa alrededor con un swing de sensualidad a la que le costaba abrirse paso entre los excesos machistas y los ataques constantes e inconscientes a la salud p¨²blica.
Mad men, esa obra de arte, ese artefacto coreogr¨¢fico urdido con guiones a los que no se les puede reprochar ni la manera de hablar de la ¨¦poca, vuelve ahora a Canal + con su estilo depurado, su ritmo propio, el mundo inventado por esos publicistas que son como ni?os y el infierno real camuflado entre sonrisas y electrodom¨¦sticos.
Cualquier guionista del mundo, cualquier novelista, hubiese dado su mano derecha por crear a Don Drapper, su protagonista. Cualquier actor hubiese vendido su alma a Satan¨¢s por sentarse como ¨¦l, por fumar como ¨¦l, por mirar alrededor como lo hace ¨¦l.
Todos menos Dick Whitman, su verdadero yo, que se detesta tanto a s¨ª mismo como para sentir la necesidad de reinventarse y convertir su cuerpo serrano en el envoltorio que otorgue autenticidad a otra persona, sin pasado, sin familia, sin memoria. Y es que Draper acab¨® un d¨ªa con el muchacho criado en una granja que pudo suplantar su personalidad con el nombre de un compa?ero muerto en Corea para convertirse en un gran publicista. Precisamente por ello lo logra. Porque ¨¦l, sin ser ¨¦l, no es m¨¢s que un anuncio perfecto de s¨ª mismo. Un anuncio al que todos idolatran pero que no pasa de eso: una reinvenci¨®n, una campa?a en movimiento que fomenta la ambig¨¹edad y el misterio a toda costa.
La quinta ha contado con el favor de la cr¨ªtica. Los dos primeros cap¨ªtulos apuntan hacia una deriva m¨¢s festiva con frases punzantes y personajes quiz¨¢s m¨¢s c¨ªnicos. Megan, la nueva esposa de Drapper, ser¨¢ clave. Deber¨¢ salvaguardar su serena belleza morena entre el latido de un submundo sobresaltado por perpetuos conflictos interiores. Promete.
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