Vila-Matas: ¡°La realidad se est¨¢ convirtiendo en una aventura interesante¡±
Dice que va acerc¨¢ndose cautelosamente a la realidad Fue escritor maldito, hoy busca encontrarse bien y sigue persiguiendo cierta ¨¢urea inclasificable ¡®Aire de Dylan¡¯ es la ¨²ltima novela de un grande de nuestras letras
Un d¨ªa, a la fuerza, Enrique Vila-Matas comprendi¨® quiz¨¢ que su estela de maldito le apretaba las costuras. Sufri¨® un colapso debido a la mala vida, delir¨® ¨Cno literariamente, sino literalmente¨C y tuvo suerte de seguir en este mundo. Uno va en busca de ese nuevo Vila-Matas, obsesionado con las fronteras vitales y creativas, empe?ado en labrarse una ficci¨®n en puja con el espejo real donde se mira y aparece ¨¦l mismo. Hoy encontramos a un hombre interesado m¨¢s por la realidad e incluso por la felicidad, que no moja la ansiedad en alcohol y que solo la ba?a en tinta. Cr¨ªtico con la posmodernidad siendo posmoderno, juguet¨®n, risue?o y relajado al sentirse ya sin el peso de su propia leyenda, el autor de Aire de Dylan (Seix Barral) se empe?a en alcanzar la autenticidad. ?Y qui¨¦n fue antes? ?Qui¨¦n era antes? ?Una farsa? ?Un meditado invento?
En una conferencia que dio usted recientemente en la Biblioteca Nacional hablaba de la ligereza. ?Qu¨¦ es eso? Hacer del lenguaje un elemento sin peso que flota sobre las cosas como una nube. Se cuenta la an¨¦cdota del poeta Cavalcanti, que va por un cementerio de Florencia y se le acercan unos juerguistas que le dijeron: Se le ve poco a usted de noche. Y el respondi¨®: Ni de d¨ªa¡±, y dio un salto sobre una tumba para pasarse al cementerio de al lado. Esto es interesante, sobre todo cuando te acosan.
?Escabullirse? No, plantearse mirar al mundo con otra l¨®gica, con im¨¢genes de levedad, de ingravidez porque, como demuestra la ciencia, el mundo se apoya sobre entidades sutil¨ªsimas, como los mensajes del ADN, los impulsos de las neuronas, los quarks y los bytes que sustituyen a las m¨¢quinas de hierro. Estamos en manos de lo leve y no lo pesado. Esto hay que aplicarlo a la prosa y a la literatura y definirse. Me gusta record¨¢rselo con perspectiva a quienes dijeron, cuando apareci¨® la Historia abreviada de la Literatura port¨¢til, que era light. Ha perdurado m¨¢s que otras cosas pesadas. Tambi¨¦n lo dec¨ªa Torrente Ballester, que la literatura espa?ola no estaba preparada para entender la ligereza de obras como el Quijote, por ejemplo, porque era una novela llena de humor.
?Y d¨®nde quedar¨ªa en esto la poes¨ªa? Se supone que sobre ella debe recaer la intensidad del lenguaje. Y en este sentido cierta pesadez. Pues no. Mira Emily Dickinson, capaz de contar en cuatro palabras intensas y tensas la fragilidad de una rosa por la ma?ana.
?La ligereza que usted reivindica propone que las ideas prevalezcan sobre el lenguaje? No, las ideas deben trasladarse a trav¨¦s de las propias ideas. A ver, ahora me voy a convertir en un defensor de la ligereza, y tampoco es esto, ?no?
Es un tema. S¨ª, ?d¨®nde est¨¢ la profundidad? Pues en la superficie¡ Depende de c¨®mo se expliquen las cosas.
?A lo mejor no nos detenemos a observar lo palpable cuando nos revela m¨¢s que lo oculto? ?Estaremos obsesionados por el enga?o, por la manipulaci¨®n y buscamos detr¨¢s cuando tenemos las cosas importantes delante de nuestras narices? S¨ª, ya lo dice Wittgenstein, la humanidad siempre repite su historia, las mismas cosas, los mismos pensamientos, yque eso se debe a que hemos ca¨ªdo en la trampa de nuestras propias palabras. Al haber inventado la realidad y al tiempo la ficci¨®n nos tendemos las mismas trampas que generaciones anteriores.
?Nos encontramos en un bucle? S¨ª, me parece que s¨ª, aunque nunca afirmo nada contundentemente, puede ser. Es lo que explica Wittgenstein en fragmentos breves y leves, tanto, que lo he podido entender hasta yo mismo.
Bueno, ah¨ª entra su propia provocaci¨®n, porque la ligereza est¨¢ muy mal vista ¨²ltimamente. Ya pero es un concepto necesario para la literatura del futuro. En mi ¨²ltima novela suceden hechos extravagantes, sorprendentes, pero apenas explicados, que se dejan en la superficie porque eso es suficiente para que nosotros, detr¨¢s, a?adamos la profundidad que requieren.
Pero eso no es ligereza, es sugerencia. Es posible. Pero dicho esto no quiero defender ya m¨¢s la ligereza porque no soy su palad¨ªn.
Vale. Pues ahora expl¨ªqueme c¨®mo ha sido usted capaz de hacer una cr¨ªtica a la posmodernidad en su ¨²ltima novela, cuando es usted un escritor tremendamente posmoderno. Digamos que eso es un hecho lateral que queda en la cr¨ªtica al posmoderno que fui y que sigo siendo. De hecho, en la tercera edici¨®n del libro eso no aparece ya en la promoci¨®n.
?Han eliminado ese cebo? Pero ya que usted se define como tal, ?cu¨¢ndo fue consciente de serlo? Lo le¨ª en algunas cr¨ªticas, pero creo que nunca lo he sido especialmente, solo formo parte del mismo decorado de la ¨¦poca, como todos. Hay algo que me disgusta de esa esencia posmoderna: creer que vamos mejorando dentro de las vanguardias cuando en realidad no es as¨ª, yo no lo comparto. Mi experiencia lo demuestra, si escrib¨ª un primer libro que no estaba mal, el segundo, el tercero o el cuarto no eran mejores, as¨ª que mi trayectoria lo desmiente.
Cada cual tiene sus afanes, la b¨²squeda persiste. Pero no nos despistemos, ?qu¨¦ es la posmodernidad? Una definici¨®n universitaria.
?Qu¨¦ viene a decir? Clasifica la sucesi¨®n de la modernidad, viene a definir el fin de las vanguardias, de ciertos ideales, de compromisos est¨¦ticos, la mezcla, que trabajamos sobre lo ya hecho, en este sentido, ironizo en la novela sobre el tinglado cultural en que estamos metidos.
?Cu¨¢l? Sobre los posibles grandes hallazgos de la cultura contempor¨¢nea. Pero no quiero hablar como un te¨®rico porque me pierdo siempre.
Pues no lo teorice, n¨¢rrelo. Se ve en el D¨ªa del Libro en Barcelona. C¨®mo un se?or firmaba libros en nombre de un autor sueco que no estaba.
Eso s¨ª que es posmoderno: la suplantaci¨®n, la copia. El a?o que viene veremos a un actor que suplante a Vila-Matas y yo me quedar¨¦ en casa escribiendo. Otro s¨ªntoma es eso de dejar el primer cap¨ªtulo en Internet para que te compres luego la novela, esto va a crear un mundo de primeros cap¨ªtulos¡
?Y si los mezcl¨¢ramos entre s¨ª y construy¨¦ramos una novela ¡®dada¡¯? Estar¨ªa bien. Lo que pasa es que deber¨ªan ser fuertes, eso est¨¢ tambi¨¦n imperando, cuando lo que sabemos es que debemos empezar las novelas de una manera m¨¢s tranquila para ir mejorando y llevando al lector al territorio que deseas. Una primera frase extraordinaria puede provocar el colapso en la cuarta p¨¢gina. La primera frase debe ser atractiva y ya.
?Le gusta autoparodiarse? En esto, usted mismo es consciente de que ha cambiado. Antes quer¨ªa ser un escritor maldito. ?Y ahora? Bueno, yo nunca dije que quisiera serlo, pero de alguna manera me fui convirtiendo en ello, forma parte de los cambios que se producen en la vida de uno y tambi¨¦n en la literatura, sigo siendo el mismo de la Historia abreviada, pero con los cambios que he sufrido y que me han producido mis lecturas, que han variado, como en todos. Hay quien dice tambi¨¦n que no he cambiado, que en realidad sigo siendo el mismo, pero de forma m¨¢s templada.
Ya, porque usted se defin¨ªa como una especie de Clint Eastwood¡ Veo que est¨¢ bien informado¡ Iba de justiciero algunas veces.
?Qu¨¦ le provocaba saltar de manera virulenta? Tampoco era tan agresivo, solo de vez en cuando. ?Parezco agresivo?
Dicen, pero me cuesta creerlo. Los insultos no pasaban de decirle a alguien tonto; en serio, que yo sepa no pasaban de ah¨ª. Quiz¨¢ equivocadamente, tratando de mostrarme verdadero en todos los sentidos, con mi capacidad de seducci¨®n y al tiempo presentando mis defectos. Es una locura haberlo intentado, se consigue mejor escribiendo. Ah¨ª estaba el lado oscuro tambi¨¦n, ahora lo vuelco en mi escritura dentro de la etapa en la que actualmente me encuentro, que yo creo que es la tercera. Sigo con la indagaci¨®n sobre m¨ª mismo, pero con m¨¢s profundidad que en las etapas anteriores.
?Con m¨¢s iron¨ªa? Puede que porque se conoce usted mucho mejor y sabe ya qui¨¦n no desea ser. S¨ª, ya he apartado muchas posibilidades de ser.
?Cu¨¢les? Bueno, casi todas.
?Puede ser un poco m¨¢s espec¨ªfico? No s¨¦¡
?El angustiado, el torturado, el que no se mostraba feliz? ?Lo es ahora? Bueno, no me lo he planteado, no es algo que me interese especialmente. Dudo mucho que la palabra corresponda a su significado. Trato de estar bien, sentirme bien. Busco que las cosas me vayan bien, siempre ha sido as¨ª, pero ahora m¨¢s. El otro d¨ªa alguien me lo dijo, que las cosas me iban bien.
?Demasiado bien? Yo le respond¨ª que se trataba de esto, porque lo sent¨ª casi como una acusaci¨®n. Claro, yo me muevo para que todo vaya bien, consciente de que en alg¨²n momento se romper¨¢ esa din¨¢mica, pero mientras pueda¡
Existe gente que desprecia la felicidad, como si fuera cosa de tontos, cuando en realidad es lo contrario. Quiz¨¢ yo busco m¨¢s el entusiasmo, o la pasi¨®n, son cosas que quedan mal vistas en el entorno literario, cuando en realidad sin ellas se pueden hacer pocas cosas.
Y menos en literatura. El optimismo tampoco gusta, pero es una cosa de aqu¨ª, europea. Yo creo que se trata de buscar el buen rollo, buscar peque?as satisfacciones cotidianas. En los ¨²ltimos a?os he pasado por momentos interesantes que, probablemente, si se hubiesen producido en la ¨¦poca en la que beb¨ªa y tend¨ªa a mitificarlo todo y a exagerarlo me habr¨ªa parecido que estaba en el para¨ªso. He logrado ahora mesurar los buenos momentos sin ning¨²n tipo de droga que me despiste de la normalidad, de la realidad. En ese sentido he ido acumulando experiencias muy interesantes sin que pasen de ser modestas, digamos, aunque las haya disfrutado con mayor plenitud que en otras ocasiones.
?La bebida, en usted, angustiaba y distorsionaba la vida hasta puntos sobredimensionados? Hasta el punto de creerme genial a veces por decir algo que no eran m¨¢s que estupideces. Exageras. A m¨ª me encanta lo que me dijo el otro d¨ªa Juan Mars¨¦. ?l es muy preciso. Me dijo: ¡°Creo que te vas acercando cautelosamente a la realidad¡±. Aqu¨ª es fundamental el ¡°cautelosamente¡±. Est¨¢ perfectamente expresado, es m¨¢s, creo que mi vida se dirige ahora a representar el papel que me ha marcado ¨¦l en este sentido.
?Cautelosamente real? Es cierto, me asombra ahora la realidad, a medida que me acerco a ella. Me asombran cosas como algo que escrib¨ª en un art¨ªculo un d¨ªa que iba caminando por la calle y una mujer que hablaba por tel¨¦fono m¨®vil se desplom¨®. Se present¨® un hecho que interfer¨ªa en la vida. Recuerdo que escrib¨ª: ?De modo que esta es la famosa realidad? La realidad se est¨¢ convirtiendo en una aventura interesante para m¨ª.
?A lo mejor porque se est¨¢ despojando de su personaje y es usted m¨¢s persona? Voy aproxim¨¢ndome a ello.
?Y eso sin contar que la b¨²squeda de una historia universal del fracaso por parte del protagonista de su ¨²ltima novela le siga atrayendo como tema? ?l quiere fracasar y no fracasa. Esta idea ha interesado mucho, creo que la idea predominante del fracaso es social, pero existe uno m¨¢s importante, el personal, la relaci¨®n que uno tiene con su realidad, su mundo, su verdad, que no debe ser nunca traicionada. Mucha gente fracasa al traicionarse, eso es lo importante. Tus propios fracasos los conoces t¨², cuando una novela no responde a la idea o al reto que t¨² te marcaste sobre ella. Ese es el fracaso que importa, no el que tengamos ante los dem¨¢s. Yo creo en lo que Juan Benet defin¨ªa como prestigio propio. Pero tambi¨¦n creo que nunca existe el fracaso total, como tampoco existe el ¨¦xito total. El ¨¦xito muchas veces conduce al infierno, como demuestran muchos casos en la historia de la humanidad.
Tambi¨¦n la autoexigencia puede ser infernal. S¨ª, pero hace muy entretenida la vida.
Ya. Aqu¨ª es muy importante tambi¨¦n divertirse. En las memorias de Baroja aparece un se?or a quien una vez le preguntaron: ?Usted es Mart¨ªnez?¡±. Y dijo: ¡°No, me llamo P¨¦rez, pero da igual porque lo importante es divertirse. Acercarse cautelosamente a la realidad es algo que entretiene¡ Se llega al arte a veces para pasar el tiempo. Muchos de los grandes se han dedicado a crear para eso, para pasar el tiempo¡ Bien. Como dicen los portugueses: ¡°Fa?er horas¡±. Hay gente que no admite esto. Se muestran como profetas, como grandes dogm¨¢ticos, eso les da una categor¨ªa, pero es todo una gran hipocres¨ªa.
?Y usted c¨®mo pasa las horas? ?En qu¨¦ momento?
Cuando no escribe, cuando no lee, cuando no ve f¨²tbol¡ Son muy importantes los amigos, las conversaciones, los encuentros. Ver a otros, antes no hab¨ªa tenido tiempo de verles con detenimiento.
?Verles con detenimiento? En el sentido de que me interesa lo que dicen, lo que hacen, c¨®mo ven ellos las cosas.
?No hab¨ªa tenido tiempo de escuchar a la gente? S¨ª¡
A ver si va a ser cierta esa impresi¨®n que yo ten¨ªa con respecto a usted ahora. Parece usted una farsa de s¨ª mismo. Alguien mucho m¨¢s original que la copia de antes. Abierto, educado, insisto, con perd¨®n, feliz, ligero, menos obsesionado con la literatura como t¨®tem¡ No deseo tener que excusarme de nada, ni arrepentirme, estoy m¨¢s all¨¢ de tener que dar explicaciones.
Parece hasta m¨¢s humilde. ?Lo es? No creo que lo haya sido nunca. Eso s¨ª, soy muy vanidoso. Bueno, dejemos este tema porque habr¨¢ quien diga¡ Soy t¨ªmido. Digamos que dej¨¦ el viaje interior y ahora estoy en el exterior.
?Se cans¨® usted de s¨ª mismo? El viaje anterior es muy pueril. La prueba son los que hac¨ªa al extranjero, de joven. Vas a lugares maravillosos, pero no ves nada, ni contemplas, porque, en realidad, el viaje es para mirarte a ti mismo. Ahora uno llega a un lugar, examina, estudia y ve.
Usted ha creado un propio canon est¨¦tico, literario, contracorriente, ?fue a prop¨®sito? S¨ª y existe en ¨¦l una jerarqu¨ªa, aunque puedan estar equivocadas. Para m¨ª, los Rolling Stones ser¨¢n m¨¢s que Madonna. ?Por qu¨¦? Porque arriesgan y hacen algo que no se hab¨ªa hecho antes. Crean un mundo propio, y los dem¨¢s salen de ah¨ª sin aportar nada.
?Los imitadores de ese canon, no cree que da?an demasiado el original? Quiz¨¢ sea culpa m¨ªa. Muchos se creen que con unas citas literarias est¨¢ todo arreglado, pero no se trata de esto. Son equ¨ªvocos que se producen. Pero yo me transformo continuamente, cambio, por eso es dif¨ªcil acercarse a m¨ª, me cuesta a m¨ª acercarme a m¨ª mismo.
Eso s¨ª que es posmoderno, oiga. Una vez, en una ciudad espa?ola lo o¨ª por primera vez: sal y trata de no ser posmoderno, por favor. Fue la primera vez que escuch¨¦ esa palabra aplicada a m¨ª mismo.
Autenticidad es lo que persigue ahora¡ ?Qu¨¦ es eso? En Aire de Dylan es donde m¨¢s estoy yo sin que lo parezca.
Todo le sonr¨ªe, ?hay algo que vaya mal? Bueno, lo de siempre: el ansia, la angustia, el n¨²cleo duro de la conciencia, es lo que trato de exponer en mis novelas.
?Y esa ansia la atemperaba antes con ayuda del alcohol y ahora no puede? Bueno, ahora me acerco al ansia con mucha tranquilidad, con nuevas formas de indagaci¨®n literaria. Es la ventaja de los escritores, hasta la mayor desgracia la explotan. Como Pessoa: el poeta es un fingidor. Todo lo que me ha ocurrido, hasta el colapso que tuve hace a?os, lo he escrito como si fuera otra persona. Es una deformaci¨®n interesante.
Pero de ese colapso ni era usted consciente. No, lo atribu¨ª a una resaca y a que hab¨ªa viajado a Argentina, esa mezcla me llevaba hacia delante, aunque me notaba m¨¢s raro de lo normal. Me comportaba de manera exc¨¦ntrica, pod¨ªa cambiar tres veces de hotel al d¨ªa, me parec¨ªa una gran aventura, aunque en Argentina ya no me pod¨ªa ni mover.
Pero se volvi¨® loco entonces. S¨ª, me entr¨® un delirio, un delirio interesante de todos modos. El viaje sin moverse del sitio. Pero me pasa en Barcelona, no salgo y la gente me pregunta, antes igual, pod¨ªa dar informaci¨®n de cuatro o cinco discotecas, sin m¨¢s, y ya muchos se cre¨ªan que dominaba la noche barcelonesa. Pero eso est¨¢ relacionado con la juventud, hay un momento en que la ciudad se vuelve toda tuya, despu¨¦s se convierte en algo extra?o, a medida que envejeces.
No le incomoda hablar de sus delirios, pero s¨ª de su infancia. ?Fue ni?o? Precisamente ahora, mis amigos de la orden del Finnegan¡¯s hemos quedado en escribir de la infancia. Nos reunimos los 16 de junio en Dubl¨ªn para homenajear a Joyce. Hemos quedado en escribir conjuntamente un libro sobre ello.
?En un escritor que ha sido maldito cabe un ni?o maldito, o fue usted feliz? S¨ª, no hubo complicaciones, ni conflictos.
?C¨®mo era? He pensado en la primera frase de lo que escribir¨¦ y es: ¡°No tengo recuerdos de la infancia¡±. A partir de ah¨ª voy a empezar a tenerlos, estoy seguro.
Alguno habr¨¢. El colegio, por ejemplo. Era el de los hermanos maristas, en el paseo de San Juan, un territorio m¨ªtico para m¨ª¡ No s¨¦, preg¨²ntame algo.
?Conflictos con los curas? No, no, no. Eran unos curas que despu¨¦s se sal¨ªan de la orden. Las clases de religi¨®n eran p¨¦simas, muy bajas de tono, bajo mi perspectiva de ni?o de 11 o 12 a?os. Los ni?os tienen una mirada cr¨ªtica, se dan cuenta.
Son ni?os, pero no son tontos. Claro, lo mismo que sab¨ªan si los profesores eran buenos o no. Llevaban como un drama que su fundador no hubiese llegado a santo, que se hubiese quedado en beato, y a nosotros eso nos parec¨ªa como de segunda. Luego fui a los jesuitas de la calle de Caspe y ah¨ª s¨ª hab¨ªa rigor, ah¨ª iba en serio, a las ocho de la ma?ana, misa diaria.
?Familia acomodada? Bueno, burgues¨ªa media, tuvimos problemas econ¨®micos, mi padre se hizo a s¨ª mismo, tiene 90 a?os, se dedic¨® a la construcci¨®n y fue concejal de Uni¨® Democr¨¢tica.
?Y su madre? ?Le marc¨® como escritor maldito? Una madre y un padre maravillosos, asombrosos. Miran todo lo que hago. Me debieron de ver un poco extravagante, pero no lo s¨¦. Quer¨ªa dedicarme a la escritura y eso no rend¨ªa econ¨®micamente. No hab¨ªa el menor porvenir, por eso estudi¨¦ Derecho.
?Hermanos? S¨ª, tres; soy el mayor y eso me ha convertido en un ser muy responsable a la larga. Hizo recaer en m¨ª una presencia cuando el padre estaba ausente. Se me inculc¨® un esp¨ªritu de lucha y de trabajo en el que siempre me he movido, a pesar de todos mis devaneos.
Ni?o feliz, escritor atormentado
Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) fue un ni?o feliz que se transform¨® en maestro de lo metaliterario. Eso atormenta porque consiste en ir tras los pasos de las p¨¢ginas m¨¢s angustiosas y extra?as y despreciadas de la literatura universal. Estudi¨® Derecho y Periodismo, entr¨® en la revista 'Fotogramas' en 1968. Se fue a Par¨ªs en ese mismo a?o, no porque quisiera ser escritor, que s¨ª, sino m¨¢s bien porque all¨ª le dejaban casa. Escribi¨® su primera obra, En un lugar solitario tras su mili en Melilla, pero el ¨¦xito le vino con Historia abreviada de la literatura port¨¢til. Le sucedieron otras obras fundamentales como Suicidios ejemplares, Bartleby y compa?¨ªa, Par¨ªs no se acaba nunca, Doctor Pasavento, Exploradores del abismo, Dublinesca¡ Y premios como su Legi¨®n de Honor, el R¨®mulo Gallegos por El viaje vertical, el Herralde, el Nacional de la Cr¨ªtica, el M¨¦dicis. Y lo que nos rondar¨¢¡
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