¡°Merkel, es hora de Rock in Rio¡±
El fundador del festival, Roberto Medina, opone optimismo musical al clima de des¨¢nimo La cita re¨²ne en Lisboa a m¨¢s de 40.000 seguidores del ¡®heavy metal¡¯
Al evangelio para salir de la crisis que se predica desde Alemania le ha salido un Calvino carioca, para alegr¨ªa de Fran?ois Hollande. Roberto Medina, un empresario brasile?o que en 1985 tuvo la idea de unir a AC/DC y James Taylor bajo la misma carpa, le espetaba la semana pasada a Merkel desde Madrid: ¡°Angela, es hora de Rock in Rio". Y anoche, m¨¢s de 40.000 personas acudieron a la llamada de este mastod¨®ntico encuentro que mezcla todo tipo de estilos musicales, mercadotecnia por doquier y obra social en su quinta edici¨®n en Lisboa, pese a la crisis y el rescate de Portugal ¡ªdel que por cierto, se cumple ahora un a?o¡ª.
Despu¨¦s de 10 ediciones y m¨¢s de 880 horas de m¨²sicas disparadas a la retina gracias al efecto viral de las redes sociales, aun resulta impactante recibir a la mole de Rock in Rio que durante este fin de semana y el 1, 2 y 3 de junio har¨¢ tronar un parque de 200.000 metros cuadrados a las afueras de Lisboa.
Por suerte, el sentimiento es compartido. La avalancha heavy que irrumpi¨® en el recinto para disfrutar de una jornada que ya se ha convertido en un cl¨¢sico, pese al apellido de la cita, parec¨ªa igual de embargada, a tenor del despliegue de cuernos y profundos ruidos guturales que liberaban al pasar la valla.
Metallica, Evanescence, Mastodon y Sepultura, los primeros en tocar con la ayuda contundente de Tambours du Bronx, ocuparon el escenario principal.
Mastodon despleg¨® The Hunter, su ¨²ltimo trabajo que les abri¨® las p¨¢ginas de publicaciones musicales no especializadas en esto del metal, con ca?onazos como Curl of the burl. Tras ellos, Evanescence tom¨® el escenario con su nuevo disco hom¨®nimo en una actuaci¨®n que si se hubiera producido 24 horas despu¨¦s en Bak¨² (Azerbaiy¨¢n), en Eurovisi¨®n, no hubiera chirriado tanto. La banda ya es solo Amy Lee y su poder¨ªo de mezzosoprano capaz de dar el pego un rato con su est¨¦tica g¨®tica de pelo negro.
Kirk Hammett, Lars Ulrich, James Hetfield y su ¨²ltima incorporaci¨®n en el bajo, Robert Trujillo celebran estos meses el aniversario de su Black album (Elektra Records, 1991). Y en eso consisti¨® el recital que cerr¨® el escenario principal antes de que los DJ hicieran aparici¨®n. Con algo de retraso para el estricto horario de Rock in Rio ofrecieron un espect¨¢culo de laser y pirot¨¦cnica que reprodujo el disco con el que vendieron m¨¢s de 25 millones de copias, responsable de que el metal se ablandara para todos los p¨²blicos.
Por primera vez, el p¨²blico que se hab¨ªa repartido entre los dos escenarios del recinto, se aglutin¨® en el peque?o valle que encierra el parque Bela Vista, y eso que era la cuarta vez que pisaban tierra lusa. Hammet y los suyos dieron un concierto de m¨¢s de dos horas con momentos de aut¨¦ntica comuni¨®n entre banda y p¨²blico, en especial cuando son¨® Nothing else matters. Metallica supo adapatar al directo su Black album, y hasta le puso fuego y artificio en unos bises que se confundieron con la habitual despedida del festival.
La alegr¨ªa como moneda de cambio
¡°Europa est¨¢ paralizada, no mira hacia delante¡±, resolv¨ªa en 30 segundos la crisis Medina en una esquina del lujoso espacio VIP en el que para el empresario. ¡°Que vengan aqu¨ª: 350.000 personas felices, la alegr¨ªa como moneda de cambio, 10.000 empleos directos y un impacto en la ciudad de m¨¢s de 150 millones de d¨®lares [seg¨²n un estudio de la Universidad Cat¨®lica de Lisboa]¡±. El truco est¨¢ en lo que Medina denomina ¡°la fiesta de los patrocinadores¡±, de los que factura casi la mitad de la inversi¨®n que realiza all¨¢ donde planea uno de sus festivales, y que han convertido esta cita en un ¡°Disneyland rockero¡±. Tirolinas, una noria y hasta una monta?a rusa para pasar el tiempo entre concierto y concierto.
Hasta que la furia heavy hizo aparici¨®n en el escenario Mundo, la parroquia de melenas, camisetas largas, en el caso de ellos; alg¨²n cors¨¦, mucho encaje y transparencias para ellas, hac¨ªa tiempo en las atracciones principales. Un banco nacional provocaba al gallinero con un karaoke y unas cuantas gog¨®s. Otras marcas atra¨ªan a la gente hacia la Rock Street, una recreaci¨®n de una calle de Nueva Orleans con banda de jazz incluida. Pero los que engancharon al personal fueron unos j¨®venes aspirantes a bailarines que entre improvisaciones y coreograf¨ªas m¨¢s o menos preparadas, congregaron al mayor n¨²mero de p¨²blico frente al escenario Street Dance. Ellas emulaban a Rihanna, ellos se pavoneaban como pod¨ªan, conscientes de que les iba a faltar un poco m¨¢s de cadera para volverse acompa?ados anoche a casa.
La paradoja que se produce una vez pasado el umbral es tal, que hasta hab¨ªa cola delante de un peluquero loco que recordaba a Fleky, la casilla en la que nadie quer¨ªa caer en el Juego de la Oca de Emilio Arag¨®n.
El segundo cap¨ªtulo del festival, preparado para el 1, 2 y 3 de junio, tendr¨¢ como protagonistas a Stevie Wonder, en su ¨²nica actuaci¨®n del circuito Rock in Rio de este a?o, Bruce Springsteen, Bryan Adams y Lenny Kravitz, entre otros.
La edici¨®n lisboeta es adem¨¢s la primera que celebra la venta del 50% de la empresa Rock World S.A., propietaria de la marca Rock in Rio, a IMX Live. Seg¨²n la previsi¨®n esta operaci¨®n conllevar¨¢ en los pr¨®ximos a?os una inversi¨®n de 350 millones de d¨®lares para el festival. La inyecci¨®n ha puesto en el mapa nuevas citas, que adem¨¢s de las ya programadas ¨CMadrid en un mes, Brasil y Argentina en 2013-, tienen sabor a M¨¦xico, Per¨² y ?Estados Unidos? ¡°Yo ya me he comprado un piso en Nueva York¡±, avisa Medina.
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