Un espeto de sardinas
"Otro embuste a este p¨²blico silencioso y generoso que aguanta lo que le echen, aunque venga envuelto en papel de mentira".
Imaginen las brasas ardientes y humeantes junto a un chiringuito en una playa malague?a; y ese espeto de sardinas que te hace la boca agua con solo mirarlo. Pues ah¨ª hab¨ªa que haber pinchado a los toros que trajo N¨²?ez del Cuvillo a Madrid porque los seis era sardinitas malague?as ¡ªpeque?itas, ya se sabe¡ª, y aun as¨ª hubo que desechar dos de ellas porque eran tan blanditas que se deshac¨ªan con el calor.
Otro enga?o, y van¡ Otro embuste a este p¨²blico silencioso y generoso que aguanta lo que le echen, aunque venga envuelto en papel de mentira. Y una justa penitencia para los toreros, que se desviven por lidiar esta ganader¨ªa con la esperanza de que los encumbre a la cima.
De momento, los tres contemplaron la oscuridad de la sima porque los toros, en general, no valieron un real, y aquellos dos que se dejaron torear fueron desaprovechados por sus matadores. Lo que son las cosas¡
Ficha
CUVILLO / CASTELLA, LUQUE, SILVETI
Toros de N¨²?ez del Cuvillo ¡ªdevueltos segundo y sexto¡ª, muy mal presentados, blandos, mansos y descastados; muy encastado y noble el cuarto y repetidor el quinto. Primer sobrero de Carmen Segovia descastado; segundo, de Salvador Domecq, deslucido.
Sebasti¨¢n Castella: estocada ca¨ªda (silencio); ¡ªaviso¡ª pinchazo, media trasera ¡ª2? aviso¡ª (ovaci¨®n).
Daniel Luque: pinchazo y estocada ladeada (silencio); pinchazo y un descabello (silencio).
Diego Silveti: que confirm¨® la alternativa: dos pinchazos y estocada ladeada (palmas); bajonazo (silencio).
Plaza de Las Ventas 23 de mayo. Decimoquinta corrida de feria. Casi lleno.
Entre la basura destac¨® el cuarto de la tarde, manso y blando como los dem¨¢s, que se vino arriba en banderillas y sac¨® la casta codiciosa en la muleta. Le toc¨® a Castella, recibido con cari?o por los tendidos, a los que brind¨® con la sensaci¨®n de que habr¨ªa faena grande. Y m¨¢s que grande, lo que hubo en demas¨ªa fue una faena larga, interminable, plagada de altibajos, irregular, en la que destac¨®, por encima de todo, la calidad del toro, que no se cans¨® de embestir. El comienzo fue espectacular, firme en el centro del anillo, con un pase cambiado por la espalda y una sucesi¨®n variada de destellos cargados de elegancia. Y, a partir de ah¨ª, con el p¨²blico ya en el bolsillo, Castella encaden¨® una y otra tanda por ambas manos, hasta ocho, de modo que son¨® un aviso antes de perfilarse para matar y un segundo antes de que toro cayera. Y lo que pudo ser un triunfo por el ambiente creado m¨¢s que por la calidad de su labor, se desvaneci¨® como la espuma. El torero se cerr¨® solito la puerta del triunfo, y puso de manifiesto lo importante que es en el toreo la gesti¨®n del tiempo. La emoci¨®n primera dio paso al sopor, y parece que el ¨²nico que no se enter¨® fue el propio torero.
Ah¨ª se acab¨® la presente historia. Su primero, sobrero, fue tan descastado que lo pasaport¨® con prontitud y nos ahorr¨® el sufrimiento. Pero a¨²n quedaba Daniel Luque, que da la impresi¨®n de estar bloqueado y con un hartazgo de vulgaridad en sus mu?ecas. Luque torea mucho mejor de lo que ayer demostr¨®. Bueno, lo que dijo ayer es que es un pegapases con dif¨ªcil remedio. Muy mal ante el birrioso segundo, y acelerado, embarullado y sin ideas ante el repetidor quinto, que se dej¨® torear y Luque no supo.
Confirm¨® el mexicano Diego Silveti, pulcro y fr¨ªo ante el flojo y bonancible primero, y con pocos recursos ante el sexto, segundo sobrero, que exig¨ªa una muleta m¨¢s poderosa y templada que la suya.
OVACI?N: Jos¨¦ Chac¨®n el jug¨® el tipo en el segundo par de banderillas al cuarto de la tarde.
PITOS: Fracaso sin paliativos, a pesar de la casta de Fusilero, de la ganader¨ªa de N¨²?ez del Cuvillo.
Al final, qued¨® para el recuerdo la casta de Fusilero ¡ªas¨ª se llamaba el cuarto¡ª y la incapacidad de Castella para alcanzar el triunfo que su oponente le ofreci¨® en bandeja. ?Ay, lo importante que es pensar en la cara del toro¡!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.