¡®Frasier¡¯ contra ¡®Juego de tronos¡¯
En el combate de hoy el psiquiatra c¨¢ustico con programa de radio (y maravillosa familia disfuncional) se enfrenta a toda una cohorte de ej¨¦rcitos y clanes traicioneros en pos del trono del hierro
ACTUALIZACI?N: Juego de Tronos gana a Frasier en un combate muy ajustado con el 59,26% de los votos.
Frasier
Por ?lvaro P. Ruiz de Elvira
Casi en el mismo momento en que se apagaron las luces y se recogieron los taburetes por ¨²ltima vez de Cheers naci¨® Frasier (1993-2004). Apenas unos meses separaron el final de la primera con el inicio de la segunda. Incluso se utiliz¨® el mismo estudio de Los ?ngeles. Una de las series estadounidenses m¨¢s grandes de la historia dio paso, a trav¨¦s de uno de sus personajes (Frasier sali¨® en 206 de 273 cap¨ªtulos), a la mejor comedia para adultos de la televisi¨®n americana.
Tras finalizar su matrimonio, el doctor en psiquiatr¨ªa Frasier Crane (Kelsey Grammer, no dejen de escucharle en versi¨®n original), un asiduo de la barra del bar Cheers de Boston, vuelve a su ciudad natal, Seattle, donde trabajar¨¢ en un programa de radio de consultas. All¨ª retomar¨¢ el contacto con su hermano Niles, tambi¨¦n psiquiatra, y su padre, un polic¨ªa al que tendr¨¢ que cuidar tras ser herido en un atraco y retirarse.
Frasier trata de alejarse todo lo posible de su predecesora: Transcurre en la otra punta del pa¨ªs, muestra el aspecto familiar de los personajes frente a la vida de compadreo y evasi¨®n del bar. Todo desde un punto de vista de dos esnobs pijos (los hermanos) muy lejanos a la cercan¨ªa de los personajes que poblaban el bar de Boston.
Niles y Frasier Crane son la mejor pareja c¨®mica posible. Ambos son psiquiatras, tienen personalidades neur¨®ticas y un gusto por el elitismo cultural y social que no terminan de alcanzar y que acaba siempre por enfrentarles. Como contrapeso est¨¢n: Martin, el padre expolic¨ªa, una persona directa, simple (en el mejor t¨¦rmino), dura, que ve las cosas venir; Daphne, una fisioterapeuta con un acento imposible de Manchester que ser¨¢ el objetivo amoroso de Niles (?Qu¨¦ de grandes momentos, miradas y suspiros deja este hilo argumental a lo largo de las primeras temporadas?); Roz, la productora del programa de radio de Frasier; Y Eddie, el perro de Martin, que tiene una habilidad especial para molestar al protagonista principal con largas y fr¨ªas miradas fijas.
Los brillantes personajes y di¨¢logos son las esencia de esta serie que ha sabido entremezclar como ninguna en la trama inmensos detalles de lo mejor de los clowns, tanto en gestos como en acci¨®n (hay m¨ªticas escenas como en la que Niles acaba quemando el sof¨¢ de Frasier o el duelo de esgrima entre el hermano del protagonista y el instructor alem¨¢n). Frasier aguant¨® once temporadas, las mismas que Cheers, y consigui¨® 37 Emmys.
Juego de tronos
Por Jos¨¦ Marcos
La casta pol¨ªtica baja a la arena como pocas veces se ha visto en Juego de Tronos, la versi¨®n con dragones y sacerdotisas del fuego de El ala oeste de la Casa Blanca pero sin los eufemismos detr¨¢s de los que se esconden los dirigentes actuales. El secreto del follet¨ªn ideado por George R. R. Martin radica precisamente ah¨ª, en su habilidad ¨Cy crudeza- para recordarnos que quienes nos dirigen tampoco escapan a la condici¨®n humana. Lobos huargos y espectros del otro lado del Muro son la guinda de un pastel que engancha porque, al contrario de lo que venden los gabinetes de los l¨ªderes que presuntamente nos gobiernan, disecciona a unos pol¨ªticos que sudan, aman, odian, dudan¡ Y ante todo conspiran las 24 horas, motivados m¨¢s veces por la entrepierna que por la cordura.
Juego de tronos desbarata la forma tradicional de narrar en televisi¨®n carg¨¢ndose a supuestos protagonistas tras di¨¢logos inolvidables: O ganas o mueres. As¨ª de sencillo, as¨ª de extremo. En Espa?a, como mucho, los diputados y senadores que pierden el puesto dejan de viajar a costa del contribuyente en business. Si la clase pol¨ªtica nacional es m¨¢s cuestionada que nunca por la calle, en los Siete Reinos y m¨¢s all¨¢ de los mares sucede lo contrario, precisamente porque los gobernantes son como son, con sus contradicciones a la vista del respetable. Y no lo esconden. Quiz¨¢s el mejor ejemplo sea Tyrion Lannister, despreciado por su condici¨®n de enano y putero y al final m¨¢s listo que nadie para escarmiento de unos hermanos mayores que se quieren demasiado. Por no hablar de John Nieve, un bastardo de madre desconocida que busca su redenci¨®n en el exilio del Muro con los cuervos de la Guardia de la Noche.
En tiempos de incertidumbre, los antih¨¦roes son el nuevo arquetipo que representa los gustos y tendencias de una sociedad que tras a?os de fiesta est¨¢ m¨¢s que nunca pendientes del fr¨ªo. En eso consiste Juego de tronos, que a sangre y sexo nos recuerda lo r¨¢pido que se acerca el Invierno. Los espa?oles lo llamamos prima de riesgo.
Babelia
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