C¨¦sar Antonio Molina: ¡°El lector es el gran olvidado de la literatura¡±
El exministro de Cultura publica el quinto tomo de sus memorias de ficci¨®n A partir de octubre dirigir¨¢ La Casa del lector, en el Matadero de Madrid
Toda una vida anotando citas, recuerdos, pensamientos e ideas sin saber para qu¨¦ hasta que un d¨ªa, en el umbral de su 50 cumplea?os, Cesar Antonio Molina (A Coru?a, 1952) ech¨® la vista atr¨¢s y vislumbr¨® un largo recorrido a sus espaldas; mir¨® despu¨¦s hacia delante y vio que quedaba menos. ¡°Sent¨ª la necesidad de reflexionar sobre todo ese tiempo y las cosas que se hab¨ªan acumulado en mi memoria, las lecturas, la m¨²sica, los lugares, las pel¨ªculas, los museos, los pa¨ªses y los personajes que he ido dejando en el camino¡±. As¨ª nacen, en 2002, las memorias de ficci¨®n de este poeta gallego, escritor, exministro de Cultura en el gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, profesor de Humanidades y Comunicaci¨®n en la Universidad Complutense, exdirector de instituciones culturales como el Instituto Cervantes o el C¨ªrculo de Bellas Artes y, ahora, director de la Casa del Lector. Donde la eternidad envejece (Debate) es el quinto tomo de esta colecci¨®n de viajes, memorias y ficciones.
El eje tem¨¢tico de este libro es el tiempo, la eternidad, las invenciones del ser humano para tratar de vencer al tiempo y perpetuarse, ?Pero c¨®mo desafiar al tiempo? ¡°Los hombres nos inventamos la Cultura para enga?ar, sobrevivir y permanecer a trav¨¦s de los a?os y de los siglos intentando esquivarlo. Competir con ¨¦l es un consuelo para la propia vida¡±, explica Molina en la cafeter¨ªa de un hotel de la Gran V¨ªa madrile?a. Habla con miedo de que sus recuerdos y los saberes adquiridos puedan ser arrebatados por ese tiempo temido. ¡°La memoria es muy importante para un escritor, por eso estos libros son como si mis propios ojos fueran una c¨¢mara de cine y hubieran grabado a lo largo de mi vida im¨¢genes e im¨¢genes¡±.
Donde la eternidad envejece es un viaje sin otro transporte que la Cultura y la historia de los propios lugares. Molina viaja a Roma y en la misma p¨¢gina se encuentra con S¨¦neca, pasea por los decorados donde rod¨® Fellini y entona un canci¨®n de Lucio Dalla; en Nueva York visita la tumba del padre de Moby Dick, Herman Melville, recuerda a un Stanley Kubrick fot¨®grafo y al pintor alem¨¢n Otto Dix; en Argentina visita la ciudad de Rosario, por donde pasaron Federico Garc¨ªa Lorca, Darwin o Juan Pablo II, y pasea con Bustos Domenecq, un autor ficticio con el que firmaron varias obras colaborativas Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. El poeta no distingue de ¨¦pocas sino de lugares, y los personajes que pasaron por ellos convirti¨¦ndolos en eternos: ¡°Todos los tiempos y todas las ¨¦pocas son tu propia ¨¦poca, todos los autores con los que puedes dialogar son tus contempor¨¢neos. Ellos son mis grandes compa?eros de viaje, me gu¨ªan y yo piso sus huellas¡±.
El libro electr¨®nico no es ning¨²n Dios"
As¨ª es como el autor visita sus lugares y sus memorias, acompa?ado por sus grandes pasiones: la lectura y la escritura. A trav¨¦s de estos caminos Cesar Antonio Molina ha ido haciendo el gran viaje de su vida, conociendo los oficios de la Cultura desde muy joven cuando empez¨® a escribir en los peri¨®dicos, luego hizo una parada en la docencia, la gesti¨®n cultural, el Ministerio, la escritura, las conferencias¡ ?D¨®nde se quieren instalar los eternos viajeros? ¡°Ninguna faceta ha sido m¨¢s importante que otra, cada labor ha tenido su ense?anza y cada cosa ha sido extraordinaria en s¨ª misma. Eso s¨ª, ha habido una que las ha unido a todas ellas: la escritura. Antes y despu¨¦s siempre ha estado ah¨ª conmigo, y es la que va a dejar la memoria de cada una de las paradas de mi vida¡±, apunta el escritor.
En su nueva aventura como director de la Casa del Lector, cuya inauguraci¨®n est¨¢ prevista en el Matadero de Madrid el pr¨®ximo mes de octubre, el poeta gallego pretende ensalzar la figura del lector, a quien considera el gran olvidado de la historia de la literatura. Molina defiende que el lector, entendido como consumidor de todas las artes, es tan artista como el creador. ¡°Es su mejor interlocutor y nunca se ha escrito una historia sobre los lectores, que siempre ha sido gente que pasa desapercibida. Muchos de los grandes lectores son los propios escritores: Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Octavio paz, Borges, Cernuda, Guill¨¦n¡ Ya tenemos una gran lista posible de grandes lectores. Pero luego est¨¢n los an¨®nimos, y tenemos que dar, como ¨²ltimo paso, el reverso de la lectura y verla desde el punto de vista del lector. La biblioteca de un lector o de un escritor es fundamental, la m¨ªa es trascendental porque es la que ha conformado mi manera de ser, de entender el mundo y mi forma ¨¦tica de actuar¡±.
Mientras habla de bibliotecas y de su importancia en la historia del pensamiento, la filosof¨ªa y las artes, Molina mantiene la vista fija en un iPad que graba la conversaci¨®n sobre la mesa. Apunta, con cierto recelo, que para que el libro sobreviva tambi¨¦n hay que adaptarse a las nuevas tecnolog¨ªas, y mira hacia la tableta mientras habla de la nostalgia del libro, de su olor y sus p¨¢ginas que envejecen y amarillean al tiempo que el lector, y del objeto f¨ªsico como obra de arte. ¡°No debemos caer en la idolatr¨ªa de los objetos porque el libro electr¨®nico no es ning¨²n dios, la lectura sobre el soporte que sea, conlleva siempre el mismo ritual: silencio, atenci¨®n, reflexi¨®n e interpretaci¨®n. Ese es el legado que los siglos nos han dejado y que tenemos que salvar¡±. Molina es reacio a convertir en virtual su biblioteca, quiz¨¢s por melancol¨ªa, quiz¨¢s porque teme que otro, como ¨¦l mismo har¨ªa, no pueda desvelar sus secretos a trav¨¦s de ella.
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