Las mujeres matan m¨¢s
Carme Riera ha imaginado, con un refrescante sentido del humor, una serie de cr¨ªmenes en la universidad. Claudia Pi?eiro radiograf¨ªa la desigualdad y el abuso de poder. Ambas autoras muestran en sus novelas una gran maestr¨ªa narrativa
Aunque el t¨®pico tradicional adjudica al g¨¦nero femenino un temperamento pasivo y no violento, resulta que las mujeres siempre hemos destacado en las novelas de cr¨ªmenes, desde la archiconocida Agatha Christie, una se?ora deliciosa cuyos libros encuentro aburrid¨ªsimos, hasta las ¨²ltimas reinas de la moda negra, como la sueca ?sa Larsson o la francesa Fred Vargas, por citar tan s¨®lo dos dentro de una legi¨®n de narradoras mort¨ªferas. Adem¨¢s de la monumental Patricia Highsmith, que para m¨ª es una/uno de los grandes escritores del siglo XX. Esta contradicci¨®n entre la supuesta beatitud innata de las chicas (tesis que tambi¨¦n sostienen algunas feministas) y nuestra capacidad para imaginar y describir feroces degollinas, no s¨®lo demuestra una vez m¨¢s la estupidez de los estereotipos sexistas, sino que incluso podr¨ªamos deducir que la represi¨®n de los impulsos agresivos atiborra la cabeza de las pulcras damas de ensue?os ensangrentados y terribles.
Por cierto que, como es sabido, una de las reinas de la novela negra, la inglesa Anne Perry, autora de notables thrillers victorianos, ni siquiera sublim¨® su violencia y antes de llegar a la escritura atraves¨® por el infierno de la sucia sangre real, del terror y la furia. En 1954, a los quince a?os de edad, mientras viv¨ªa en Nueva Zelanda, Anne, que entonces se llamaba Juliet, mat¨® junto con su amiga Pauline, de diecis¨¦is a?os, a la madre de ¨¦sta. Y lo m¨¢s terrible fue la forma en que la mataron: con premeditaci¨®n, torpeza, brutalidad y sa?a. Metieron un ladrillo en una media y machacaron la cabeza de la mujer hasta acabar con ella (lo cuenta la pel¨ªcula Criaturas celestiales de Peter Jackson). Las chicas fueron juzgadas y condenadas, pero, gracias a su corta edad, salieron de la c¨¢rcel unos cinco a?os m¨¢s tarde, con la condici¨®n de no volver a verse nunca m¨¢s. Supongo que lo habr¨¢n cumplido, aunque la historia es tan tremenda y peculiar que no puedo por menos que preguntarme qu¨¦ sentir¨¢ Anne Perry al saber que en alg¨²n lugar del mundo est¨¢ esa antigua amiga por la que lleg¨® a cometer algo tan horrible, esa Pauline con la que quiz¨¢ se cruce alg¨²n d¨ªa por azar, como quien pisa una bomba en el campo minado que es su vida. Y tambi¨¦n me pregunto qu¨¦ sentir¨¢n los familiares de la mujer asesinada al leer las novelas de cr¨ªmenes que ha escrito la asesina. Pura vida candente, dolorosa y dura.
En fin, sin duda es mucho mejor escribir e imaginar que llegar a la irreparable brutalidad del acto. Y, para celebrar la destreza narrativa femenina con las historias truculentas, voy a hablar de dos autoras que han publicado recientemente dos novelas negras estupendas. Ya se sabe que la novela policiaca se basa en la trama y propone una especie de rompecabezas que a m¨ª por lo general no me interesa nada, mientras que en la llamada novela negra lo importante no es el misterio detectivesco, sino el retrato social. No es de extra?ar que la narrativa moderna est¨¦ tan impregnada de los recursos del thriller, porque permite describir y criticar las zonas en sombra de nuestro mundo. Tengo la sensaci¨®n de que la novela negra es como la picaresca del siglo XXI. Sobre todo en aquellas obras que se permiten el uso del humor m¨¢s corrosivo.
Y, en efecto, hay un refrescante sentido del humor, como se advierte ya desde el mismo t¨ªtulo, en Naturaleza casi muerta, de Carme Riera, autora, entre otras obras, de En el ¨²ltimo azul, aquella hermosa y conmovedora historia sobre los jud¨ªos mallorquines que gan¨® el Premio Nacional de Literatura. Carme, que en la vida real da clases en la Aut¨®noma de Barcelona, ha imaginado una serie de cr¨ªmenes que suceden en esa universidad, lo que le permite hacer un tronchante y agudo retrato del mundo acad¨¦mico. Y, as¨ª, nos enteramos, por ejemplo, de que la decana Dolors Adrover no s¨®lo soliloquia a menudo con su marido fallecido, sino que, adem¨¢s, en las ocasiones solemnes lo hace en lat¨ªn, porque el esposo, antiguo profesor suyo, se le declar¨® en esa lengua ¡°a principios de los ochenta, en las postrimer¨ªas de su carrera universitaria y de su pr¨®stata¡± (como era mucho mayor que ella, la dej¨® viuda pronto). O de que el catedr¨¢tico Bellpuig ¡°era una de esas personas fuerte con los d¨¦biles y d¨¦bil con los fuertes¡±. Pero por las p¨¢ginas de este libro no s¨®lo desfilan los profesores: tambi¨¦n aparecen, por ejemplo, atinados retratos de los polic¨ªas auton¨®micos o de los estudiantes. Con ligereza y admirable maestr¨ªa, Carme Riera va atrapando personajes memorables como quien atrapa escarabajos para clavarlos con alfileres dentro de una caja. Todo fluye, todo funciona en esta peque?a, elegante, sabia novela, que termina ofreciendo una estupenda colecci¨®n de bichos.
Tambi¨¦n hay mucho humor, quiz¨¢ en ocasiones algo m¨¢s feroz, en Betib¨², la ¨²ltima novela de la argentina Claudia Pi?eiro, que ya ha frecuentado el g¨¦nero negro en obras anteriores, como Las viudas de los jueves o Tuya. Como Riera, Pi?eiro muestra una extraordinaria maestr¨ªa narrativa, esa sedosa capacidad para pasar del punto de vista de un personaje al de otro, llevando siempre atrapado al lector de la nariz sin que se resienta de la deriva. Y luego est¨¢ la formidable habilidad de Claudia para retratar las desigualdades sociales. De hecho, el primer cap¨ªtulo de este libro, que narra una sencilla escena matutina en la entrada de una urbanizaci¨®n de lujo (c¨®mo se agolpan ante el control de seguridad los empleados del servicio, c¨®mo una asistenta es rechazada) es un texto magistral que radiograf¨ªa espeluznantemente el abuso de poder, la injusticia social, la aceptada humillaci¨®n de los humildes. Es tan bueno el arranque de Betib¨², en fin, tan deslumbrante, que, al leerlo, te asaltan las dudas de que la novela consiga mantener ese nivel y no se hunda. Y, ?saben qu¨¦? Pues que Claudia Pi?eiro logra mantener la pluma, la gracia, la profundidad disfrazada de nader¨ªa, la atenci¨®n del lector hasta el final. Tanto veneno bajo tanta tersura. Toda una proeza. Un placer poder leer a estas sutiles e inteligentes damas negras.
Naturaleza casi muerta. Carme Riera. Alfaguara. Madrid, 2012. 250 p¨¢ginas, 18,50 euros (electr¨®nico: 9,99). Betib¨². Claudia Pi?eiro. Alfaguara. Madrid, 2012. 354 p¨¢ginas, 18,50 euros.
Babelia
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