BCE nuestro
Banco Central Europeo, que est¨¢s en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino. H¨¢gase tu voluntad aqu¨ª en Espa?a como en Europa. Danos hoy nuestro pan de cada d¨ªa; y perd¨®nanos nuestras deudas, as¨ª como nosotros recapitalizamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentaci¨®n, y l¨ªbranos del mal. Am¨¦n. ?Por qu¨¦ seguimos empe?ados en recabar la opini¨®n de expertos economistas, videntes y profetas monetarios, si ha quedado claro que de lo que se trata es de rezar, todo lo que sepamos, al Banco Central Europeo? Cuanto m¨¢s se profundiza en el agujero negro financiero m¨¢s crece la fe en el rescate monetario europeo. Como sucede a menudo en campos art¨ªsticos, muchos prefieren tornar oscuro lo que es transparente. Tiene m¨¢s prestigio lo incomprensible que lo asequible. En eso hay algo de religioso tambi¨¦n.
En las semanas pasadas, los analistas dominantes han crujido a Paul Krugman, que se ha convertido en algo as¨ª como el Willy Toledo de la econom¨ªa mundial. La caricatura lo presenta alertando de un corralito en Espa?a y le han llovido reprimendas y chuflas. Pero si algo es criticable en Krugman es que lleva publicando el mismo art¨ªculo desde hace tres a?os. Para los que escribimos a diario es un ejemplo de optimizaci¨®n de recursos. Lo que dice Krugman es lo que van a hacer los doctrinarios europeos, al darle la raz¨®n despu¨¦s de pasar por todas las fases del enamoramiento: negaci¨®n, rechazo, frialdad y finalmente entrega.
Espa?a, con su riqueza latente siempre humillada por estructuras caducas, vive en vilo ante la amenaza de la intervenci¨®n. La prima de riesgo era insostenible en 300 puntos y ahora est¨¢ en 500. Lo bancos locales eran mod¨¦licos y hoy son nacionalizados por neoliberales. Resulta que el rescate pod¨ªa limitarse a un rescate monetario y la intervenci¨®n a reforzar una pol¨ªtica econ¨®mica com¨²n europea. Y tambi¨¦n que no hay crecimiento sin est¨ªmulo ni lucha contra el d¨¦ficit sin crecimiento. Valen m¨¢s los padrenuestros del G-7 que las s¨²plicas de los ciudadanos que ven c¨®mo les roban el esfuerzo de d¨¦cadas. ?Escuchar¨¢n arriba o aumentar¨¢ la dosis de dolor para acrecentar el prestigio de los reparadores?
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