?Malditos ingleses!
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Marc Pastor es un escritor barcelon¨¦s cuyo ¨²ltimo libro, El a?o de la plaga (una maravillosa ¨Ce ins¨®lita- revisi¨®n de La invasi¨®n de los ultracuerpos) acaba de ser escogido por Zentropa Espa?a como uno de los proyectos de la casa en un futuro pr¨®ximo.
El libro, publicado por RBA, es obligatorio para los amantes de la ciencia-ficci¨®n y de la literatura de g¨¦nero (ll¨¢mese terror o fantas¨ªa) y un magn¨ªfico ejemplo de la validez de la cultura pop en el s.XXI. M¨¢s all¨¢ del bombo, la raz¨®n por la que menciono a Pastor es porque fue ¨¦l la persona que me recomend¨® Inside men (que llegar¨¢ a Espa?a en julio en Canal +). Como si fuera un encantador de serpientes un d¨ªa me solt¨® ¡°?sabes que cuando Idris Elba se fue a rodar Thor 2 a Estados Unidos todos sus colegas de Luther mataron la espera con otra serie?¡±. Francamente, no s¨¦ qui¨¦n podr¨ªa resistirse a algo as¨ª.
?Qu¨¦ es Inside men? Pues b¨¢sicamente una serie que cuenta la historia de tres tipos que trabajan en un deposito de cash en el Reino Unido (un sitio por donde pasan toneladas de efectivo). Por all¨ª pasan millones de libras cada d¨ªa y dos de los tres (los empleados, la tercera pata de la mesa es el jefe, interpretado por Mackintosh) encuentran un m¨¦todo para empezar a llevarse dinero d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n.
Lamentablemente (para ellos) alguien les pilla¡ Y all¨ª empieza el jaleo.
ATENCI?N: SPOILERS
Inside men es una historia de esas de g¨¦nero negro que de haber ca¨ªdo en las manos de Jim Thompson habr¨ªan acabado en una gigantesca escabechina, sin embargo los tortuosos caminos de esta serie son algo distintos: el que pilla a los empleados trincando la pasta no es otro que el jefe del cotarro; lo que pasa es que a este se?or (el genial Mackintosh, que ya demostr¨® en Luther que era un tipo intrigante, en todas las acepciones del t¨¦rmino) no tiene demasiado inter¨¦s en denunciar a sus currantes y prefiere sumarse al plan y llevarlo un poco m¨¢s arriba. Es decir, que se lo quiere llevar todo y no unos billetes aqu¨ª y all¨¢.
Como todo lo que hacen los hijos de la Gran Breta?a, Inside men es impecable a todos los niveles: dise?o de producci¨®n, fotograf¨ªa, gui¨®n y reparto. Cierto es que el giro final (algo absurdo, para qu¨¦ nos vamos a enga?ar) no es digno de finiquitar lo que hemos visto antes, pero hasta llegar a ese punto todo ha sido exquisito. Y es que hay algo en Inside men que llama la atenci¨®n: la hip¨®tesis que plantea y su desarrollo ser¨ªan risibles sin un punto de apoyo actoral y otro punto -surrealista, si uno quiere verlo as¨ª- de fe. Esa es probablemente la primera lecci¨®n a extraer de esta serie: hecha con cuatro libras y en un periodo de tiempo hiper-limitado (como si fuera un pasatiempo con c¨¢maras) el nivel de talento acumulado alcanza tales niveles que el crucigrama acaba pareciendo la teor¨ªa de cuerdas. El ¨¦xito, puestos a especular, radica en la seguridad y el aplomo de la industria televisiva brit¨¢nica. Cuando uno se cree capaz de todo hay pocas cosas que no pueda hacer.
Esa solidez estructural se huele por todas partes en Inside men, donde los protagonistas se mueven con la seguridad que garantiza saber que todos en la mesa de juego son aut¨¦nticos profesionales. Por eso nos la creemos, por eso funciona, por eso ¨Caunque el casting se asemeje a una reuni¨®n de adictos a los secundarios de lujo- todo avanza como las agujas de un reloj suizo.
Inside men es la en¨¦sima prueba de la excelencia de la ficci¨®n brit¨¢nica: esa salud de hierro a la que estamos poco habituados en este pa¨ªs donde a¨²n andamos a rastras en lo que a atrevimiento televisivo se refiere. Es poco probable que alguna vez les alcancemos, pero al menos deber¨ªamos tratar de imitarlos.
Por pedir que no quede.
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