Lo raro
Lo peor que le pod¨ªa pasar era volverse previsible. Al que llaman el mago de la ficci¨®n, el neoyorquino J. J. Abrams, ha patinado con su ¨²ltimo proyecto, la serie Alcatraz (TNT y laSexta), que no tendr¨¢ segunda temporada. La b¨²squeda y captura de cientos de presos muy peligrosos, desaparecidos misteriosamente en 1963 y reaparecidos en 2012 sin una arruga m¨¢s, no ha terminado de engancharnos. En vez de fant¨¢stica result¨® rutinaria. No pasar¨¢ del cap¨ªtulo 13 y Abrams se ahorra poner un final. (Si alg¨²n recluso se esfum¨® en los sesenta en un t¨²nel del tiempo, ver¨¢ hoy que las penas pueden prolongarse ya cumplidas, que en el debate est¨¢ la cadena perpetua y la prisi¨®n para los menores, y se preguntar¨¢ si mereci¨® la pena el viaje).
Abrams es un viejo conocido del cine y de la televisi¨®n, pero no lleg¨® a estrella hasta que lanz¨® Perdidos, serie de impacto en 2004 porque cambi¨® las reglas del g¨¦nero con su ambiciosa producci¨®n y sus retorcid¨ªsimos guiones. La historia de los supervivientes de un accidente a¨¦reo en una isla en que se suceden los fen¨®menos extra?os atrap¨® a mucha gente durante seis temporadas. ?Demasiadas? La trama se retorci¨® m¨¢s all¨¢ de lo digerible: los que hab¨ªan logrado salir se empe?aban en volver; la isla entera viajaba a los a?os setenta con mover una palanca; los protagonistas viven realidades alternativas. Era dif¨ªcil terminar eso, pero el final de que todos est¨¢n muertos y en la gloria se llev¨® abucheos hasta entre sus fans. (Ahora se llevan mucho los setenta. Por ejemplo, volvemos a la cartilla sanitaria no para todos de entonces, a cuidar de los ancianos en casa, a las aulas aglomeradas, a dispersar manifestantes a porrazos. ?D¨®nde est¨¢ la palanca?).
La ¨²nica serie de las muchas creadas por Abrams que continuar¨¢ en la pantalla es Fringe (Canal+). En ella, un cient¨ªfico chiflado y genial, su hijo robado (s¨ª, all¨ª tambi¨¦n) y una agente del FBI investigan fen¨®menos paranormales que amenazan a la humanidad. As¨ª dan con un pasillo hacia un universo paralelo en el que las torres gemelas de Nueva York siguen en pie y todos los personajes tienen otro yo. Fringe tambi¨¦n se enreda en exceso, pero es que todo se enreda mucho ahora. (No se aclara si adem¨¢s del 11-S que no ocurri¨® al otro lado tampoco tuvieron lo de Lehman Brothers o, pongamos, lo de Bankia. Era para mudarse all¨ª).
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