Diez a?os sin un maestro de la escultura
Varios homenajes, del Pa¨ªs Vasco hasta Corea del Sur y de enero hasta diciembre, recuerdan a Eduardo Chillida en el d¨¦cimo aniversario de su fallecimiento

El m¨¦rito fue de una lesi¨®n en la rodilla. O la culpa, seg¨²n se mire. Desde luego que la Real Sociedad no se alegr¨® ni mucho menos de aquel accidente que llev¨® a su joven portero titular a colgar las botas. El arte espa?ol en cambio debe de estarle bastante m¨¢s agradecido a Fernando Sa?udo, delantero centro del Real Valladolid que, un d¨ªa de 1943, choc¨® con Eduardo Chillida y acab¨® fortuita y prematuramente con su carrera futbol¨ªstica.
Por aquel entonces Chillida no era ni veintea?ero. Pocos a?os despu¨¦s, ese portero prometedor se march¨® a Par¨ªs y se volc¨® en otra pasi¨®n: la escultura. Un paso tras otro, el joven Chillida empez¨® a caminar por ese sendero que le convertir¨ªa al cabo del tiempo en escultor de fama universal. Tanto que ahora, a 10 a?os de su fallecimiento, la fundaci¨®n Chillida Belzunce ha organizado 12 meses de homenajes por medio planeta a la memoria del artista.
¡°Soy como un ¨¢rbol, con las ra¨ªces en un pa¨ªs y las ramas abiertas al mundo¡±, afirmaba el escultor. Y, en efecto, las ramas de su legado cubren distancias de miles de kil¨®metros. De Par¨ªs a Londres, de Se¨²l a Berl¨ªn, varias son las ciudades internacionales que, desde enero, acogen exposiciones de la obra de Chillida.
Aunque el coraz¨®n de las celebraciones latir¨¢ en la tierra natal del escultor. ¡°Yo soy de los que piensan que los hombres somos de alg¨²n sitio¡±, sol¨ªa decir Chillida. ?l era del Pa¨ªs Vasco y all¨ª, concretamente por las 13 hect¨¢reas de un parque cerca de Hernani, en provincia de Guip¨²zcoa, esparci¨® muchas de sus obras el escultor. Se bautiz¨® museo Chillida Leku y el pr¨®ximo s¨¢bado 26 de mayo acoger¨¢ un concurso fotogr¨¢fico abierto a todo aquel que quiera participar.
El evento ser¨¢, adem¨¢s, una ocasi¨®n para visitar el museo, cerrado desde 2010 por falta de dinero (aunque en noviembre del a?o pasado se retomaron las negociaciones entre la familia y el Gobierno vasco para resuscitarlo) y tan solo abierto a estudiosos de la obra de Chillida. En junio, el Chillida-Leku celebrar¨¢ unas olimpiadas matem¨¢ticas y el 19 de agosto, fecha del fallecimiento del escultor, el parque se abrir¨¢ a la iniciativa 100 palabras para Chillida: por un lado, 100 personalidades del mundo de la cultura y de la ciencia pondr¨¢n por escrito su recuerdo del gran escultor que se dar¨¢ a conocer ese d¨ªa. Por el otro, el correo electr¨®nico homenajeachillida@museochillidaleku.com permite a cualquiera que tenga don de s¨ªntesis (no olviden, solo 100 palabras) enviar su propio homenaje a Chillida.
A partir ya del oto?o, los focos se centrar¨¢n en Madrid: el museo Abc de la Ilustraci¨®n acoger¨¢ una exposici¨®n con logotipos e ilustraciones realizados por Chillida, mientras que la Universidad Complutense celebrar¨¢ su personal homenaje al hombre que reconoci¨® como Doctor Honoris Causa en Filosof¨ªa.
Una de las creaciones m¨¢s famosas del maestro vasco es el llamado Peine del Viento, un conjunto de esculturas que mira al mar y desaf¨ªa a las intemperies en un extremo de la bah¨ªa de la Concha. Considerada por muchos una obra maestra, tal vez la escultura encuentre m¨¢s aficionados todav¨ªa en su nueva versi¨®n, de chocolate. Homenaje a Chillida es el nombre del postre que el cocinero Juan Mari Arzak ha dedicado al escultor y que recrea un Peine del Viento comestible.
Hace casi 70 a?os desde aquel encontronazo futbol¨ªstico. De esa encrucijada Chillida sali¨® camino de la gloria escult¨®rica. Sa?udo, en cambio, sigui¨® jugando al f¨²tbol, lleg¨® a vestir la camiseta del Real Madrid y a recibir la llamada de la Roja. Finalmente volvi¨® a Valladolid y all¨ª falleci¨® en 1980. Dej¨® un buen recuerdo en el coraz¨®n de muchas aficiones y decenas de goles en los archivos. Y otro legado: si no hubiese corrido detr¨¢s de ese bal¨®n hasta chocar con el portero, tal vez la escultura espa?ola jam¨¢s habr¨ªa visto nacer a un maestro. Aunque, claro, la Real Sociedad habr¨ªa blindado su porter¨ªa durante a?os.
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